El maestro Juan Carlos Serrato, autor del libro, ha estudiado Wushu en varias Universidades de China, realizando Cursos de Entrenadores en diferentes especialidades desde 1987. Maestro Nacional y Cinturón Negro 4º Dan (por la R.F. Española de Judo), ostenta además otras titulaciones y cargos de Organizaciones Nacionales e Internacionales, con las que ha colaborado en pro de la difusión del Wushu y el Taijiquan. Se hizo cargo del Equipo Nacional de Wushu de España (desde 1990 a 1996), para revisar sus técnicas y entrenamientos, consiguiendo muchos logros con sus deportistas a nivel nacional e internacional.
El maestro Serrato lleva estudiando las artes marciales de Wudang desde 1994 con el Abad Zhong Yun Long, de la 14ª generación de la escuela de Zhang San Feng, recibiendo de primera mano los conocimientos sobre el Wushu de Wudang y sus teorías de práctica y ejecución.
Éste libro es una cuidada investigación de sus muchos años de estudio, difusión y desarrollo de dichas artes.
Presentación del libro:
La larga historia de la evolución y desarrollo del Taoísmo en sus muchas facetas, ritos y devociones a través de milenios está fuera del alcance de cualquier libro. Bastará con decir que todas las personas que se han acercado a este sistema de pensamiento se han visto profundamente transformadas.
El presente libro intenta ofrecer una visión clara de la vida de algunas de estas personas, y de cómo el Taoísmo se ha ido desarrollando como forma cultural, gracias a su filosofía de vida y la manera en que puede aplicarse en la vida cotidiana.
Dentro del Taoísmo, el Taijiquan (boxeo del Polo Supremo) es una forma de mantener la salud, ya que esta disciplina es llevada por los taoístas un paso más allá del mero deporte, del simple ejercicio, puesto que les proporciona una buena calidad de vida y salud, que es indispensable cuando deciden aislarse del mundo penetrando en las montañas.
Llegado este momento, una de las máximas preocupaciones es el mantenerse en buena salud, siendo de vital importancia la práctica de ejercicios como el Taijiquan, el Qigong (ejercicios de movilización de energía interior) y otras disciplinas como la meditación; técnicas que cubrían perfectamente este aspecto de su salud corporal al mantenerse aislados en la montaña.
La montaña de Wudang tiene miles de objetos, entre pinturas, esculturas, caligrafías, piezas de tejido, objetos rituales y libros antiguos que han sobrevivido a la destrucción de distintos emperadores, caciques o bandidos de la zona. Muchos de ellos provienen de tesoros o reliquias particulares que fueron salvados de ser quemados o destruidos y otros, significativamente, fueron adquiridos por instituciones de la República Popular de China para su conservación, con el objeto de ser estudiados y legados al pueblo.
Debido al inhóspito acceso de la montaña, además a causa de las supersticiones del pueblo, dado el entorno de la misma, envuelta en misterio con abundantes brumas y nieblas que bajan hasta la ladera, esta montaña fue considerada mágica.
Sus legendarios personajes, los monjes de Wudang, fueron tomados por magos elevados y de gran inteligencia, que ya desde la antigüedad contaron con la protección de sus aldeanos, por conservar sus tesoros y tradiciones, ya sean artísticas, esotéricas o marciales (para el cultivo del cuerpo).
Sin embargo muchos de estos antiguos tesoros, entre ellos el propio Neijia quan (boxeo de la familia interna, o boxeo de la tradición secreta), todavía se podrá encontrar en algunas de las grandes montañas de China y una de ellas es Wudang Shan, uno de los lugares sagrados del Taoísmo en el que se ha conservado esta faceta de la cultura tradicional.
Si te gustan las artes del Taoísmo y sus artes marciales (y aquí hay muchas), visitar esta montaña seria la mejor elección para que salga a relucir tu resplandor artístico, empapándote de su entorno y sabiduría. Sólo adentrándote en su interior y participando con sus gentes, lo comprenderás.