Corazones de madera es una novela llena de aventuras con emocionantes pasajes y vívidas descripciones.
Cuando Rudea despertó en el bosque de ese remoto planeta, nunca hubiese imaginado que sería el responsable de despertar lo que sus habitantes albergaban desde hacía eones. Donde las razas más antiguas dominaban el planeta antes de que la nave llegara, los árboles hablan, donde habitan extraños seres de madera, y un humano juega a ser Dios, un niño hará lo imposible por intentar que la raza humana no se extinga.
Un amor más allá entre las fronteras de lo real y lo imposible.
Unas marionetas que toman vida a través de la voluntad de un hombre.
Un niño que intentará cortar los hilos, mientras lucha por salvar su vida.
Cuando las creaciones sean libres, el titiritero dejará de jugar a ser Dios, para así poder conseguir cumplir con su verdadera misión… si aún la recuerda.
Tandaia es una joven editorial con voluntad de cambio, de dar la alternativa a autores que no la encuentran en otro lugar, con nuevas y refrescantes ideas como es el crowdfunding.
De este modo eres tú, ahora que te estás planteando cómo colaborar, el que decide si la obra que te presentamos verá la luz pasando a formar parte de nuestro catálogo... porque consideramos al lector parte fundamental del proceso.
Hoy te presentamos a Alberto Mitjá.
Nacido en Barcelona, escritor novel, y lector compulsivo que, desde temprana edad, ha devorado comics y libros de cualquier género, en especial, ciencia ficción y fantasía. Se ha formado en Laboratorio de Escritura, con profesores como Claudia Apablaza y Fernando Clemot.
En 2014, publicó un pequeño relato en el recopilatorio de MadTerrorFest2013, Saborea la locura, titulado: Gemidos. Actualmente, aporta su experiencia deportiva y de cohesión de
grupo, en un humilde club de futbol base de Barcelona.
Nadie mejor que el propio autor para indicarnos "por qué leer su libro":
He intentado que el lector pueda recrear con facilidad los sucesos que van apareciendo en cada página. Hay escenas impactantes, que el lector podrá ver con claridad, fotografías claras, unas de ellas que pasarán por su mente a toda velocidad, y otras que las verás en cámara lenta. Cada una de ellas harán que el libro se convierta en una película, y en lugar de leer, parecerá que estás viendo. Es una obra rápida de leer. Cada párrafo, va directo al grano, sin tapujos ni detalles que al lector poco le importan; solo los justos y necesarios.
En Corazones de madera se habla de la libertad, de cualquier ser, sea humano o animal, u otra cosa. La vida es de cada uno, porque ni venimos con manual de instrucciones, ni con un contrato que nos obligue a hacer algo que no deseamos. Porque todos tenemos un poder, el poder de decidir.
He intentado que sea un libro entretenido, fácil de leer, que le deje al lector, en cada capítulo, un buen sabor de boca, y todo lo demás, ya lo descubrirá él cuando lo termine.
Y por aquí una muestra del texto:
Busto sobrevoló las escaleras, y cayó hacia Rudea. El niño se quedó quieto, y el cuerpo de la marioneta impactó contra el suyo. Ambos golpearon con fuerza el suelo de piedra del castillo y rodaron unos metros. Busto, con las piernas sobre el cuerpo de Rudea, le hacía presión sobre el pecho, para que el niño no se pudiera levantar.
Rudea se dejaba hacer sin reaccionar. Ahora Busto sujetó con sus dos finas manos de madera el cuello de Rudea.
—¡Defiéndete humano, o pronto dejaras de respirar! —le gritó Busto acercándole la cara.
Ahora Rudea le propinó un fuerte puñetazo en la cara, haciendo que su rival saliese despedido. Busto cayó aturdido a varios metros de Rudea. Se apoyó sobre su rodilla derecha mientras Rudea se levantaba y dirigía hacia la marioneta con aire sombrío. Busto se tocó la cara, y vio cómo su dedo se impregnaba de un líquido espeso de color azul.
—¿Esto es lo único que sabes hacer, Busto? —le dijo desafiante Rudea, mientras se le acercaba.
Busto sonrió con esa sonrisa maliciosa que lo caracterizaba y, con sigilo, cogió un fino cuchillo de metal que llevaba guardado detrás del pantalón.
Con un rápido movimiento, Busto se abalanzó hacia Rudea, y le hincó el fino cuchillo en el estómago.
Rudea no se lo esperaba, y reculó hacia atrás, con el cuchillo hincado en su estómago.
—Como siempre, confiado, y sin espíritu de lucha.
Rudea se sacó lentamente el cuchillo; apenas le había atravesado la piel.
El iluso de Busto creía que se podía comparar la fuerza de una delgada marioneta como era él, con el de Rudea. A pesar de ser de la misma estatura, Rudea estaba en pleno proceso del cambio hormonal, y su musculatura se había acentuado lo suficiente como para doblar su peso con el de la marioneta.
La expresión de Busto, al ver que Rudea se quitaba el cuchillo sin que este hubiera surtido el efecto que él hubiera deseado, cambió radicalmente.
Rudea partió el fino cuchillo con suma facilidad, y se dirigió hacia Busto.
—Tu reinado ha acabado, Busto —decía Rudea mientras se acercaba a Busto, quien reculó hacia atrás, y cayó de espaldas sobre los escalones.
Sabemos que son tiempos difíciles, también nosotros los sufrimos, y es posible que no te encuentres en disposición de apoyarnos con tu mecenazgo en estos momentos... pero esperamos que si esto te ha llegado al alma, incluso si tal vez conoces en persona al autor, trates de difundir esta campaña (facebook, twitter, blogger, boca-oreja... ) para que alcancemos nuestra meta y Alberto Mitjá vea publicada su obra.
Gracias por vuestro tiempo.