Desde que acabé la carrera de arquitectura mi pasión siempre se ha encontrado en utilizar mi conocimiento y formación para intentar colaborar con los que no tuvieron esa suerte. Cuando comencé a trabajar descubrí que la realidad estaba muy lejos de aquello que yo había esperado. Fue entonces decidí que tenía que utilizar mis energías para hacer las cosas en las que yo realmente creía. Trabajé durante un tiempo para ahorrar lo suficiente para poder viajar y mantenerme durante un tiempo en Latino América...y aquí me encuentro finalmente, en Brasil. 

Me fuí a vivir a una de las favelas de Rio de Janeiro, la integración fue rápida y muy satisfactoria. Allí comencé a colaborar con los moradores en múltiples tareas: consejos de construcción, breves clases de idiomas, pequeñas reformas, colaboración en las asambleas para tratar problemas, participación en la organización de eventos sociales... Así tuve la oportunidad de conocer a fondo una realidad totalmente escondida para el resto de las personas, incluidas aquellas que viven en las zonas menos desfavorecidas del mismo Rio de Janeiro. Poco a poco fue madurando la idea de realizar un trabajo comunitario junto a todas las personas de las que estaba aprendido tanto.

El proyecto consistía en transladar un registro fiel de la realidad que se está viviendo en el lugar y soportarlo en acciones de caracter social y divulgativas.  Éstos son momentos de grandes eventos (la pasada Copa del Mundo y los próximos Juegos Olímpicos), así como de supuestos cambios (o no tan cambios) en la sociedad, es el momento propicio para empezar a ver desde los propios ojos de las personas que se encuentran viviendo en estas comunidades, y que son verdaderamente las que están sintiendo el mayor cambio en sus formas vidas; eliminando de esta manera los preconceptos impuestos que aún perduran.

Todo son recientes y veloces transformaciones en los cambios de la cultura carioca: la pacificación, los recuerdos grabados a fuego de los moradores más experientes, la lucha por el agua en las viviendas, las graves repercusiones de los Juegos Olímpicos, la conversión de las favelas en piezas exóticas y de atracción turistica...la gentrificación, la economía sumergida, los bajos salarios en contraposición con la incesante subida de los precios, el aumento de "gringos" que se instalan en la comunidad y sus consecuencias para la inflacción...

Para este fin estaba utilizando gran cantidad de material gráfico, testimonial y visual. Pero por desgracia, en el transcurso de mi proyecto, me fue robada una importante herramienta de trabajo: mi cámara fotográfica. Fue un episodio rápido y que aún no logro comprender bien, pero dos niños de menos de 15 años, amenazando con una botella quebrada, me pidieron todo lo que tenía. Al inicio me asusté bastante e intenté dialogar con ellos, pero la situación se puso muy peligrosa y recordé los consejos que me habían dado: no te resistas, ellos tienen más miedo que tú y no dudaran en atacar. Les dí todo lo que llevaba. Ese día sentí varios sentimientos contrapuestos: por un lado miedo e impotencia y por otro una sensación de querer comprender que es lo que había llevado a esos dos niños a actuar de esa manera; cómo serían sus vidas, cómo habrían sido.

Esto no hizo más que potenciar mis ganas de realizar mi proyecto, quería colaborar, comprender e integrarme con esas personas. Actualmente el proyecto se encuentra en punto muerto; trabajo totalmente de manera altruista y eso tiene el inconveniente que cuando tienes una pérdida de este tipo, todo tu desarrollo creativo y social queda paralizado.