“El proyecto fotográfico Dependientes empezó a gestarse, allá, por los años ochenta, cuando llegué a Bilbao por primera vez. Me sorprendía el peculiar carácter de algunos dependientes -hombres y mujeres- así como la profesionalidad que transmitían al atender al cliente. Pero sobre todo fue ese estilo tan bilbaíno el que inspiró este proyecto. El marco geográfico original para su realización abarcaba el centro de Bilbao y sus barrios más comerciales. Durante años la idea de retratar a estas personas permaneció aparcada dado que estuve trabajando en otras tareas de índole profesional. Ahora, treinta y pico años más tarde, y, llevando ya más de una década viviendo en el Casco Viejo -tiempo que me ha permitido ir conociendo muy bien a muchos de sus dependientes- retomo la idea con mayor ilusión.”
Manuel Cuadro
“Escribir algo sobre Bilbao, el comercio en particular, es una idea que nació hace ya cuatro años. Estaba metido en otro trabajo de investigación para una universidad. Revisando periódicos del siglo XIX del fondo histórico de la Biblioteca de laUniversidad de Deusto, en la última página venían anuncios de comercios de Bilbao. Mi idea consistía en presentar un estudio histórico del comercio minorista en el Casco Viejo, proyecto que dejé apartado hasta que un día lo hablé con mi amigo Manuel Cuadro. Esta vez el enfoque ha cambiado algo y se adecua más al concepto de entrevista-retrato.”
El proyecto Dependientes es un ambicioso trabajo que abarca tanto la fotografía como la vertiente literaria. No se centra en el establecimiento sino que nos interesa la persona en sí, que lleva años desempeñando su actividad detrás de un mostrador.
Para la realización de este libro hemos tomado en cuenta varios criterios que nos parecían importantes. Nuestros dependientes empezaron su vida laboral siendo jóvenes. En la actualidad llevan treinta años o más trabajando. Algunos están a punto de jubilarse o ya se han jubilado desde que empezamos el proyecto. En algunos casos hemos localizado a dependientes ya retirados. Somos conscientes de que faltan muchos. En nuestra búsqueda de “clientes” -una labor que no ha sido fácil- algunos de los que queríamos fichar no quisieron aparecer en el libro; otros cesaron su actividad entre la primera ronda de contactos y los inicios de las sesiones de trabajo. Por lo tanto, fue imposible contactar con ellos para que formaran parte del proyecto; otros, por desgracia, no están ya con nosotros. Las inundaciones del ochenta y tres se pueden considerar un punto de referencia para esta aventura.
En el cuestionario que elaboramos, les pedimos a cada uno que nos contara su recuerdo de aquel momento trágico, sin insistir tampoco demasiado. No podían faltar anécdotas, tampoco la trayectoria laboral de cada persona, y su sabia opinión sobre el Casco Viejo.
Para poder redactar los textos, entrevistamos a nuestros dependientes. Dicha entrevista quedó grabada y partiendo de esta grabación se ha elaborado un texto en el que han sido integradas frases textuales para “darle más vidilla.”
Por lo que se refiere a las sesiones fotográficas, montamos el plató en el edificio La Bolsa de la calle Pelota. Les habíamos indicado a cada uno que acudiera a la sesión con un objeto concreto que lo identificase con su oficio. Para la maquetación del libro, no hemos seguido el orden alfabético sino que hemos preferido seguir el orden en el que se presentaron a la sesión fotográfica. Después de concertarnos, nos ha parecido la mejor manera de concebir la estructura del libro.
Proponemos un merecido homenaje a entrañables y discretas personas del Casco Viejo bilbaíno. Son muy apreciadas. Son ellos los auténticos protagonistas y alma de este libro con sus cualidades humanas, su profesionalidad atendiendo a la clientela... Nos parecen tan carismáticos que sus historias merecen la pena ser contadas y divulgadas. Sólo esperamos que sea de vuestro agrado.
Eric Roche