Existe una creciente conciencia en la población sobre el daño que estamos haciendo a nuestro planeta al consumir de manera desmesurada, generando toneladas de residuos que lejos de ser reutilizados la mayoría de las veces son vertidos a nuestros mares. La realidad es que nos enfrentamos a una crisis de basuras sin precedentes.
El nivel de desechos que producimos a nivel mundial se ha acelerado en las últimas décadas, pero no estamos dando una respuesta adecuada a ese problema. Grupos especializados en análisis de riesgos revelaron que a nivel mundial se producen más de 2.100 millones de toneladas de desechos cada año, lo que podría llenar más de 800.000 piscinas olímpicas. Tan sólo un 16% ( 323 millones de toneladas) de esa basura es reciclada.
Aunado a ello, existe una grave crisis de contaminación de ríos y mares por la utilización de detergentes. La mayoría de los detergentes que existen en el mercado utilizan componentes sintéticos. Para que los jabones hagan más espuma y limpien más rápidamente, se le añaden, entre otros componentes, fosfatos y tensioactivos. Alrededor de un 30% de los detergentes acostumbran a tener colorantes y otros productos tóxicos que contaminan las aguas. Los fosfatos se utilizan para suavizar el agua y evitar que las partículas de suciedad vuelva a depositarse en la ropa. Los tensioactivos son difícilmente degradantes por la naturaleza y tienen una vida media muy larga. Todas estas sustancias estimulan el crecimiento de las algas, tanto en los ríos como en lagos y embalses, y acaban agotando el oxígeno del agua, provocando la muerte de peces y otros organismos acuáticos.
El detergente es un producto con una huella ecológica nada desdeñable. Pero no solo por su composición, pues contiene ingredientes contaminantes de las aguas o poco biodegradables y sustancias dañinas para la salud, sino por su envase.
Por lo que hemos detectado que existe un creciente interés en la población por ayudar a nuestro planeta. Cada vez más personas compran a granel y se aseguran, así, un consumo más responsable. La necesidad de reducir el consumo de plástico de un solo uso está detrás de esta decisión, pero hay más. La gente está convencida de que otro mundo -con menos plásticos y menos derroche alimentario- es posible, además de más práctico y sostenible.
No hablamos, simplemente, de ecologistas practicantes; sino de un murmullo generalizado, que la Organización de Consumidores y Usuarios sitúa en un 73% de la población. El consumo a granel lleva años haciéndose en Europa. Lo que pasa es que cada empresa está calando en más gente. Son señoras que vuelven a comprar como en su época o familias monoparentales o parejas o gente que vive sola y que compran lo que quieren y en la cantidad que quieren. De manera que hacen una compra y un consumo más responsable y económico.
Pero a través de encuestas detectamos que el mayor problema que tienen las personas al comprar a granel es la accesibilidad y los precios. Con nuestras máquinas las personas tienen acceso a la venta fuera de los horarios comerciales, a precios más bajos que los que ya existen en el mercado y con la posibilidad de comprar solamente el producto que realmente necesitan, y lo mejor, reutilizando los envases de plástico que ya tengan en casa.