Antecedentes
La importancia del primer vínculo: la “danza de la vida”
Desde el momento del nacimiento, un bebé reconoce a sus figuras de referencia: sus padres, especialmente a su madre. Ya desde un primer momento es capaz de reconocer la cara, la voz y el olor de esta. Además, se muestra deseoso de reflejar y provocar expresiones faciales en ellos. Se ha planteado que estas manifestaciones de apertura social temprana de los bebés tienen un significado interpersonal, que pueden considerarse como una invitación continua que es alimentada de forma intuitiva por las madres. Se considera a estos ciclos interpersonales como una muestra de intersubjetividad temprana.
En el día a día, la diada madre-bebé tiene que superar continuamente momentos de discrepancia. Se ha descrito a esta interacción como una danza de vida, en la que se alternan momentos compartidos con buen ajuste mutuo con otros de desajuste, de modo que la forma en la que se haga la transición desde un desajuste hasta un ajuste mutuo es tan importante como la calidad de los momentos conjuntos donde predomina la compenetración. Durante estos momentos de transición, tanto la madre como el bebé experimentan que el afecto negativo se puede transformar en un afecto positivo. Este proceso de reparación nutre su relación con sensaciones de vitalidad y ofrece un sentimiento compartido de autoeficacia. Poco a poco, la madre y el bebé aprenden a sincronizar cada vez mejor sus interacciones en ritmo y tiempo. Se ha descrito esta alegría compartida como un elemento fundamental para la creación de conexiones neuronales en los bebés que permiten el desarrollo de la intersubjetividad humana. En este enlace se describe un ejemplo de interacción compartida:
Los bebés son auténticos maestros en el reconocimiento de expresiones faciales y de modos de entonación al hablar o cantar, en integrar señales que les llegan desde diferentes sentidos (tacto, oído, vista, olfato, gusto) para crear experiencias multisensoriales con sentido emocional para ellos. El siguiente enlace muestra la riqueza de reconocimiento y expresión emocional de un bebé:
Además, el patrón de respuesta de sus padres, especialmente de la madre, ante las señales que emita el bebé condicionará el aprendizaje por parte de este de patrones de regulación emocional. Es decir, si una madre acoge cualquier estado emocional del bebé desde la escucha atenta y abierta, y la serenidad, el bebé irá encontrando su aceptación incondicional y aprenderá a integrar sus estados emocionales. Sin embargo, si encuentra en los adultos una respuesta de no escucha, o de desbordamiento emocional, no contará con un modelo sobre el que aprender a regular sus emociones de una forma que no le desborden. De ahí la importancia de que la m/paternidad sea un momento idóneo para que los adultos puedan tomar conciencia de las propias emociones, de su asociación con experiencias vividas en el pasado, sobre todo, la propia infancia, y cómo el hecho de situarse en el presente, en el aquí y ahora, y mostrar disponibilidad emocional real al bebé puede ser una oportunidad para reconocer y sanar aspectos propios aún no integrados y además, el modo ideal de romper la cadena de transmisión de una conexión afectiva inadecuada con los hijos que se ha ido transmitiendo de generación a generación. Aquí se muestran dos ejemplos de la enorme importancia de la comunicación no verbal en el desarrollo de las interacciones entre madres y bebés:
El tacto como elemento de conexión profunda
El primer sentido que se desarrolla y que sirve como elemento principal de conexión es el tacto. Cada día existen más evidencias que respaldan la importancia del tacto en el bebé como medio de contención emocional y de desarrollo de la propia conciencia corporal. Ya desde hace varias décadas, el masaje infantil ha sido una herramienta que, heredada de algunas tradiciones culturales, ha sido estandarizada para poder ser transmitida a todos los padres y que de este modo se genere y refuerce el vínculo con sus hijos. La International Association for Infant Massage (IAIM, http://www.iaim.net/) es la asociación internacional que potencia esta herramienta y en España, a través de la Asociación Española de Masaje Infantil (AEMI, http://www.masajeinfantil.org/), se ofrecen cursos para educadores que sigan difundiendo esta práctica.
La música como recurso para la expresión y la conexión emocional
La música es una forma humana de expresión cuya posibilidad de producción y de procesamiento aparece en etapas muy tempranas de la vida. La psicóloga canadiense Sandra Trehub defiende la capacidad innata que tiene el ser humano para procesar la música. Los niños prefieren el canto al habla. Antes del primer año de edad, el niño muestra habilidades musicales que ya son casi similares a las de los adultos. Manifiesta sensibilidad a las escalas musicales y a la regularidad del tiempo. Los lactantes están capacitados para asimilar la estructura tonal de cualquier cultura musical. El hecho de que estas destrezas en la percepción aparezcan de forma temprana, sin función evidente del lenguaje, indica la existencia de una predisposición musical.
Fue Edwin Gordon el pedagogo norteamericano que investigó por primera vez de forma científica el desarrollo de las habilidades musicales en el ser humano, y se centró especialmente en la etapa temprana de 0 a 3 años, generando teorías y recursos que actualmente permiten a los educadores y musicoterapeutas generar espacios donde se comparten actividades musicales conjuntas entre padres y bebés que favorecen el desarrollo musical de estos además de reforzar el vínculo. Unido a todo ello, se reconoce actualmente la importancia de la formación musical sobre el desarrollo cognitivo global y, específicamente, del lenguaje en el niño.
Además, la expresión musical (mediante el canto, el movimiento, la percusión, etc.) permite la regulación emocional que, en el caso de madres que se encuentran en situaciones que dificultan la generación del vínculo con su hijo, constituye un recurso fundamental para mejorar su capacidad de afrontamiento ante los sucesos de la vida diaria, entre los que se encuentra la crianza. Recientemente, se publicó un estudio realizado en Bélgica con madres que padecían depresión postparto, y las actividades de música y movimiento realizadas junto con sus bebés facilitaron el desarrollo de la interacción entre ambos, lo que repercutirá, con toda probabilidad, en una mejoría progresiva de su estado de ánimo y del desarrollo emocional del bebé.
Por todo lo expuesto, considero que facilitar espacios donde las madres puedan conectar de forma serena, auténtica, sin juicios y desde el corazón con sus bebés, de forma creativa e intuitiva, puede ser una estrategia que contribuya al desarrollo de un vínculo más sano y profundo que dé lugar a personas que gestionen mejor sus emociones, se muestren más empáticas, menos agresivas, con mayor paz interior, y todo ello contribuya a un mundo mejor.
Objetivos del proyecto "Te siento, me siento"
El proyecto “Te siento, me siento” plantea un programa de cinco sesiones orientadas al refuerzo del vínculo madre-bebé, en las que participaría una madre (con posibilidad de incluir también a su pareja), su bebé (de 0 a 6 meses) y el facilitador. A diferencia de los abordajes grupales que habitualmente se plantean, se ha preferido individualizar la atención para generar un entorno más íntimo en el que la toma de conciencia esté facilitada y se potencie la interacción madre-bebé reduciendo interferencias en el entorno.
Los objetivos del proyecto son los siguientes:
Desarrollo del proyecto
Difusión y captación de participantes
El proyecto se llevará a cabo en la ciudad de Madrid. Para su difusión, se emplearán diversas estrategias:
Si bien otros profesionales pueden actuar como canales de comunicación para la presentación del proyecto, cada madre interesada será quien contacte de forma individual con el facilitador para obtener mayor información y decidir si desea participar.
Puede acceder al programa cualquier madre que haya tenido a su bebé en los últimos 6 meses. El programa de sesiones será gratuito, aunque se dejará abierta la posibilidad de que realicen alguna aportación voluntaria si así lo consideran, como medio de prolongar la supervivencia del proyecto y extenderlo a más madres.
El objetivo es atender un mínimo de 70 madres durante un periodo de 6-8 meses.
Lugar de realización y equipamiento
Para realizar las charlas divulgativas y los talleres para mujeres embarazadas se alquilaría puntualmente una sala en Madrid reuniera las condiciones idóneas para dichas actividades.
Para el desarrollo de las sesiones, se ofrece la posibilidad de llevarlas a cabo en el domicilio de cada madre, o bien en la sala donde el facilitador realiza habitualmente sus labores de acompañamiento con otros usuarios. Se cuenta con el equipamiento necesario para las dinámicas musicales (pequeña percusión, pañuelos de colores, guitarra, violín, shruti-box, ordenador portátil), además de aquel más adecuado para los masajes (esterillas, mantas, empapadores, toallitas húmedas, etc).
Estructura de las sesiones
El programa consta de 5 sesiones con periodicidad semanal, con una duración entre 60 y 90 minutos, en las que se seguirá esta estructura:
Para las actividades, el facilitador empleará un muñeco para realizar las indicaciones de las dinámicas musicales y del masaje. En este caso, este muñeco ya tiene identidad propia al haberme acompañado en otras experiencias con madres, y se llama Han.
El objetivo es que, al finalizar las cinco semanas de programa, cada madre haya podido tener "un espacio en el mundo" para parar, observarse a sí misma a través de lo que refleja su bebé, y que sienta que algo mágico ha ocurrido entre los dos. El vínculo creado de esta forma tan vivencial, tan vivida en el "aquí y ahora", favorece un mejor desarrollo emocional posteriormente y una mayor autoestima el resto de la vida.
Recogida de datos
Durante el desarrollo de las sesiones, se realizarán anotaciones acerca de la interacción entre cada diada madre-bebé, de modo que puedan emplearse en la sección de reflexión, y que permitan hacer un seguimiento sobre la evolución de la relación maternofilial a lo largo del programa.
Evaluación final
Al finalizar el programa, se ofrecerá a cada madre una encuesta para que evalúe aspectos de organización del taller, y haga un ejercicio reflexivo sobre lo que ha supuesto su participación en el mismo, tanto a nivel de autoconocimiento como de su relación con el bebé.
Con los datos finales se redactará un informe que será hecho público con el consentimiento de las participantes, manteniendo la confidencialidad, y se divulgará con el fin de conseguir nuevos apoyos para prolongar la supervivencia del programa.
Bibliografía