Cosas que debéis saber antes de continuar.
-Mi manuscrito está terminado, a falta de lo que se pide en la pestaña de necesidades.
-Una vez hayamos alcanzado el objetivo de financiación, recibiréis todos el ebook como mínimo un día antes de la publicación del libro. Para los que optéis por el libro físico, lo recibiréis con uno o dos días de decalaje después de recibir el ebook.
-¿Y cuándo se recibirá el ebook? Un mes o mes y medio después de alcanzar la financiación. Dependiendo de lo que tarde la editorial en: estilo y ortotipográfica, Maquetación,Trámites Legales,Impresión del Libro. Para que mi obra pueda venderse en la Red o en cualquier librería, debe contar con varios trámites fundamentales: ISBN editorial, código de barras, depósito legal y todo lo necesario para que en el momento de publicar mi libro, esté perfectamente protegido.
-¿Cómo saber el volumen de ventas? Muy sencillo junto con vuestro ebook, os enviaré un enlace a un canal de youtube, donde periódicamente os mantendré informados de todo lo que acontezca al libro.
Además, en agradecimiento a vuestra confianza, al alcanzar la cifra de ventas de 10.000 ejemplares, todos los mecenas entrareis en un sorteo de 300 eur. Dicho sorteo lo realizaré a través de la página: https://www.sortea2.com/sorteos#simple_resultados es muy simple, se introducen los nombres de todos los participantes, el número de premios (en este caso 1) y se pulsa sortear.
Para que no haya ninguna duda, grabare un video donde me veréis introducir vuestros nombres o pseudónimos y pulsare a sortear.
Cualquier duda o comentario, por favor no dudéis en hacérmelo saber. No me queda más que agradeceros vuestra confianza, y mandaros un cordial saludo.
Angel Machado
16.300 palabras nuevas (distintas), 159.000 palabras en total. Cerca de 400 páginas.
Una historia ficticia, desarrollada en dos escenarios reales separados en el tiempo. Comienzo a relatar la trama el 31 de octubre de 1999 y termino a finales del 1969.
Acompaña a Emma y a sus amigas, en una emocionante historia desarrollada en los últimos compases, antes de alcanzar el albor del nuevo milenio. Un hecho “fortuito” hará que Emma, abandone su acomodada vida en Estados Unidos para viajar a Europa. Una trepidante e intrincada aventura, donde deberá poner a prueba toda su destreza e ingenio, para lograr descubrir un oscuro secreto que, la llevará a comprender que la vida no es cuestión de partida, es cuestión de llegada…Nuestra protagonista tiene una enfermedad denominada como rara (las eternas olvidadas) Síndrome de SAPHO: Enfermedad auto inmune que produce dolores músculo y esqueléticos.
Lejos de ser una novela lacrimógena, nuestra protagonista supera las dificultades de su enfermedad a ultranza de las dificultades.
Un manuscrito que pone de manifiesto las carencias y asignaturas pendientes de la humanidad: homosexualidad, religión, armas, machismo, el ejército, la trata de seres humanos… Todo ello en un thriller trepidante, entretenido y honesto, que no te dejará indiferente. Aquí os dejo el principio de mi novela.
En la decadente, aunque lujosa estancia, dos figuras escuchaban cómo el sonido de las primeras gotas de lluvia golpeaba la enorme cristalera, atreviéndose a romper el silencio incómodo, casi sepulcral, de la enorme estancia.
El hombre más joven, de aspecto enigmático, se hacía llamar a sí mismo maestro. Se hallaba sentado en un sillón individual estilo reina Ana de cuero rojo cereza. Guardaba silencio intentando evadir y alargar de un modo inexplicable la tediosa reunión.
Miraba a través de aquel cristal, aprovechando las privilegiadas vistas, disfrutando de una inmejorable panorámica del vasto y aciago horizonte, observando cómo las camicaces y pequeñas gotitas se iban acumulando como el rocío de la mañana en el lado exterior del duro y frágil cristal.
Intentaba obviar en vano el hecho ineludible que allí los congregaba. Situado a su espalda, de pie, otro hombre algo mayor tenía claros signos de impaciencia en su rostro.
Desde su posición atrasada a duras penas lograba ver a su maestro, que seguía escudriñando lo que sucedía fuera de aquella antigua fortaleza, ignorando por completo la presencia del cada vez más impaciente subordinado, que lo observaba con absoluta incredulidad.
Paolo veía los caóticos rizos de su larguísima melena negra azabache, que caían desordenados por las encorvadas orejas del viejo respaldo del sillón. Con más claridad distinguía su mano derecha, en la cual sostenía un humilde cáliz de madera que movía sin cesar en torno a su eje vertical.
En su dedo índice resaltaba sobremanera un enorme sello de oro con incrustaciones de varios tipos de piedras preciosas. Desvió la mirada observando cómo las nubes iban ganando poco a poco terreno al cielo, tiñéndolo a su paso de oscuridad aquel día que pronto tocaría a su fin.
Mientras Paolo seguía esperando impaciente a que su interlocutor se dirigiera a él decidió centrar su atención en una antiquísima mesa de roble rojo tallada a mano, situada a la derecha a escasos centímetros de su excéntrico maestro.
Sobre ella se encontraba un periódico italiano de renombre. Su portada anunciaba un titular en grandes letras: los peligros y consecuencias que podría tener el efecto dos mil.
Le interesaba la noticia, pero no pudo leer más que la entradilla, debido a que, a modo de pisapapeles, una botella de vino casi vacía del siglo diecinueve tapaba el resto de la crónica.
La siguiente noticia destacada hacía referencia a la noche de brujas, aunque no necesitaba presentación para Paolo, ya que los comercios llevaban una semana con su publicidad agresiva. A todo ello se sumaban los críos que desde bien temprano esa mañana se habían encargado de recordar al mundo el día que era con sus disfraces paganos y su impertinente truco o trato importado desde los países anglosajones. «¡Una blasfemia!», pensó.
Se iluminó la habitación antes de escuchar un fortísimo estruendo, que dio pie a la ansiada conversación.
—Es de extrema importancia que lo encontremos —dijo la anacrónica figura del maestro, sin dejar de mirar a través de aquel enorme ventanal la tormenta que seguía azotando la vieja cristalera con más virulencia.
Una voz respetuosa de acento italiano afloró desde una garganta atragantada. «Pero Señor —dudó un instante antes de atreverse a continuar con su réplica—, lleva perdida más de tres lustros. Todos nuestros esfuerzos por encontrarla han sido en vano».
La figura del maestro permanecía con la mirada perpetua en el horizonte cada vez más aciago. Sentado en aquella reliquia, sin gesticular palabra, hizo un leve gesto con la mano señalando hacia su derecha lo que parecía ser un pequeño sobre, encima de una vieja cómoda Luis VXI.
Paolo de inmediato se acercó, logrando distinguir a pesar de la escasa luz casi mortecina el lacrado del sello inconfundible de la familia, de quien un día consideró su maestro, amigo y mentor. Consistía en varios uróboros entrelazados entre sí.
El maestro volvió a dirigirse a Paolo, que desde su nueva posición conseguía ver su inconfundible perfil.
—Investiga si es cierto… No queda mucho tiempo —susurró con una voz afligida, llena de tintes trágicos, fijando esta vez su mirada por encima de la figura de Paolo, en una puerta cerrada que daba a otra habitación.
—¡No escatimes en medios para lograr nuestro objetivo!—se pudo sentir el fervor de su voz—. Ahí está todo lo que necesitas saber para su localización. No regreses sin lo que necesitamos. —Fue seco y tajante, antes de regresar a su posición original.
Al escucharlo Paolo pudo sentir cómo una gota de sudor frío resbalaba sin control por su arrugada frente
—No se preocupe, sabe que no le fallaré. Le mantendré informado.
—¡Ah! Por cierto, Paolo…
El maestro giró su torso para mirarle, a la vez que él no pudo evitar un leve suspiro. Tragó saliva antes de lograr posar sus ojos en la mirada inquietante, fría como el acero, de su interlocutor.
—¿Si? —logró preguntar con dificultad.
Su maestro, con cierto aire de culpabilidad, empezó a hablar.
—Me alegra que hayas retomado el hábito y vuelvas a sentirte cerca de Dios. Echaba de menos verte con sotana.
El padre Paolo, contrariado por lo que parecieron unas sinceras palabras de su maestro, asintió con la cabeza, al mismo tiempo que otro relámpago iluminó la estancia, haciendo resaltar aún más si cabía la mirada que tanto le abrumaba.
El maestro lanzó otro leve gesto con la cabeza a modo de despedida. Dándose por aludido, dio media vuelta con un movimiento armonioso y comenzó a dirigirse hacia una enorme puerta de dos hojas, deseando poner fin al pequeño comité.
Seguidamente abrió el viejo roble con brío, dejándolo atrás con un sonido seco, que el eco se encargó de recordar.
Sentado, muy pensativo, sorbió del viejo cáliz de madera, mientras escuchaba cómo los pasos del que un día consideró su pupilo y amigo se perdían en el enorme, majestuoso y obsoleto recinto.
Entre tanto el cura, alejándose cada vez más con paso firme por los interminables pasillos de aquel edificio, no paraba de pensar en cómo había pasado de ser el arquetipo de hombre justo y honesto a la más absoluta antítesis. Un perro faldero y rastrero, arraigado a una promesa hecha en el pasado que debía mantener.
Una pregunta a la que no encontraba respuesta firme le rondaba la cabeza, haciéndole rozar el límite de la cordura. Pero si admitía la existencia de Dios quizás debía plantearse si…
Agarró una pequeña cruz de madera que tenía en su bolsillo, pensando en que quizás… Se santiguó antes de dilucidar. ¿Y si había hecho un pacto con el mismísimo Lucifer?
—¡No! —se dijo a sí mismo—. ¡Sé fuerte! —se repetía.
En esa ocasión sería del todo diferente, actuaría según su fe cristiana. Aludiría a aquel juramento hecho a la sombra de un crucifijo.
¡No! Esta vez estaba seguro de sí mismo, de su fe. Sería inquebrantable.
Capítulo 1. Halloween.
Emma se encontraba bastante..