Mi prometido me pidió matrimonio mientras haciámos sandwiches. Cogió el precinto del pan de molde y a mis espaldas lo entrelazo y le dio forma de anillo, se dio la vuelta, me pidió la mano y me pidió que me casara con él mientras colocaba el precinto en mi dedo. Es la pedida de mano más improvisada, original y maravillosa que he visto en mi vida.
Empezamos a hablar de casarnos porque nuestros queridos abuelos están enfermos y últimamente han empeorado mucho, su abuela tiene una colostomía y le fallan los riñones, lleva meses entrando y saliendo del hospital, el pronóstico no es bueno y mi abuelo sufre encefalitis, se le va la cabeza, hay dias que no ve, otros que no oye, otros que está totalmente ausente y otros que está lúcido, estos son casi los peores porque entonces es muy consciente de estar atrapado en el cuerpo de un viejo enfermo y se deprime. Esperamos que operen a mi abuelo y mejore, y esperamos que a su abuela no tengan que ponerla en diálisis, pero puede que él no mejore y que ella tenga que acabar sus días enganchada a una máquina y el tiempo corre demasiado rapido, así que, vista la situación, nos entró prisa.
Me pidió matrimonio y empezamos a tirar el proyecto adelante, teníamos mucha ayuda y estábamos muy contentos, cuando recibimos el primer golpe: una gran amiga nuestra, la fotógrafa que pretendía regalarnos las fotos para nuestra boda, fallece. El golpe es terrible y llega a barajarse la posibilidad de renunciar a las fotos de boda, pero poco a poco conseguimos superarlo y con mucho dolor, empezamos a buscar fotógrafos para nuestra boda. Los presupuestos son exorbitantes, muy fuera de nuestras posibilidades, pero no nos rendimos y encontramos a un par de fotógrafos noveles que nos ofrecen buenas fotos a buenos precios, tenemos que renunciar a cierta calidad y evidentemente al toque mágico que tenía nuestra amiga, pero al menos tendremos fotos; primer golpe relativamente superado. El segundo golpe viene con el vestido de novia. Los que me gustan están tan fuera de mis posibilidades que después de más de 25 vestidos probados me rindo y decido no ir a más tiendas, no quiero ver nada ni probarme nada. Aquí mi madre interviene y me deja el suyo, me lo pruebo y es precioso, no se parece en nada a lo que yo andaba buscando, pero es el vestido de mi madre y sólo por eso ya es maravilloso. Otro sacrificio, otro bache superado. Pero aun quedaba un tercero por llegar.
Vivimos en un país con una política social y económica tan nefasta que está estrangulando a la gente y matando sus sueños, empobreciendo a la población hasta limites inimaginables para la epoca en la que estamos y todo lo que se ha luchado en el pasado. La gente es pobre, el dinero no corre y en nuestros trabajos las cosas van mal, a mi prometido empieza a bajarle la faena drásticamente y en mi trabajo pasamos demasiado tiempo de brazos cruzados con lo cual, el día 30 de noviembre me anuncian que, dada la precaria situación en la que nos encontramos, a partir del día 1 de diciembre me reducen la jornada y el sueldo a casi la mitad para poder seguir teniendo el local abierto. Llego a casa entre lágrimas de desesperación, no podemos casarnos, a penas podemos pagar el alquiler en esta nueva situación. Hablo con mi familia que son mi apoyo y mis mejores amigos, y mi hermano me dice que no me rinda, me habla del Crowdfunding y me refiere un par de páginas web. Aquí empiezo a redactar esta propuesta y a intentar mantener la llamita de la ilusión, que a estas alturas ya es lo único que nos queda.
Sé que la gente, las buenas personas, no pueden ayudarnos a mejorar nuestra situación, mi prometido debe buscar más clientes y yo debo buscar otro trabajo, pero mi hermano me dijo "no pueden buscarte trabajo, pero sí pueden ayudarte a cumplir tu sueño, porque todos merecemos esa alegría y esa esperanza incluso cuando todo sale mal". Así que aquí estamos, poniendo toda nuestra fuerza y nuestro empeño para salir adelante y con la esperanza de que personas que también tienen sueños nos ayuden a cumplir el nuestro a pesar de los impedimentos que nos pone la vida.