El objetivo es recaudar fondos para pagarle a comunidades desplazadas por la violencia por el cultivo y cuidado de tantas hectáreas de bambú como sea posible de tal forma que tengan un sustento para vivir dignamente y puedan retornar al campo donde pertenecen, teniendo en cuenta que cada hectárea de bambú captura 40 toneladas de CO2 al año.