Para realizar esta fotoguía estoy recorriendo España y Portugal en mi furgoneta, visitando personalmente cada ecoaldea, tomando fotografías y recopilando información, no solamente de las comunidades más importantes y consolidadas como Lakabe o Ibort, sino también de todos los nuevos proyectos que están surgiendo -bajo los parámetros del uso de energías renovables, la bioconstrucción y la permacultura- en aldeas y pueblos abandonados de la península.
Con el fin de ahorrar combustible y gastos estoy encadenando viajes sin retornar al domicilio, con una dedicación al proyecto a tiempo completo y pasando las noches al raso o en mi vehículo que tengo equipado con una cama.
Además del tiempo y dedicación que lleva fotografíar y recopilar la información de cada ecoaldea de forma personal y los gastos que supone emprender un viaje por carreteras secundarias y pistas forestales de toda la península, lo cierto es que para hacer esta fotoguía necesito cubrir al menos una parte de los gastos de edición, porque lamentablemente son mucho mayores cuando se trata de libros fotográficos. Teniendo en cuenta todos los gastos del proyecto, horas de trabajo, combustible, mantenimiento del vehículo, edición, etc, he calculado que la parte financiada o de ayuda que estoy pidiendo no alcanza ni el 33% o tercera parte de los gastos totales, de modo que si consigo un poco más ayuda sería estupendo. De hecho, me encantaría recibir la ayuda necesaria para poder realizar una guía de formato grande, con un mínimo de 100 páginas, con ilustraciones a todo color y papel de calidad para que todos los que vamos a hacer realidad la guía la podamos disfrutar como un trabajo bien hecho. En cualquier caso, tenéis mi absoluto compromiso de llevar a cabo el proyecto con total rigor y profesionalidad desde el primer minuto, independientemente del apoyo final recibido.
Se trata además de una gran experiencia personal y creo firmemente en la necesidad del proyecto, no solamente porque las ecoaldeas son un ejemplo de desarrollo sostenible y ecológico, sino también por sus beneficios colaterales, como dar solución o alternativa a personas y familias que han pedido su trabajo en las ciudades, o para repoblar y salvar de la ruína y el abandono a muchos de nuestros maravillosos pueblos y aldeas.