Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Aurora y su séquito de sacerdotes prosiguen su viaje rumbo al sur. Su misión es hallar al Tesoro y al Elegido, la clave para combatir la Profecía, un temible cataclismo que amenaza con destruir Dúnalmar y a todos quienes lo habitan. No obstante, el camino hasta la salvación está lleno de peligros. Empezando por el gobernador de Saeryg, el mezquino Lorent Trastz que ordena la captura de la sacerdotisa. Llevado por la avaricia, su intención es apropiarse del Tesoro que se esconde en algún recóndito lugar de las Nieves del Sur, en el interior de un arcaico templo olvidado cuya entrada lleva sellada desde tiempos ancestrales.
Lloyd no recuerda cuál es su papel en toda esta historia… pero pronto lo hará.
Hija de un padre andaluz y una madre canaria, Evelyn M. Afonso nació en la isla de Tenerife el 30 de noviembre de 1983. Se define como una “multitasking” de profesión (ilustradora, diseñadora de interiores, aparejadora, escritora de vocación y friki de pura cepa), una persona de mente inquieta cuya pasión por crear historias y personajes surgió desde niña, motivada por los libros, cómics y películas que pululaban por las estanterías de su casa. Su primera novela publicada es Rumbo al sur, el comienzo de una saga de fantasía épica, que es su género predilecto. También ha escrito varios fanfics y posee un blog de escritura creativa bajo el pseudónimo de Evessar, su nombre artístico en el mundo de la ilustración. La risa, el amor y la aventura son los ingredientes principales de su obra. La vida con sentido del humor se vive mejor; después de todo, sonreír es gratis (no como el aire embotellado en Druidia).
«En esta segunda parte de El Tesoro y el Elegido, el lector vibrará con la acción que se desencadena cuando el viaje de Aurora es abruptamente interrumpido por la Guardia de Palacio. Combates a vida o muerte, criaturas monstruosas, conspiraciones, lealtad y cariño, son algunos de los ingredientes que forman parte de este cóctel que te robará la respiración de principio a fin. Descubre, junto con Lloyd, de qué manera su destino se entrelaza con el de Aurora en las calles de Saeryg Capital. Adelante. Te invito a acompañar a los protagonistas en su búsqueda del Antiguo Sendero».
«El sonido de las robustas puertas al trancarse se expandió como un trueno por el aire. La entrada a la ciudad quedó totalmente bloqueada. Más allá de la muralla se extendía un páramo de rocas y de arena carente de las tonalidades verdes de cualquier bosque norteño, allende el mar. La quietud del atardecer se adueñó de Saeryg Capital sirviendo de muda bienvenida a Lloyd y su mula.
—Casi no llegas, ¿eh, muchacho? —le dijeron entre risas un par de guardias asomados desde dentro de su garita.
Lloyd los saludó con una leve inclinación y se dio prisa, tirando con impaciencia de su montura hasta adentrarse en la ciudad por la primera calle con la que se topó. Jadeando por culpa de la rápida carrera que acababa de dar para que no lo dejaran en el exterior, tropezó con otro viandante que también había llegado como él, a duras penas, a traspasar el umbral de la ciudad.
—Perdona, chico —resolló el hombre, de unos treinta años.
Era alto y parecía refinado, quizás fuera algún importante comerciante o trabajara para alguno. Vestía exquisitos ropajes de seda de color azul pálido y un turbante que le cubría el largo y lacio cabello negro. Sonrió, y sus dientes surgieron de entre su espesa barba.
—Veo que eres nuevo en la ciudad. Yo me llamo Tóref.
Avanzó su mano hacia Lloyd con gesto amable y el joven se la estrechó con cortesía.
—Yo soy Lloyd.
—Encantado.
Caminaron por la calle empedrada uno junto al otro. Tóref se enderezó el turbante y observó a los empleados del gobernador encargados de encender las antorchas que iluminaban la urbe durante las noches. Algunos hacheros estaban tan altos que ni siquiera un gigante podía alcanzarlos, de modo que aquellos hombres se subían a unos zancos de madera alargados y delgados, y caminaban por las nubes. Así podían llegar a cualquier antorcha.
Tenían una habilidad increíble. Lloyd se preguntó, maravillado, cómo podrían andar tan tranquilamente sobre esos armatostes. No debía de ser nada fácil, aunque lo pareciera.
—Dime —comentó Tóref amistosamente—, no eres de la capital, ¿verdad? En realidad, yo tampoco lo soy; ni siquiera soy nativo de esta región, aunque llevo viviendo en Saeryg desde los catorce años. Vine de Dámabis con mi maestro para promocionar el comercio de la cerámica. Somos los vendedores más importantes de la zona central de Gybsazc, y también abastecemos la costa, Ferzahar y hasta la propia Dámabis, donde aún conservamos algunos buenos contactos. ¿Te interesa la cerámica, amigo?
—Yo… —titubeó Lloyd—, no, gracias. Lo que ando buscando son dromedarios y semillas de cunoca.
—¡Ah, entiendo! Eres granjero.
—Sí.
—Seguro que encuentras lo que quieras. Como dice el dicho: «Excepto el mar, de todo en Saeryg podrás hallar».
—Eso espero —sonrió el muchacho.
—Podría darte los nombres de los mejores mercaderes de dromedarios; y también de algunos herbolarios donde se puede conseguir cunoca. Desde luego, la cunoca es una gran inversión. No existe cereal más resistente al desierto en toda Dúnalmar.
—Sí, por supuesto, te estaría muy agradecido si me ayudaras, eres muy amable.
—¡Desde luego, amigo! Pero lo primero es lo primero: ¿tienes dónde hospedarte?
Lloyd negó parándose en seco.
—¡Tranquilo, no importa! Conozco un buen sitio donde podrás descansar. Es limpio, pacífico y no demasiado caro. Seguro que te gusta. Vamos para allá, ¿te parece?
—De acuerdo. Es perfecto, gracias.
—De nada, amigo. ¡Venga! Puede que nos crucemos con mi viejo maestro. Él suele ir por las tardes a esta posada para charlar con los demás ancianos del barrio.
Tóref se echó a reír.
—Allí comeremos y hablaremos de negocios.
—Muy bien, claro. ¿Cómo se llama la posada?
—El Pez Volador».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Evelyn M. Afonso os lo agradeceremos.