Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 40 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Shira ha despertado, y su esencia con ella. Va a tener que aprender a vivir con su intensidad al completo con la ayuda de Christian. Aunque sobreviva al fuego, no las tiene todas consigo para vencer al despiadado elemento que está intentando absorber toda su energía. ¿Podrá con Electro o terminará ardiendo en el intento? ¿Será ese misterioso hombre que la acompaña alguien importante de su pasado? No recuerda cómo, pero está segura de que no es la primera vez que sus esencias se cruzan. Fuego y hielo parecen destinados a repelerse, pero ¿será cierto que los opuestos se atraen? Shira no puede estar más confundida, pero el tiempo apremia y no espera por nadie.
Mi nombre es Claudia Alvira, nací en un pueblecito de apenas cien habitantes llamado Alfántega, en los pirineos oscenses en abril de 1994. Gracias a haber nacido en un pueblo tan pequeño siempre estuve rodeada de naturaleza, mi pasión, y de mis mejores amigos. Siempre tuve claro que quería trabajar ayudando animales. Me fui a estudiar un curso sobre cuidados de fauna salvaje a Barcelona dónde viví con mis tíos por cuatro años, en los cuales me saqué el título de enfermera veterinaria y estuve trabajando en lo que encontraba.
Estuve viajando por Europa cuidando caballos, un voluntariado en Rumanía, en un pueblo abandonado en Transilvania. En establos en Suiza e Irlanda. También en Bélgica cuidando caballos de terapia para adolescentes provenientes de entornos problemáticos, donde aprendí sobre el movimiento equilibrado en equinos.
Más adelante viajé a Thailandia por unos meses a lo mochilero donde empecé en un centro de elefantes en Chiang Rian y terminé en Bangkok en un centro de rescate de perros.
Actualmente trabajo en Gibraltar, en «Alameda Conservation Wildlife Park», donde cuido animales rescatados del tráfico ilegal.
«Incandescente parte II es la historia de la superación de Shira, una joven que debe enfrentarse a sus propios demonios para encontrar algo parecido a la felicidad en una vida que dista mucho de ser perfecta. La vida le señala el camino, pero no lo suaviza: cada paso requiere esfuerzo, coraje y decisiones difíciles.
No hay atajos, ni promesas de finales felices. Solo una certeza: no volverá a vivir sin sentir.
No es fácil.
No es bonito.
Es visceral.
Pero es real.»
«La rabia comenzó a fluir por mis venas, algo en mí estalló, un "clic", algo. La lluvia caía con furia, una furia que había despertado en mí. El ambiente se tornó borroso, salté por la barandilla y aterricé de cuclillas en el suelo, corrí hacia Niki desesperada sin saber muy bien qué estaba haciendo. El cuerpo entero me dolería al día siguiente.
Llegué antes de que Heire bajara el palo, me puse delante de Niki protegiendo su magullado cuerpo, pude ver como Heire se hinchaba de emoción y placer al verme interceptar su duro golpe, su sonrisa se amplió, incluso creí ver como se impulsaba con más fuerza. Arremetió contra mí, esperé el dolor con los ojos cerrados, un dolor que no llegó. La barra se consumió antes de rozarme, convirtiéndose en ceniza. Heire observaba sus manos vacías confundida. Yo me levanté del lado de una conmocionada Niki. Mi esencia burbujeaba, dejé que tomara el control absoluto de mi cuerpo, era una sensación tan placentera y relajante…
— ¿Quieres luchar? Vamos. — En mi rostro se dibujó una amarga sonrisa que la hizo retroceder. Mis ojos comenzaron a chispear buscando el fuego. Levanté la mano derecha —. ¿Qué tal a la de tres? Una — erguí el dedo índice señalizando el uno, una llamarada de fuego lo envolvía —, dos, — volví a hacer la misma operación, ahora dos llamas de fuego ocupaban mi mano; Heire, horrorizada, no sabía dónde ir —, y tres. — Una bola de fuego se formó en mi mano, mi sonrisa se amplió, pero cuando me disponía a lanzarla contra mi objetivo, un grito me descentró.
— ¡Shira no! — La voz de Christian se me clavó en los tímpanos paralizándome. Llegó hasta mí como una exhalación y se interpuso entre Heire y yo —. No lo hagas. — Se acercó más a mí.
Mi sonrisa se había desvanecido, pero la llamarada seguía latiente. Elevó su mano y tocó la mía, la ira desapareció dejando un frescor añorado. La llamarada se convirtió en un carámbano de hielo que se rompió en mil pedazos al colisionar contra el suelo. Mi entorno comenzó a dar vueltas.
«¿Qué estoy haciendo?». «¿Qué me ha pasado?». Mis manos comenzaron a temblar y mis ojos se llenaron de lágrimas.
— Vámonos. — La suave y aterciopelada voz de Christian me devolvió a un terrible presente. — No puedo. — Mi susurro era apenas audible por el temblor.
— Shira, tenemos que subir…
— No, Christian, de verdad que no puedo. — Él pareció entender mi situación, así que me cogió por la cadera, dejando que apoyara todo mi peso en él y me llevó hasta las escaleras, seguidamente me cogió en brazos y comenzó a ascender. No me atrevía a mirar por el hueco de su cuello, no quería ver a nadie, la vergüenza me atenazaba, al igual que el miedo al rechazo. Me encogí y me acurruqué en mi seguridad, junto al pecho de Christian.»
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Claudia Alvira os lo agradeceremos.