Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 40 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Lara ha decidido viajar a Japón antes de comenzar sus estudios de Asia Oriental en Madrid. Es su primer viaje en solitario, sin sus padres, arqueológos de profesión, de los que ha aprendido el interés por la cultura y la historia de paises tan alejados como México o Perú que ya tuvo la oportunidad de visitar junto a ellos. Pero su pequeña ha crecido y ha comenzado a tomar sus propias decisiones, y lo que nunca imaginaron es que éstas la llevaran tan lejos. En Japón contará con la ayuda del profesor Watanabe y su sobrina Yuko, descubrirá una cultura fascinante, participará en la búsqueda de lo que para unos solo es un mito y para otros, incluída ella misma, es todo un símbolo de la historia japonesa, la reina Himiko, y descubrirá lo que se siente al enamorarse por primera vez, lo que significa ese hilo rojo del destino del que hablan las culturas asiáticas.
Noni F. Villaseñor. Diplomada en Derecho (UAM), Licenciada en Geografía e Historia (Esp. Antropología Americana) por la UCM. Trabajé dos años para Sevilla Service S.A., como redactora de contenidos y documentalista, en la Expo’92. Durante doce años trabajé en la BNE, primero como responsable de Donativo, posteriormente en el Kardex de Revistas. Mi último trabajo como bibliotecaria fue en 2019 en la Biblioteca de la Fundación Juan March. Como articulista he colaborado en revistas especializadas como Historia y vida, Misterios de la Arqueología y del pasado, o Revista de Arqueología. En la actualidad colaboro con Clij revista de literatura infantil y juvenil, la revista digital Babar y la web de literatura Babelio. La bruja (Malas Artes 2022) fue mi primera novela publicada.
«Si te gusta la cultura japonesa y además eres un entusiasta de la arqueología no puedes dejar de leer esta historia pues ambas son esenciales para entenderla. Porque Lara, que así se llama la protagonista, además de ser una jovencita realmente peculiar (no tiene redes sociales y considera el móvil un auténtico incordio), es una friki de las dos: le apasiona Japón y quiere dedicarse profesionalmente a la arqueología como ya lo hicieron antes sus padres. Ambientada en Nara, la ciudad que fue primera capital de Japón, en esta novela no solo hay piedras antiguas, mitos y santuarios, también hay espacio para tratar el acoso escolar (ijime en japonés), la adaptación cultural a otro país, el duelo por la muerte de un ser querido o el primer amor.»
«Y dicho esto me levanté y me marché a la calle, con los ojos llenos de lágrimas. Con lágrimas también se quedó mi madre, mientras mi padre le acariciaba la cabeza y besaba su frente. No estaba acostumbrada a ver la parte negativa de mi madre, la creía una guerrera, una luchadora, una “tocapelotas” en plan guay que se atrevía con todo, y con todos. La Raquel que había despertado a raíz del embarazo no era mi madre, una especie de Alien se la había merendado, y eso me producía un enorme desasosiego y una enorme tristeza.
Imagino que ver como tu hija deja de ser una niña, se convierte en una persona con voz propia que puede cuestionar tus decisiones, y tu vida entera, debe ser un palo. Pero por arte de magia, a partir de ese momento las cosas cambiaron, mucho. Parece mentira que fuera yo el detonante de un cambio en mi madre, pero así fue. Aunque las disputas no acabaran en ese momento el caso es que mi madre se relajó mucho, delegó muchas cosas en mi padre, también en mí, y fue recobrando esa personalidad arrolladora que había cautivado a todo el mundo y que yo tanto admiraba. Volvió a retomar sus clases poco a poco compaginando su faceta de madre amantísima con su carrera profesional, y todos fuimos respirando cada vez un poquito más.
Supongo que a veces los seres humanos necesitamos que alguien nos ponga los pies en el suelo, aunque ese alguien sea tu hija de quince años. No siempre los adolescentes metemos la pata, aunque es verdad que no siempre tenemos la oportunidad de demostrar que somos valiosos. Yo, en esa ocasión, lo aproveché bastante bien.
Cuando las cosas se fueron calmando y el ambiente en casa se convirtió en respirable, mis padres comenzaron a entusiasmarse con la idea de que su hija viajara a un país que ellos no conocían y que tanto admiraban. Se pusieron en contacto con el profesor Takemitsu Watanabe, al que habían conocido en México años atrás, con el que mantuvieron una estrecha relación vía correo electrónico, con el que habían coincidido en algún simposio más a lo largo de los años, pero del que no sabían nada, es cierto, desde que dejó la disciplina para dedicarse de lleno a la arqueología de su país.
Aún así, sabían que seguía publicando y en más de una ocasión tuvieron la ocasión de felicitarle por sus artículos, seguía ligado, de alguna forma, a la arqueología americana, no lo podía evitar. Así pues, decidieron ponerse en contacto con él, y le contaron el caso, mi caso.
El amable señor se mostró entusiasmado con el hecho de que una estudiante española quisiera conocer de primera mano la arqueología de su país, pero se extrañó que no hubiese optado por seguir los pasos de mis padres en la aventura maya, aún así se mostró dispuesto a acogerme en su casa, arreglar todo para que entrase en el país como estudiante invitada, además de hacerme un hueco en el equipo de su excavación en Makimuku.»
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Noni F. Villaseñor os lo agradeceremos.