Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Los viajes que a menudo realizamos suelen ser de recreo, aventura, compromiso, o despedida. Algunos se pueden postergar para momentos más idóneos. Otros resultan ser inaplazables empujándote a ellos las circunstancias de la vida. En cada uno de ellos se entremezclan nuevas experiencias con las ya vividas que, a veces, nos alientan y relajan, pero otras muchas nos atormentan y esclavizan deseando esclarecer los hechos que puedan proporcionarnos paz y una existencia más tranquila y segura. La protagonista viaja en busca de un futuro mejor, abandonando su país por un matrimonio de conveniencia amañado por su amiga, hacia un nuevo mundo del que todos le hablaban de prosperidad y en el que también encontró mucho dolor. Abanderando siempre la verdad, su capacidad de sacrificio y entrega le llevarán a descubrir y disfrutar el futuro anhelado.
Florentina Vela Prieto (Palencia, 1958). Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Valladolid. Desarrolla su profesión de médico en una Mutua de Accidentes de Trabajo (Ibermutua), compatibilizándola con la docencia en el Centro de Formación Profesional López Vicuña. Ha publicado diversas novelas: Conversaciones en el Ocaso (2003), La cima del olvido (2005), Caricias en el alma (2010), La cueva de las niñas (2011), Miradas dormidas (2014), y Los hijos del gitano (2018). Aficionada a las artes escénicas dirige un grupo de teatro rural para el que escribe las obras cómicas que representa. La chica del baúl (2008). Por su gran inquietud y compromiso con los problemas sociales, ha donado los beneficios de todas sus novelas, convencida de que, si todos colaborásemos un poco más, este planeta, llamado tierra, podría ser un paraíso.
«Te gustará viajar con la protagonista y compartir su pasado, sus incertidumbres, sus miedos, sus desencantos y sus sueños. Sobre todo, su incansable lucha en un mundo que habla de progreso, pero que sigue estigmatizando y marginando a las personas por su color, cultura, religión o ideología. Un viaje inaplazable hacia un matrimonio amañado por su mejor amiga que sentirá remordimientos al no ver cumplido su deseo de hacerla feliz. Queriendo ofrecerle un mundo mejor, le metió en un callejón sin salida. Ninguneada por su familia de origen, donde solo fue un burro de carga para el sustento diario, supo afrontar ese futuro incierto con valentía, abanderando siempre la verdad y el amor por los demás. Su capacidad de sacrificio y entrega le concederían el mejor y más anhelado sueño de amar y ser amada».
«Fue la miseria en la que vivió de niña la que le terminó robando la prudencia, empujándole a hacer lo que hizo. Quería salvarse y salvar a los suyos y, para eso, tenía que bailar con el diablo el vals del amor en las mismísimas profundidades del infierno. Así se lo había vaticinado la curandera a la que todos acudían para remediar sus males. Una mujer, más vieja que Matusalén, llena de experiencia y sabiduría, que, con retahílas, pócimas y lociones, lograba aplacar los males del espíritu y alguno que otro del cuerpo, pero no muchos; solo aquellos que surgían en el laberinto inextricable de la mente y que, al no detenerlos a tiempo, se convertían en enfermedades incurables para los médicos, con abigarradas manifestaciones clínicas tanto físicas como psicológicas. Como si los años no pasasen por ella, pues todos la conocían de generación en generación, aunque cronológicamente vieja, siempre aparecía lozana y fresca ante sus clientes y en las pocas reuniones a las que acudía que tendrían que ser muy importantes para hacerla abandonar su domicilio. Por ello, todos pensaban que en el interior de aquella oscura mansión ocultaba un gran tesoro o un incontable secreto. Creían que, tal vez, poseía el elixir de la eterna juventud, aunque a nadie se lo había revelado. Nunca se le conoció novio ni marido. Las malas lenguas decían que había hecho un pacto con Satanás y que algunas noches aparecía en las ventanas, iluminadas con extrañas e iridiscentes luces, adoptando diversas apariencias de aspecto espeluznante. Fuera cierto o no, aquellos comentarios la protegieron de vándalos y maleantes. La convicción o la curiosidad hacían que sus técnicas tuvieran buena acogida entre las personas más ignorantes o entre aquellas que no encontraban otro remedio a sus males. Muchas veces, como menciona el refrán: “La falsa apariencia engaña a la mejor ciencia”. Las palabras de la vieja reverberaban en su cerebro con insistencia. ¿Qué le habría querido expresar con aquello de ?bailar con el diablo en las mismísimas profundidades del infierno?? No entendía muy bien su significado que, más que infundirle calma, le había llenado de temor. Al notarla cabizbaja y apesadumbrada, la experta hechicera había tratado de explicarle que el camino que iba a comenzar en su vida iba a ser tortuoso y siniestro, pero que debería adentrarse en él sin miedos ni prejuicios. El diablo la estaría esperando en cada esquina y tendría que aceptar su amistad o morir».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Florentina Vela Prieto os lo agradeceremos.