Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Estoy deshabitada y en ruinas, pero no soy la típica casa encantada que escupe las historias de los muertos. Ocupo el último piso de este insólito inmueble. Tengo una visión excepcional de la existencia que me rodea. Comparto rellano con una pensión. Bajo mi suelo residen una toxicómana; un adolescente descarriado; un sanatorio de muñecas antiguas; una mujer de pelo azul que destila perfumes; una anciana viuda que busca a su gato; un cocinero que sueña con ser director de cine; un almacén de pinturas y dos cavernas simétricas separadas por un muro. Este edificio en el que habito es un lugar extraño en el que todos los acontecimientos y personajes van fundiéndose unos sobre otros hasta conformar una única imagen. Un punto de luz capaz de contener todas las emociones que caben en esta ciudad.
Escritora nacida en Albacete en 1980. Fue una niña con vocación de narradora que se convirtió en profesora de Geografía e Historia de ESO y Bachillerato para seguir contando historias. Durante esos 14 años trabajando en la enseñanza dedicaba gran parte de su tiempo libre a la escritura de relatos cortos, poesía, guiones teatrales y de cortometrajes. Tiene dos novelas publicadas: Misa de Ocho, edición facsímil (2022) y Piensa en tu epitafio (2015). Ha sido galardonada en varios certámenes literarios. En 2020 aparcó la docencia para embarcarse en artefactos literarios. Actualmente continúa su formación como actriz de doblaje, y sigue leyendo y escribiendo incesante desde su estudio en un pueblo de Madrid. Las palabras son las notas que hacen sonar el pentagrama de su vida.
«Una ventana en el tejado de una buhardilla situada en el centro de Madrid me ofrecía una perspectiva inmejorable del bullicio de la ciudad. A otro lado de la calle languidecía una vivienda deshabitada que amenazaba con la ruina. Una tarde de domingo se encendieron las luces al otro lado y me cayó encima el peso de la literatura en forma de escombros. Comprendí que las casas necesitan a sus habitantes para contar sus historias. Y viceversa. El crujido de las vigas me fue dictando la memoria colectiva de un edificio en el que cabríamos cualquiera. Tosemos polvo es una melodía inventada que tarareamos sin darnos cuenta. ¿Y lo qué imaginamos es real? Pues claro, qué va a ser si no».
«Las tejas, a pesar de sus quejas y reclamaciones, continuaban en un estado deplorable. Caminaba aturdida, sosteniendo la cola del vestido para no tropezarse. Intentó recordar cuando fue la última vez que cruzó el umbral de su puerta mientras subía las escaleras despacio, como un espectro en la noche. Afianzando sus pasos, sujeta a la barandilla con las dos manos. Acarició la pared que era rugosa al tacto, casi tanto como su propia piel. No lograba encontrar el interruptor de la luz y esto dificultaba aún más el trayecto. Después de hacer varias paradas para tomar aliento, levantó la cabeza. Estaba a punto de llegar a la cumbre. Quedaba el tramo más complicado. Abrir el tragaluz y tirar con fuerza de esas escaleras metálicas con aspecto de ser poco consistentes. Imaginando que allá arriba la esperaba Pascual. El cielo estaba plomizo y comenzó a descargar una lluvia delicada que humedecía el rostro de Agustina. Su cuerpo encorvado brotó como una flor lánguida entre las tejas. Y comenzó a aullar con los brazos en cruz. Con el vestido empapado adherido al cuerpo como una segunda piel. Al que llamaba era a Pascual.
Lo siento Agustina, pero Pascual no va a venir. Y Bogart, es probable que tampoco. Ahora no eres capaz de recordarlo —como tantas otras cosas importantes—, pero Bogart está en casa. Hoy no ha podido salir, vieja demente. Su cuerpo sedoso descansa en el cubo de basura que tienes bajo el fregadero. Le has retorcido el cuello sin esfuerzo aparente y luego te has sentado en la mecedora para no perderte el final de la telenovela».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Virginia Mas os lo agradeceremos.