Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Penélope, una joven de diecinueve años, se aleja de su familia sin dar ninguna explicación. Años después, Marta, su hermana pequeña, recibe una llamada de la Guardia Civil comunicándole que Penélope está ingresada en un hospital de Lanzarote tras recibir una paliza. Marta parte hacia la isla de los volcanes, desgranando recuerdos de esa hermana a quién tanto quiere y a la que en realidad no conoce en absoluto. Ese verano varias personas coinciden en la isla: Una escritora de éxito que presenta su última novela; un abogado lanzaroteño, lector empedernido y admirador de la escritora; una empresaria a punto de jubilarse, que ha tenido poca suerte con los hombres; y un sofisticado matrimonio en crisis. Todos se verán involucrados de una forma u otra en la vida de la inquietante Penélope.
Leo Rodrigo es asturiana. Estudió Derecho en la Universidad de León y es abogada del ICA Oviedo. Combina la práctica jurídica con la escritura y, en esta última faceta, ha escrito relatos de distintos géneros, quedando finalista en varios certámenes. Recientemente ha ganado el primer premio del XXIV Concurso de Cuentos Berta Piñán con el cuento «El ciervo». Otro de sus cuentos «Cuerno de ciervo», en este caso de terror, fue publicado en una antología del género. Como lectora y como escritora le interesan las historias que equilibran trama y desarrollo psicológico de personajes. Su profesión inspiró el argumento de su primera novela, Los trazos invisibles, una historia de suspense sobre el asesinato de una niña. Playa quemada es su segunda novela.
«Playa quemada sitúa la acción en Lanzarote y no por casualidad. La isla de los volcanes, descrita en la novela como negra y estéril, de belleza extraña, huérfana de cualquier adorno, afecta profundamente a los personajes que por ella transitan durante el verano de 2011.
Las mujeres y los hombres de Playa quemada son seres de carne y hueso que, tras una apariencia de normalidad, de vidas acomodadas, esconden frustraciones, secretos, culpas y traumas, pasiones cercanas a la locura, y rencor, mucho rencor. Todos ellos, de una forma u otra, buscan un cambio en sus vidas y algunos consiguen, muy a su pesar, lo que desean.
Playa quemada gustará a los amantes de las historias adictivas de suspense psicológico en las que los personajes no sean simples marionetas al servicio de la trama».
«Penélope es un nombre que jamás se menciona en casa, precisamente porque está siempre presente. Mi hermana se divorció de nosotros hace tiempo ¿Por qué? Nadie lo sabe y ya nadie habla de ello. Ni mamá, ni papá ni por supuesto, yo.
Al principio atribuían a su novio la culpa de todo, aunque siempre lo dudé pues Penélope llevaba tiempo comportándose de forma extraña. Sin embargo, entiendo que enfocaran su ira en un elemento externo, en alguien ajeno a la familia, en vez de pensar que era ella y solo ella la que decidió cortar por lo sano. Eso les hubiera destrozado más porque se habría esfumado el sentido de todas las vivencias anteriores: las excursiones en bicicleta, las discusiones tontas alrededor de la mesa, las risas y los enfados ocasionales que acompañan la rutina de tantas familias unidas.
Un día le grité a mamá que tenía que haber ocurrido algo grave para que se alejara de nosotros de esa forma, que tal vez era culpa de ellos, y a punto estuve de pensar que tenía razón cuando su rostro se tensó a medio camino entre el llanto y la furia. Entonces papá, con la tranquilidad que le caracteriza, me dijo que ya habían tenido bastante con una hija desagradecida y que debería avergonzarme. Lo hice. Me di cuenta de que también yo trataba de buscar explicaciones simples a cuestiones complejas y, con la lección aprendida, decidí mantener la boca cerrada para no causar más daño. Han sido cuatro años de silencio, de relacionarnos como si participáramos en una carrera de obstáculos, teniendo que esquivar constantemente los temas espinosos. Podríamos habernos sentado para hablar y compartir la pena que el abandono de Penélope nos causó, pero la realidad es esta: algunas familias deciden que seguir adelante consiste en cerrar los ojos y confiar en que las heridas acaben cerrándose solas.
Hoy ha ocurrido lo que llevaba tanto tiempo deseando, aunque no como esperaba, claro: he tenido noticias de Penélope».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Leo Rodrigo os lo agradeceremos.