Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 40 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Julián y Elena emprenden un viaje que los lleva inesperadamente a Dhern, un pueblo costero marcado por tragedias inexplicables y un oscuro pasado que pocos se atreven a mencionar. Allí, descubren la inquietante historia de Lorna Rhone, una joven que, hace un siglo, fue entregada como apuesta a un hombre despiadado, desatando una terrible maldición tras una traición inimaginable. Mientras el fantasma de Lorna corrompe el pueblo y los secretos del lugar comienzan a salir a la luz, Julián y Elena quedan atrapados en una lucha desesperada por escapar, enfrentando pesadillas, apariciones y un horror que acecha en cada rincón.
Fer Aguirre (Buenos Aires, 1979) es escritor y músico. Ha escrito asiduamente desde su adolescencia, destacándose el premio que recibió por su obra El Retiro, lo que le valió su primera publicación en El Lado Oscuro Del Conurbano. Inspirado desde niño por los clásicos del género de terror y suspenso, ha combinado su carrera como músico de gira con su pasión por la escritura. En su primera novela, Nunca Jamás Regreses, nos transporta a escenarios inquietantes, con personajes complejos y una atmósfera opresiva, jugando con el miedo del lector para mantenerlo expectante, sin que éste sepa si lo que sigue será aún más aterrador que lo que ha dejado atrás.
«Si te atraen las historias de terror que juegan con la mente del lector, Nunca Jamás Regreses es una novela que te atrapará desde la primera página. En ella, Julián y Elena se ven atrapados en Dhern, un pueblo con un oscuro pasado, donde una antigua maldición pone a prueba su supervivencia. La idea surgió de una antigua leyenda sobre algo horroroso que sucedió en un pueblo donde pasé parte de mi infancia. Quise explorar la conexión entre el pasado y lo sobrenatural, y cómo los secretos enterrados pueden regresar para perseguirnos. Si disfrutas de giros inesperados, personajes atrapados en sus propios destinos y una atmósfera opresiva, no podrás dejar de leer.»
«El penúltimo día de diciembre amaneció insoportablemente frío. El viento invernal azotaba los abetos desnudos que rodeaban la mansión Tenner, mientras el mar rompía contra la orilla. Sería la última vez que Lorna escucharía la voz en su cabeza y la última vez que dormiría en su cama. Su rostro estaba pálido y sombrío, apenas se distinguía detrás de los mechones de cabello sucio y enmarañado que lo cubrían. La sola idea de realizar las visiones que le revelaba el diario era más placentera que los escalofríos que le provocaba, y más intensa que la oleada de libertad que emanó de su piel cuando abrió el diario por última vez.
Sus párpados temblaron, sus ojos se volvieron blancos, la mujer ahora sentada en la cama era un reflejo fantasmal de la muchacha que había llegado a esa casa hacía menos de un año.
«El momento es ahora», dijo la voz, gutural, sobrenatural. «Di las palabras».
Lorna asintió y una sonrisa diabólica apareció en su rostro. Una rápida sucesión de palabras comenzó a salir de su boca, palabras que no eran suyas, como si ella fuera un mero recipiente para la voz.
Sonidos torcidos y sin vocales impregnaron la habitación, la cama comenzó a temblar y los ojos de Lorna se transformaron.
El aire se volvió eléctrico, sulfuroso. Destellos de imágenes brutales invadieron la mente de Lorna. Gente gritando, corriendo sin rumbo y pereciendo, todo el pueblo reducido a un calamitoso lienzo de dolor y muerte. Lorna sintió que la fuerza del mal que la dominaba se multiplicaba, y el diario, que ahora temblaba en su regazo, se hizo cada vez más pesado.
Los sonidos que escapaban de su boca se amplificaron, convirtiéndose en chillidos. Sus pupilas desaparecieron, un brillo rojo apareció en sus ojos, y la imagen de lo que tenía que hacer finalmente se reveló.
Un hecho atroz, tan inimaginable que una súbita claridad irrumpió en la locura. Era incorrecto, imperdonable. No podía hacerlo, no lo haría, sin importar las consecuencias. Lorna trató de cerrar el diario, trató de apartar la mirada, pero ya era demasiado tarde y se quedó sin fuerzas.
«Di que lo harás», dijo la voz, y Lorna sintió que su boca se abría por sí sola.
—Lo haré. —Las palabras resonaron dolorosamente en su corazón. Su mandíbula se movió sola, sus dientes superiores mordieron su labio inferior, rompiendo la piel, haciéndolo sangrar.
Una gota de sangre cayó sobre el diario y este se cerró de golpe. El pacto estaba sellado.
Un frío profundo llenó la habitación, ahora envuelta en una tristeza palpable. ¿Qué había hecho? No importaba cuánto anhelara todos esos hermosos momentos que la voz le había prometido, no podía hacer algo tan atroz. ¿O podría? ¿Era capaz? ¿No se convertiría en lo que más odiaba? Eso era algo que su padre o Tenner podían hacer, incluso Carter. ¿Pero podría ella?»
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Fer Aguirre os lo agradeceremos.