Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 40 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Los Cazados, es una novela ambientada en el mes de agosto del año 1992, en una ciudad andaluza. Una chica y dos chicos se han propuesto asaltar la oficina de los Centros Comerciales, más grandes, que se han levantado en la ciudad. Saben que ese día habrá ochenta millones de pesetas y están dispuestos a llevárselos.
El plan es perfecto y los tres están decididos a llegar hasta las últimas consecuencias con tal de cambiar de vida y escapar de esa ciudad que los tiene atrapados. Un golpe bien preparado y rápido. Pero hay algo con lo que no contaban: saltan las alarmas y el Centro Comercial se convierte en un caos. En un hervidero de gente preparando las compras para las vacaciones, vigilantes de seguridad y mucha policía. ¿Mala suerte? ¿O hay algo que esos tres chicos desconocían?
Miguel Calvo Chamorro, nació en Martos (Jaén), Ha publicado las novelas: Horror Vacui (2023), finalista del III Certamen de Novela Negra “Sed de Mal”; La chica de los libros (2024), finalista del I Certamen de Novela Negra “Taninos Asesinos”. Después de cursar estudios de Filología Hispánica en la Facultad de Letras de la Universidad de Granada y graduarse en Arte en la Escuela de Arte José Nogué de Jaén, se dedicó a la enseñanza impartiendo clases de arte. Lector apasionado, Miguel Calvo ha participado activamente en el mundo teatral, cinematográfico, musical y literario de su entorno. Ha publicado poesía en diversas revistas literarias y algunos de sus poemas fueron seleccionados y publicados en el volumen: II Premio Internacional de Poesía “Homenaje a Mario Benedetti” (2016).
«Todo lo que se puede encontrar en una novela negra: una chica que es todo cerebro, un chico dispuesto a disparar a lo primero que se mueva y el mejor conductor, un antiguo novio de la chica, una auténtica leyenda del volante, que acaba de salir bajo fianza de la cárcel y con quien la huida está garantizada. Un robo bien preparado. Mucho dinero para repartir. ¿Qué puede fallar? Sólo el destino lo sabe. También hay dos policías sin escrupulos y el calor asfixiante del verano andaluz que se irá apoderando de un día interminable, donde la traición, el amor, la violencia, la muerte, la venganza y la desesperación se adueñarán de cada uno de esos tres desdichados.
No es un thriller, ni es una historia policiaca, es sencillamente novela negra sureña».
«Si se acerca un paso más le dispararé. Si intenta abrir la puerta le dispararé. Lo haré. Tendré que hacerlo. No quiero, pero lo haré. Dispararé a la pierna, quedará paralizado, será consciente de que está herido y no podrá moverse. Después dispararé al hombro, se le caerá la pistola de la mano y no intentará nada más. Podré huir. Así debe ser. Está escrito. Cuánto desearía no tener que hacerlo, que no se abriese la puerta. ¡Por Dios!, ¡que se vaya!, ¡que no dé un paso más o tendré que disparar! Estoy herido, sangrando, confuso, perdido, y vuelve la canción, la furiosa melodía enroscándose en mis ansias de libertad, sumiéndome en la desdicha de esta cruel celda; la canción que me devuelve, a ratos, la alegría, la esperanza; la voz de Springsteen que grita ruda: Oh-oh Thunder Road, algo así como un viaje por la Carretera del Trueno, según miré en un diccionario de inglés. La misma canción que llevaba escuchando desde hace unas semanas en el discman, que me dejó el loco de la celda de al lado, y se repite igual que una obsesión, reventándome en el cuello, envuelta en sangre roja, y amarilla, de odio y violencia. Voy a estallar, quiero morir, quiero huir, perseguir. Tengo el brazo mutilado, no lo siento. El Ford Sierra se hizo añicos, los cristales explotaron y me quemaron la cara. Los dientes me duelen, se me mueven, se me caen. Necesito una autopista, un carro de seis cilindros y veinticuatro válvulas inyección. Se trata de su vida o la mía, pero si abre la puerta la va a cagar. Si al menos supiese ¿qué hago aquí?, ¿por qué tengo este revólver en la mano? y ¿quién es el culpable de lo que está ocurriendo? Si al menos supiese ¿para qué he nacido? Parece que se aleja. ¡Oh Cristo! Gracias. Llevo veinticinco años mal viviendo, jugándome la vida en las carreteras, contra la oscuridad de la noche y las curvas peligrosas. Pero es lo que más me gusta, correr a gran velocidad. Correr, no importa hacia donde. No me vais a cazar. Nací para correr».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Miguel Calvo Chamorro os lo agradeceremos.
