Adolfo Siqueiros nace en una tierra que lleva la marca de su desgracia. Huye a Barcelona, llevando un trauma que se niega a reconocer y allí se encuentra con una Barcelona que bulle ante la eclosión social y la lucha por mantener un régimen que se va a pique. Sin desearlo se verá envuelto en todos estos acontecimientos y cuando la ilusión y el amor parecen haberle llegado, un triste acontecimiento provocado por un personaje oscuro y truculento, que aspira a todo el poder de la ciudad mediante la represión, marcará su destino y la sed de venganza será su único motivo para vivir. Esta situación le llevará a enfrentarse a obstáculos y dificultades que ni siquiera había imaginado. Llevados por la acción y la intriga nos adentraremos en los diferentes ambientes, desde la parte alta donde reina la burguesía, hasta la universidad y las múltiples fábricas donde las huelgas buscando una vida mejor marcan el ritmo de la ciudad. La acción perversa de aquel ser, truncará una vez más su conato de felicidad y Adolfo se convertirá en perseguidor y perseguido y en un tiempo que se le acaba.
La venganza de Barcelona centrada en los años finales de la dictadura, pretender ahondar en las emociones y sentimientos de los personajes a través de los sucesos vividos, buscando siempre la acción y la intriga.
Pedro Cortés Barrero nació en Don Álvaro, Badajoz. Después de cursar el bachillerato en el Colegio Salesianos de Mérida, se licenció en Biología en la Universidad de Barcelona. Ha dedicado su vida a la enseñanza durante más de cuarenta años, tanto como profesor de secundaria como de la Universidad de Girona. Una vez jubilado dedica su tiempo a la pasión de escribir: novelas, relatos, libros de viajes y artículos.
Es autor de la novela El chico de la barba erizada.
«La mirada atónita de Adolfo contempla con estupor como se desmorona aquella sociedad del final de la dictadura y como esta muestra su cara más represora. Buscando al causante de su desgracia, recorrerá la universidad, la Harry Walker, la Olivetti, la SEAT y todas aquellas empresas donde la policía intenta contener la ola de agitación social.
El lector seguro que encontrará matices y misterios no desvelados y un final que sobrepasa a la venganza».
«La mañana siguiente de despedirse del trabajo, Adolfo y María Jesús quedaron en Plaza Universidad, para ir a probarse los uniformes de su nuevo trabajo. Cuando llegaron se encontraron que la Plaza Universidad, La Gran Vía, Pelayo y Ronda Universidad estaban tomadas por la policía. María Jesús tuvo un mal presentimiento y pidió a Adolfo que marcharan de allí, él le contestó con voz cálida y amorosa que no se preocupara.
Bajaban por la calle Pelayo, era un día anticiclónico y entre la contaminación y la niebla era difícil ver incluso a corta distancia, al llegar a la calle Vergara un grupo de manifestantes comenzó a increpar a la policía y esta respondió con contundencia. María Jesús, apretó su mano contra la de Adolfo y con paso apresurado se dirigieron hacia la entrada del metro. En ese mismo momento tres jóvenes seguidos de varios policías, porra en mano, corrían hacia la entrada. Adolfo y María Jesús, se pararon mirando lo que sucedía. Un policía acompañado de otro de paisano golpeó violentamente a la pareja. Adolfo se volvió a mirarlo en el momento que el de paisano empujó a María Jesús que perdió el equilibrio y antes de que Adolfo pudiera cogerla, rodó por los escalones y quedo tendida en el suelo. Adolfo profirió un grito y se abalanzó hacia ella, pero fue detenido por dos de los policías que lo pusieron contra la pared.
—Es mi novia, por favor déjenme ayudarla. Nosotros no hemos hecho nada.
El que parecía ser el jefe, vestido de paisano, se le acercó chillando, le empujo sin miramientos y con voz desagradable pidió que se lo llevaran de una puta vez de allí. Adolfo hizo un intento de acercarse a él y recibió un empujón y un golpe contundente de uno de los que le sujetaban.
Fue sacado de la entrada del metro sin contemplaciones y varios de los policías con cascos y escudos protectores acordonaron la zona, haciendo caso omiso al llanto y la impotencia que sentía».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Pedro Cortés os lo agradeceremos.