Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Tres demonios marinos han escapado y buscan venganza. Jefferson traicionado por su mejor amigo del que está enamorado, Joaquín, cuya única ocupación es beber para acallar las voces que oye y Susana, que presagia la desgracia de todo el que al toca, son nuestra única defensa. Francisco, médico al borde de la jubilación, y Robe, su hijo, poseído por un demonio una mañana de resaca, se unirán a ellos. Deberán bucear en su propia oscuridad si quieren tener alguna posibilidad. Isaac, millonario, gran conocedor de las criaturas marinas y del pueblo que las derrotó, está dispuesto a todo para capturar un demonio y usarlo en beneficio propio. Viajar a otros mundos e incluso al pasado donde volverá a encontrarse con sus hermanos de la Atlántida. Mientras, la marea sube y amenaza con devorarlo todo.
Alberto Alfonsín García (08 de enero de 1982, El Puerto de Santa María, Cádiz). Lector voraz desde los 3 años, escritor desde los 11. Cursó los estudios de enfermería. Su primer trabajo fue en Francia, donde también dedicó mucho tiempo a escribir y pulir su estilo. Un fuerte sentido del ritmo, humor negro, y rock and roll son sus señas de identidad. Ha publicado la novela Túnel (2019), el cuento La niña que quería conocer el mundo (2020) y la colección de relatos De satélites y peces (2020). Su última novela, Lo salvaje, se encuentra en proceso de edición. Es concursante ocasional de concursos culturales de televisión como Pasapalabra, Saber y Ganar o El Cazador. Compagina la escritura con la enfermería. Vive en El Puerto de Santa María con su familia.
«Esta es una historia que te atrapará desde la primera página. Con un ritmo trepidante y una gran atención a la construcción de los personajes y su evolución. Imaginación, fantasía oscura, emociones fuertes y personas corrientes enfrentadas a situaciones extraordinarias. Si te gusta Stephen King, esta es tu novela. Si tienes dudas, solo necesitaras los primeros capítulos para disiparlas. Cuando conozcas a sus protagonistas, querrás acompañarlos en su odisea. No podrás dejarla, necesitarás saber que sucede con ellos. Siempre que no te de miedo la oscuridad, claro».
«El verdadero horror es mudo y solitario. Apenas hace ruido. Aunque esté rodeado de una multitud nunca se halla en compañía, pues nunca puede ser comprendido por los demás. Apenas hubo sonido cuando los demonios se escaparon de su cárcel milenaria. El subsuelo marino se abrió en silencio. Los pocos peces que se encontraban en la cercanía huyeron sin emitir un solo ruido. En la superficie el barco continuó navegando ajeno al espanto que había liberado. En la costa del Puerto de la Cruz una joven encendió un cigarro para aplacar su enojo. Veía como aquel barco continuaba realizando prospecciones, inspeccionando en busca de petróleo, con total impunidad. La indignación por el ataque contra el medioambiente se mezclaba con el temor por el futuro del planeta. Sentía la emoción correcta por motivos equivocados. Como gritar ante la aparición de un disfraz de monstruo en la casa del terror de una feria sin saber que el hombre que lo lleva es un psicópata violador. La tripulación había hecho su trabajo. Calibraron el terreno mediante ondas acústicas y realizaron un estudio sísmico, luego perforaron para extraer una muestra y analizarla. Las ondas y la barrena provocaron un efecto mariposa. Movieron, de manera casi imperceptible, las capas más profundas de la tierra, y liberaron un mal que permanecía encerrado desde hacía siglos. Tres estelas surgieron de una grieta minúscula abierta en el fondo marino. Las siluetas eran líquido dentro del líquido. Fluido sólido, flexible y viscoso, surcando el agua. De formas vagamente humanas, sus rostros no presentaban más rasgos que dos redondos ojos negros, sin pupilas ni párpados. Giraron tres veces en torno a la grieta, sorprendidos de verse libres tras tanto tiempo de cautiverio. Líneas de color verde recorrían sus cuerpos, enroscándose y serpenteando a su alrededor. Se comunicaban sin emitir ningún sonido, por telepatía. Habían regresado al mundo. Iban a culminar la tarea que aquellos humanos les habían impedido llevar a cabo...».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Alberto Alfonsín García os lo agradeceremos.