Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Mundo de Gaia, enero del 505 Tras el Terror.
La ciudad maldita de Wurzburgo, la de las Cien Iglesias, agoniza bajo el yugo de la plaga del frío y sus hijos, los gélidos. Lo que para unos es fiebre y calvario, para otros es un ominoso alivio. Estas almas en pena, con sus voces desgarradas, claman por su salvadora. ¿Los oyes?, ¿escuchas las malas nuevas que trae el viento de medianoche? La Reina Devoradora se acerca. Prepárate a sufrir.
Estás frente a un libro cruel y deshumanizado ajeno a la moral, la piedad o la cordura. Un libro que muestra que no hay presente ni futuro que no sea el que elegimos, por supuesto, siempre a un precio muy alto, ya que, ¿ha sido el Destino alguna vez barato?
Únete a la celebración del Triunfo de la Muerte, y deja que la Madre de los Gélidos te abrace.
Contenido adicional por parte del autor aquí.
Armando Valdemar (Oviedo, 1983), máster en Historia Universal.
Comenzó en el 2013, con la antología de autor Crónicas de Gaia: Génesis (Bubok Publishing). En el 2014 publica «Misión cumplida», en Alambre de Letras I (NeoNauta Ediciones), seguidos de «El acorazado Potemkin» (2015) y «Damocles» (2016), para las colecciones Ácronos III y IV (Tyrannosaurus Books). Con «La herencia de Dahut» (2015), de la antología Lovecraft. Mitos de Fuenlabrada (Kelonia Editorial), y «Jimmy Colgajos» (2016), en Calabacines en el Ático: Freak Show (Saco de Huesos), retoma sus tendencias oscuras.
Estas y otras influencias han desembocado en dos colecciones de cuentos fantásticos, Sin Banderas y otros relatos extraños (2017) y Ciencias Tenebrosas (2019), además de su novela de capa y espada retrofuturista Mascarada (2018), todas publicadas con Ediciones Camelot.
Hasta el momento sobrevive como escritor de más o menos fortuna. Si está en apuros, quizás pueda contratarle, o invitarlo a unas pintas.
«Como reza la sinopsis “Estás frente a un libro cruel y deshumanizado ajeno a la moral, la piedad o la cordura…”, y es cierto. Esta novela no te va a dar tregua. Olvida los tópicos, clichés y estereotipos que conozcas, porque soy enemigo jurado de ellos; olvida las tramas y motivaciones manidas, porque aquí no tienen lugar. Lo que sí hay es dolor, violencia, emoción, pasiones descarnadas, criaturas salidas del terror gótico, tecnologías increíbles, anti héroes y anti heroínas como pocas veces has visto. Todo macerado en un mundo hostil, consumido por la guerra, el frío, la enfermedad y las llamas de la religión, el odio y la codicia. Verás que el mundo de Crónicas de Gaia, donde esta historia tiene lugar, no es el mundo fantástico que te prometieron y nunca te dieron, si no el mundo fantástico al que rezabas por no llegar y del que no querrás salir. Esta es la epopeya de terror acción con la que no contabas y por fin ha llegado».
«Lena Voronina sonreía complacida ante la masacre sin precedentes que estaba observando: ¡los muertos les tomaban el relevo a los vivos! Desde su guarida en la torre de la Judería, la vampira llevaba cuenta del desastre que inundaba la ciudad. Inquieta, la depredadora no cabía en sí misma de júbilo. ¡Era tanto lo que podría aprender de los gélidos y de su mundo que su cabeza ardía de tantas preguntas! Estaba muy atenta, tensa e inquieta por el hambre que hormigueaba desde su entrepierna a las encías.
—Es algo hermoso ¿verdad? —Hablaba sin mirar a la figura flotante envuelta en una toga que tenía a un par de metros sobre ella. No la había visto llegar, Lena simplemente sabía que estaba ahí. El recién llegado asintió ante la evidencia y bajó flotando hasta ponerse a su altura.
—Es el Triunfo de la Muerte, niña —susurró Virgilio—. No es nada nuevo para mí. Hace milenios que lo he estado viendo. Unas civilizaciones caen, otras surgen. Sus caídas a veces son producto de la ira, el deseo o la soberbia. Otras veces se confunden con actos divinos o diabólicos… pero, en una u otra medida, son culpa de la naturaleza humana.
—No cantéis victoria aún, la Muerte no ha vencido aún. Mirad allí. —Lena estiró su ganchudo índice derecho apuntando en dos direcciones, la catedral de San Killian y la puerta principal, donde sus defensores aguantaban el tipo a duras penas—. Jodidos humanos, qué cabezones son…
—Vos os alimentáis de ellos, ¿no deberíais tenerlos en más consideración?».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Armando Valdemar os lo agradeceremos.