El joven orco Gorok aborrece la violencia y destrucción sin sentido, lo que provoca la ira de su madre, la legendaria guerrera Gora, que sólo desea que su hijo sea un orco normal y decente, que saquee y mate y en unos años lidere a su pueblo como su linaje ha venido haciendo durante generaciones. ¿Conseguirá Gorok huir de su destino de liderar a los orcos y podrá dedicarse a su sueño de cantar? ¿Es siquiera posible que un orco se convierta en bardo? Tal vez su sueño y su destino se entrelacen de una manera que el joven orco no es capaz de imaginar.
Mi nombre es Damián y lo que más me gusta en el mundo es hacer reír. Me encantan las situaciones absurdas en marcos serios y las situaciones serias en marcos absurdos. Y me gusta la fantasía, la intriga, las peleas a espada y la aventura. El rey bardo tiene un poco de todo eso, en un formato rápido, entretenido y absurdo. Si te gusta la aventura y reírte, te gustará la novela.
«Maldito niño, tenía madera. Era rápido, más listo que cualquier orco y fuerte para su tamaño... pero no le gustaba la violencia, hablaba raro, no olía a nada y aprovechaba cualquier ocasión para dejar el honor de su clan por los suelos. Faltaba una semana para que Gorok cumpliese los dieciocho y se convirtiese en adulto, pero no daba señales de tener el más mínimo interés en pasar el bautismo de sangre y alzarse como un miembro de todo derecho del clan. Los otros jóvenes orcos habían pasado su bautismo de sangre hacía ya mucho tiempo. El joven Garrak lo pasó a los catorce años, escapándose del campamento y eliminando a tres campistas humanos con sus propias cucharas. De verdad, quién se va de camping a lo más profundo de los bosques del sur».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Damián Calleja os lo agradeceremos.