Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 40 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Para Melissa Dof, aquel día era uno más en el que debía ponerse la careta de noble y sonreír a todos aquellos hipócritas que solo la respetaban por ser hija del Gobernador de Isla Valor. El matrimonio entre su padre y la mujer más odiosa de Océano Verde era un evento ansiado por pocos y detestado por muchos, entre ellos, la joven señorita Dof. Lo que ella no sabía era que su vida iba a dar un giro completo y dicho enlace sería el detonador. Un secreto que se le ha ocultado desde que nació será la razón por la que nuestra protagonista conocerá a un muchacho misterioso, realizará un viaje en misión de rescate, conocerá lugares mágicos, su vida peligrará más de una vez y…, todo esto, lo llevará a cabo rodeada de ¡piratas!
¿Qué cuál es ese secreto? Solo puedo darte una pista: Yarwell.
María Bauer, nacida en 1990 en Asturias, estudió en la Universidad de Oviedo obteniendo la diplomatura como maestra de educación Primaria y la licenciatura en pedagogía. Ha trabajado como dependienta, wedding planner y camarera.
Su andadura con la escritura comienza a los 12 años, con un “fanfic” de Harry Potter donde junto a sus amigas y hermana eran las protagonistas. Le encantaba leerles lo que había escrito, cada día, a la hora del recreo. Con 13 años, ganó un pequeño concurso de literatura en el instituto. Poco después, empezó a escribir obras originales para su propio disfrute y el de sus amigas.
Es una fanática de la fantasía, del manga y anime. Comparte con su hermana una cuenta en Instagram (caramelodetinta9) donde publican de vez en cuando relatos breves. Finalmente, se lanza al mundo literario con una obra de temática pirata.
«El Retorno, Neri y Meli, es una novela para adolescentes y young adult, de piratas, pero… bastante distante de lo que podrías esperar de una historia típica de bucaneros. Habrá personajes con los que empatices y les cogerás cariño, te reirás y llorarás con ellos. En cambio, habrá otros que desees ver desfilando por la tabla para acabar entre las fauces de los tiburones. Te sumergirás en un relato donde: el sarcasmo, la locura, las disputas, el amor, el miedo y los cambios de look, están a la orden del día. No dudes en hacerle un hueco a esta obra en tu estantería si quieres disfrutar de una novela sencilla y divertida, que te permita desconectar de la rutina surcando el mar junto a una mujer que intentará no ahogarse en un mundo desconocido para ella».
«Me senté en la arena apoyando la espalda en un gran tronco. Cerré los ojos, solo se escuchaba el cantar de los pájaros, además del ir y venir de las olas a mi derecha, la mar permanecía en calma. El follaje del bosque situado a mi izquierda no era muy abundante, por lo que el sol acariciaba mi mejilla. Había estado muy agobiada los días previos a la boda y aquel pequeño instante de serenidad me ayudaba a soportarlo todo. El pensar en el cambio tan brusco que iba a dar mi vida desde aquel día me provocaba dolor de estómago. Si mi padre creía que mis escapadas eran muy frecuentes, desde aquel momento se iban a duplicar.
De repente algo me tapó el sol.
Abrí los ojos molesta, lo único que vi fueron unas botas negras con una hebilla peculiar en forma de espada.
—No elevéis la cabeza ni un centímetro más o lo lamentaréis.
La voz era grave, se trataba de un hombre. Me quedé paralizada y la respiración se me entrecortó al percibir el filo de una espada rozando mi cuello. Apreté los dientes a causa de la rabia.
—¿Qué queréis? —dije con dificultad.
—La señorita Dof… sola, apartada de la vista de cualquier persona que pueda socorrerla. Sería tan fácil raptaros, incluso degollaros y… aun así vuestro pulso se mantiene firme. Decidme, ¿no me teméis, no me creéis capaz de rebanar vuestro noble pescuezo?
—Parloteáis como un loro. No tendría mucho sentido que me quitaseis la vida ahora, por lo que me decanto por la primera opción; sin embargo, estáis demorándoos demasiado en secuestrarme, ¿vais a llevarme con vos o no?
—Poneros en pie, pero no levantéis la cabeza, ni apartéis la mirada de la arena. —Le obedecí algo temerosa y enfurecida, no obstante, estaba calculando con rapidez como desarmarle y tumbarle para echar a correr.
—¿Sois un pirata, quizá un simple bandido? ¿A qué noble le habéis sustraído el calzado?
—Si yo soy un loro, vos una cacatúa. ¡Eeeeehhhhh! Nada de miraditas.
—Solo iba a poner los ojos en blanco a causa de vuestra agudeza. Además, si tanto os interesa que no os vea el rostro, sería más inteligente que me atacaseis por la espalda y no de frente. Sois algo imbécil, ¿no sabéis como colocar la espada por la retaguardia? — Me pasé de lista y el hombre me agarró del brazo para con un rápido movimiento llevar a cabo mi sugerencia.
Ahora le tenía pegado a mi espalda.
Fruncí el ceño, había algo que me desconcertaba, estaba segura de que aquel individuo desprendería un desagradable olor a humanidad, curiosamente, su aroma era fresco y agradable. Pude ver la manga de su blusa, esa tela era cara y estaba limpia y sin remiendo alguno en los puños.
—Sois una bocazas, señorita Dof.
—Y vos sois de la aristocracia; ningún bandido o pirata olería tan… correctamente, ¿quién sois? — Entonces una idea se me pasó por la cabeza y me enfureció. —¡Un momento! ¿Esto no será una broma de la inconsciente de René? Juro que si es así lo va a lamentar durante toda su vida, ¿o es que sois amigo del señorito Green?
—¡Por Dios! No cerráis el pico ni aunque os estén amenazando de muerte. Habéis acertado en cuanto a mi situación social, poseéis un poder de deducción bastante agudo. Y no, no conozco personalmente a la señorita Otum y en lo referente a Harry… cuanto más lejos mejor».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y María Bauer os lo agradeceremos.