Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Un extraño da un papel a Ise, la ayudante de uno de los feriantes llegados a un remoto pueblo. No da nombres, pero dice: cuando llegue el destinatario de la nota lo sabrás.
Yanus vive solo en una cabaña de pastor. Su padre, al morir, le dejó una rara tablilla. Una noche llega Agrey, uno de los siete guías de la Escuela de Maestros y Aprendices, donde copian y estudian libros. Yanus es hospitalario con él. Agrey le invita a la convención que tendrá lugar en Homnium. Cita al Gran Maestro Tao Ming y sus hallazgos sobre los Espejos Primitivos. Según el códice de los Hombres Felices, surgieron cuando se creó el mundo y se los apropiaron los demonios.
Yanus duda si abandonarlo todo. Tras una noche tormentosa pierde su rebaño, vive hechos inexplicables y halla un misterioso libro alquímico. Por miedo a la ira de su amo baja al pueblo para unirse a los feriantes. Allí conoce a Ise, la ayudante de Cónstantin, que realiza un espectáculo con un extraño espejo.
José María García González (Quintanaopio, 1956). Estudió interno en Burgos hasta el bachillerato. Tras una etapa de tribulaciones y dudas vitales, y un año trabajando como leñador en los montes de Caderechas, fue a Madrid (1974) para dedicarse a labores más llevaderas, pero no menos pintorescas. Mientras se sacaba la carrera de periodismo (Facultad Ciencias de la Información, UCM) fue castañero, vendedor de bisutería, frutero y regente de un pub. En 1984 ingresó por oposición en RNE, donde ha ejercido todas las versiones del oficio: cronista, reportero, presentador de informativos y editor.
Robando horas de sueño a esa vida de incesantes trabajos, ha ido creando su obra literaria, que ha estado guardada o escondida hasta ahora.
Finalista del premio «Fernando Lara» con Pájaros y brumas, novela publicada en 2017 por la editorial El último dodo.
«El libro de los espejos es un relato fantástico, con diálogos breves y dinámicos, ambientado en un mundo de características medievales, mezcla de cultura occidental y oriental.
El protagonista es Yanus, un pastor de origen incierto que comienza su periplo por unos hechos azarosos enmarcados en lo fantástico. Una noche de tormenta en que aparece un chivo negro de simbología demoniaca abre paso a lo sobrenatural, que seguirá con la experiencia con un espejo extraordinario y lo empujará a abandonar su zona confortable y adentrarse en la magia.
La revelación del amor también forma parte de ese viaje iniciático, igual que la entrada del joven en el saber, la filosofía, la alquimia…
El lenguaje es formal y no obstante sencillo, alejado del habla recargada o arcaica de algunas novelas históricas».
«Hace más o menos veinte años el hombre al que me recuerdas vino a verme. Le acompañaba otro al que apenas vi porque se quedó junto a las cuadras, guardando los caballos en los que habían llegado, y tal vez, según pensé en aquel momento, vigilando por si llegaba alguien, aunque después descubrí la verdadera razón. Era una noche cerrada, con tormenta. No había dejado de llover en todo el día. Los truenos sonaban por todas partes, acompañados de un estremecedor relumbre. En medio de aquel extraño ambiente lo primero que me dijo es que había venido a mí porque con frecuencia alguien le había hablado de mi trabajo. Era joven, más o menos como tú, aunque tiendo a creer que unos años mayor. ¿Tú cuántos años tienes?
- Veinte- dijo Yanus.
No se detuvo mucho en eso Mu-Num.
- Pues eso- prosiguió. Quizás ocho o diez años mayor. Era más joven que yo, por supuesto, aunque no en exceso. Me dijo que tenía que hacerle un favor, que necesitaba mi ayuda. Por lo que le habían dicho, aseguró, yo era la persona que mejor podía hacerlo.
Quien a mí me conocía, y quien le había hablado de mí, era una mujer llamada Vesela. Con ella yo había hecho en los últimos años diferentes tratos, todos ellos consistentes en traer o llevar hasta el límite del desierto mercancías que me encargaba y me pagaba. Me dijo que esos tratos, a lo largo de los años, habían afianzado su confianza en mí y que por eso creía que yo era la persona idónea para hacer lo que iba a pedirme.
- ¿Y por qué no ha venido Vesela a pedírmelo?, ?me atreví a preguntarle.
- ¿Porque ha muerto ?me dijo, con la cara muy seria?. Por eso he venido yo.
- ¡Oh! Lo siento mucho ?le dije. Le ruego que perdone mi atrevimiento.
Luego me dijo su nombre: Tabros, y me contó que su país, cuyos habitantes siempre habían considerado seguro y a salvo de todos los peligros, había dejado de serlo y corría un grave riesgo.
- ¿Y cuál es su país?, - le pregunté, sabiendo lo que ya me había dicho Vesela.
- El Reino de los Hombres Felices, según ustedes lo llaman? me confirmó.
Lamenté haberle hecho la pregunta. De algún modo sentí que tal vez estaba rompiendo su confianza en mí. Quizás estaba profanando su intimidad, y más en aquel trance en el que según me estaba contando estaban sometidos a riesgos desconocidos y cuando me había dicho que Vesela había muerto. Yo sabía que Vesela era la Dueña de los Espejos porque ella me lo desveló y aunque yo conocía esa vieja leyenda le prometí mantener el secreto.
- ¿Puedo contar con su ayuda?- preguntó.
- Por supuesto- le dije.
Y entonces se asomó a la puerta, y silbó tan fuerte que su silbido se oyó por encima de todos los sonidos, por encima del ruido de la lluvia al caer, por encima de los truenos que cada poco resonaban. Y enseguida vino el otro hombre trayendo en brazos algo que cubría con una especie de sobretodo impermeable por el que resbalaba el agua. Lo depositó sobre la mesa y lo destapó. Lo que allí había era una canasta de bebé con un recién nacido dentro.
- Lo que necesito es que ponga a salvo a este niño. Es mi hijo. ¿Puede hacerlo?».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y José María García González os lo agradeceremos.
