Joel, Mara, Max, Dan y Dylan se enfrentan entre ellos en un juego de supervivencia, sus pasados revividos los atormentan, viven en un presente macabro y se enfrentan a futuro incierto. Entre los juegos de unas ánimas desesperadas por alimentarse de su dolor se dan cuenta de que la realidad es mucho más de lo que ven o de lo que sienten.
Bienvenidos a los juegos donde todo vale.
Najat Bikkich nació en el 2002 en una ciudad al norte de Marruecos, con tres años se mudo a España. Acabó la educación primaria, la secundaria y el bachillerato de ciencias sociales entre varios centros, graduándose este mismo año del instituto. Empezó su vocación por la escritura tres años atrás. Sus géneros favoritos tanto para leer como para escribir son la novela negra/ crimen, paranormal, ciencia ficción y fantasía. Esta es su primera obra presentada a una editorial.
«—Hermanas estamos aquí, otra vez, ya sea ha cumplido el ciclo de doscientos años ahora cada una de nosotras elegirá un jugador y competiremos limpiamente, que gane la mejor—habló la ánima blanca —Hermana, esta vez mi jugadora será hembra no habrá problema. ¿Verdad?—Añadió la ánima verde —No, no lo hay solo debe ser un humano relativamente joven de la misma edad todos—aclaró la ánima blanca que siempre fue las más madura de todas sus hermanas. —No sé porque eliges una humana hembra suelen ser débiles y frágiles. El mío es un macho fuerte que sobrevivirá a todo—dijo la ánima roja con orgullo. Odiaba perder y haría lo que fuera por ganar. —También suelen ser más sensatas e inteligentes que los machos—se defendió la ánima verde. —Da igual si los vuestros son inteligentes o fuertes el mío ganará es un macho y será quién me lleve a la victoria—intervino la ánima azul —Él mío también es un macho de pocas palabras pero es una buena persona piensa en todos y odia la injusticia—esta vez hablo la ánima negra. —Él mío es algo reservado pero estoy segura de que ganará—dijo la ánima blanca—por cierto hermana—continuó dirigiéndose a su hermana, la ánima roja—mi jugador y el tuyo son hermanos. —Eso lo hará más divertido—exclamó la ánima roja con malicia. —Bueno, hermanas. Ahora que todas las dudas están resueltas y todas tenemos nuestros jugadores solo me queda decir que gane la mejor ánima y el mejor jugador. Todas asintieron y se retiraron para invocar a sus jugadores. Jugadores que nunca se esperaban lo que las ánimas les tenían preparado».