Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Alba forma parte de un grupo de terapia al que se incorpora Julia, cuya vida acaba de desmoronarse tras un trágico accidente. Sus compañeros de grupo, con el único nexo de unión entre sí que conlleva la pérdida, dejarán poco a poco de ser extraños, y crearán entre ellos fuertes lazos de amistad que cambiarán sus vidas. Sin embargo, y a pesar de sentirse arropada, Alba es incapaz de hablar de lo que le sucede, por lo que aquello de lo que huye le perseguirá día y noche.
Somos Clara Gómez y Nieves Solera, y nacimos en Valencia en 2004. Esta novela, empezada en plena pandemia, cuando aún estábamos cursando secundaria, y terminada a las puertas de la universidad, ha sido nuestro primer trabajo juntas. Con ella conseguimos quedar primeras finalistas del Premio Jordi Serra i Fabra de 2022, y ahora, gracias a la editorial Malas Artes, podemos verla publicada justo cuando vamos a empezar nuestros estudios universitarios de Comunicación Audiovisual y Biotecnología.
«El interés de Al caer el sol no recae únicamente en la trama de la novela o el análisis interno de los personajes, independientemente de las dificultades que cada uno protagonice, sino en la cercanía de las autoras con estos problemas. Problemas que han acuciado siempre, y seguirán haciéndolo, a los jóvenes, porque más allá de los temas expuestos abiertamente en la terapia, el libro ahonda en una necesidad común de búsqueda de uno mismo, en el miedo a la pérdida y la incertidumbre de lo que está por venir cuando aún se es joven, algo que todo ser humano experimentó en cierto momento, pero que con el transcurso de los años, parece irse mitigando».
«La señora del pelo blanco está volviendo a hablar de gatos. A pesar de que ya llevo un tiempo viniendo, sigo sin acordarme de su nombre. O igual es simplemente que no me importa lo más mínimo. Para mí siempre será la señora del pelo blanco. Además, a ella le da igual que le preste atención. Le basta con venir, sentarse en esa silla y hablarnos a todos de sus gatos. Y luego se va a casa. Como todos, supongo.
La verdad es que no tengo ni idea de qué hago aquí. Recuerdo la primera vez que llegué, a principios de curso. Traté de hablar, traté de explicarles esa sensación de que, independientemente de lo que esté pasando a mi alrededor, mi cabeza va a mil por hora, regresando una y otra vez a lo mismo. Ese vacío en el centro del pecho, el dolor. Querer apagar la mente, aunque solo sea por unos minutos.
Y de repente ya no podía respirar. A veces me pasa. Es como cuando estás muy nervioso y sientes cada vena hinchada y palpitante, cada latido de tu corazón, y parece que el pecho se reduzca y la cavidad de aire se vuelva casi insignificante. Solo duró unos minutos, pero creí que me moría.
Desde entonces no he vuelto a hablar. De vez en cuando intervengo si alguien se dirige a mí directamente, pero en general me limito a escuchar. Las veces que me da por aparecer por aquí, aunque últimamente vengo todas las semanas. Supongo que porque no tengo nada mejor que hacer.
Ellos parecen haberse acostumbrado a mi silencio. Incluso Elena, que al principio insistía en preguntarme. Debe considerarlo algo terapéutico, el que me siente aquí a escuchar problemas ajenos.
En realidad, lo hago por lo mismo que arramblo con las galletas y el café de la esquina al final de cada sesión. No es porque sean ninguna maravilla, pero el tiempo en esta sala es tiempo en el que no tendré que estar en casa, bajo la influencia de mis pensamientos.
—A todos nos alegra oír eso —dice entonces Elena a la señora del pelo blanco, como si le hubiésemos estado prestando atención.
Y entonces llega el turno de Lucas».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes, Clara Gómez y Nieves Solera os lo agradeceremos.