Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 40 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Eva Luna cambia su vida al mudarse con Eneko, su pareja, a Trasmoz, un pequeño pueblo aragonés. Entre cajas, despedidas y nuevas rutinas, surgen dudas, amistades inesperadas, y una conexión con lo misterioso. ¿Qué se pierde y qué se gana al comenzar de nuevo? ¿Es sacrificio o transformación? A través de una voz íntima, irónica y profundamente humana, esta historia indaga en el amor, la identidad, la amistad y el poder de reinventarse. Un viaje emocional que entrelaza lo cotidiano con lo mágico, y lo personal con lo universal. ¿Y si tomar riesgos fuera la única forma de encontrar(se)?
Leticia Chamorro Chueca es terapeuta menstrual, escritora y divulgadora en salud cíclica. Conocida por su activismo en torno al sangrado libre y el empoderamiento femenino, ha dedicado más de una década a acompañar a mujeres en procesos de reconexión con sus cuerpos. Tras publicar ensayos y guías prácticas sobre menstruación consciente, da el salto a la narrativa con su primera novela, una historia íntima, honesta y luminosa sobre el cambio, el deseo y las decisiones que transforman. En ella entrelaza sus intereses vitales: los vínculos, la escucha del cuerpo, las emociones reales y el coraje de empezar de nuevo. Esta obra marca el inicio de una nueva etapa creativa, donde la literatura se convierte en herramienta de reflexión y liberación.
«Este libro es para ti si alguna vez te sentiste dividida entre el amor y tus propios sueños. Si has tenido una amistad que dolía más que sanaba. Si alguna vez huiste de una ciudad… o hacia ti misma. En estas páginas hallarás humor, sinceridad, dudas reales, decisiones imperfectas, amigas que sostienen y cambios que transforman. Porque no necesitas tener todas las respuestas para avanzar. Solo coraje. Esta historia no solo quiere ser leída, quiere acompañarte. ¿Y si leerla fuera el primer paso hacia una nueva tú?»
«Cuando nacemos, deberían decirnos el número de mudanzas que vamos a tener que sufrir en la vida. Piensas que solo tienes un par de cosas, porque llegaste a esta casa con dos maletas y una caja. ¿Cuánto puedes acumular en dos años? ¡Sorpresa! Más de lo que estás dispuesta a empaquetar.
Una auténtica tortura. Si no fuera ya de por sí traumático irme de Barcelona. Mi ciudad natal, que, entre tú y yo, no estoy preparada para dejar atrás. Pero ya me he comprometido, y soy así, ya me irás conociendo. Bastante cabezona, cuando tomo una decisión, la cumplo con todas sus consecuencias.
Total, que estoy aquí de rodillas en el suelo viendo los dos montones de ropa que he tirado sobre el suelo sin pensar demasiado. En el montón de la derecha la ropa que se viene conmigo, en el montón de la izquierda la ropa que no me he puesto desde que me mudé a esta casa. Marie Kondo dice, o al menos decía antes de tener tres hijas, “deberíamos elegir lo que queremos conservar, no lo que queremos eliminar”. Si sigo su consejo, no me deshago de nada.
He colocado mi vestido favorito de hace unas temporadas en el montón de la izquierda. Fue mi vestido de la suerte. La última vez que me lo puse fue cuando Eneko y yo tuvimos la conversación sobre irnos a vivir juntos. Irónico que no me lo haya vuelto a poner, como si se le hubiera agotado la suerte. No está roto, ni descolorido. Aprendí a utilizar las lavadoras de las casas de alquiler, a base de destrozar ropa interior, encoger jerséis y decolorar blusas. Vaya lo que todas hemos hecho en algún momento de nuestra vida. Ahora solo uso los lavados cortos a baja temperatura. Las manchas difíciles ya no se me resisten, jabón de trozo y a la lavadora. ¿Una prueba irrefutable de que me he hecho mayor? Mi ropa blanca es blanca.
Me entran ganas de llorar, no me apetece nada hacer cajas. Encima estoy menstruando y tengo mucho calor. Porque en los pisos de alquiler del Born, que no están en Airbnb, no hay aire acondicionado. Es agosto y me estoy derritiendo. ¿Existe un mejor mes para mudarnos? Al menos en Trasmoz me han dicho que no hace tanto calor y humedad como aquí.
Oigo la puerta de casa cerrarse. Es Eneko, ya está de vuelta.
— ¡Lu, ya he vuelto! ¿Dónde estás?
— En el dormitorio —le contesto.
Escucho cómo pliega la bici eléctrica, la pone a cargar y se dirige hacia mí. El suelo del pasillo es de baldosa antigua, tiene un color amarillo mugriento, con manchas grises que ya no se van, ni se irán. Escucho cómo varias de ellas se mueven bajo los pies descalzos de Eneko.
— ¡Has empezado, enhorabuena! —Me dice con sarcasmo entre risas.
—¡Yey! —alcanzo a decir y le sonrío todavía desde el suelo — ¿Qué tal ha ido?
— Increíble, estoy supercontento. No me puedo creer que por fin haya llegado este día. — Sus ojos brillan al decirlo, ha trabajado duro para conseguir esta oportunidad —Ya está todo firmado, no hay vuelta atrás —trago saliva —. El jefe me ha dicho que la casa está lista para nosotros. Al parecer le han hecho alguna pequeña reforma para dejarla a punto, pintar y esas cosas, ya sabes. Dice que tiene unas vistas espectaculares a la montaña y que nos va a encantar la vida en el pueblo.»
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Leticia Chamorro Chueca os lo agradeceremos.