Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
St. Paul está en el punto de mira. Va a comenzar otro siglo lunar y los Darkers luchan por dominar el mundo y convertirlo en oscuridad. Hay prisas por hallar el tesoro existencial que busca el monje de la Catedral. Los Whites, ángeles cómplices tejedores de la historia de Inglaterra, se mezclarán con los humanos, pero éstos no los verán. Cada vez serán más las almas traicionadas y perdidas. Con la Reforma anglicana se ha alterado el orden y el clero está en peligro; desnudar a San Pedro para vestir a San Pablo. El narrador, que no recuerda quién es, en un afán por comprender la misión de cada personaje, se cuestionará preguntas que le llevarán a dudar sobre lo que es real y ficción, y sobre lo que está bien y lo que la Biblia dice que está mal, contraviniendo los Códigos Apócrifos. Vivirá una doble dimensión llena de misterios. La traición intentará arrastrar a la paciencia, a la generosidad y la misericordia al abismo para siempre.
Ninguno nos libraremos de ser llevado de la mano de los demonios.
Nacida en Valencia, licenciada en Derecho 1995-2000. Abogada ejerciente del Colegio de Abogados de Sevilla. Autora e ilustradora de diversas publicaciones, artículos jurídicos y novela infantil y juvenil, destacando la Colección Aventuras de Selena, con reconocimiento a la trayectoria literaria: Secretos de azúcar, con la editorial Babidibú; La caracola espía y Un Mensaje Sorpresa, con la editorial Samarcanda. En ella, personajes de un colegio se ven implicados para resolver misterios fantásticos. Sus libros son fuente de inspiración para los pequeños lectores. También destaca Lala madrugada, bilingüe, con la editorial Mr. Momo. Finalista del concurso Malas Artes 2021 con 99 lunas.
«Omael escuchó un sonido similar al que hacen las gotas que caen a un charco. Se volvió. La mujer pintada, despeinada, no estaba en el cuadro. Su sitio estaba vacío. La buscó por la sala. Vio que abandonaba la habitación. De ojos azabaches, melena lacia y morena, con ceñido vestido de florecillas rojas y blancas hasta los pies, y zuecos rojos, la pintura aligeró su paso. Era ella quien hacía chasquidos con sus dedos. Él la siguió. Los retratos del museo también tenían vida; estaba realmente cautivado. Me resultaba mágico y divertido. La japonesa frenó y miró hacia atrás. Vio que la perseguía. Le sonrió y siguió corriendo. Continuó para alcanzarla. Volvió a parar. En un juego de pestañas se giró sin perder el paso, y, con el rabillo del ojo, le ofreció una mirada de complicidad. Aceleró sin quitar las pupilas de su figura. La japonesa se subió mínimamente el vestido mostrando sus finos tobillos para poder dar pasos más largos. Atravesó el corredor que le llevaba a la sala de los trajes típicos del siglo XIV. Se aseguró de que el de los rizos fuera detrás. Éste se apresuró tras ella y cambió el sentido de la ruta que llevaba al inicio de la visita. La distancia entre ambos era cada vez más corta. La dama se recogió el cabello en un moño con un alfiler con forma de flor, que lo sujetó. Dejó ver su cuello, tan blanco como la porcelana. El paciente estaba impaciente por hablarle. Sus ojos, rajados, mostraban ternura. De nuevo, la japonesa se giró y le sonrió con una sonrisa pícara y continuó dando pequeños pasos con sus ajustados zuecos rojos. El de los rizos fue sintiendo cómo su corazón se aceleraba. Ella, aprovechando un pilar, se ocultó tras él y luego, tras una vitrina que mostraba un traje de varón de época. Él frenó en seco; la perdió de vista por un instante. La dama corrió hacia otro cristal que custodiaba otro hermoso vestido. Volvió a verla con su sonrisa y mirada seductoras. Omael dio la vuelta a otro pilar, despistándola. Apareció por detrás. A la mujer se le encendieron las mejillas. Su pecho estaba agitado. Sintió ardor en la boca de su estómago. El White estaba muy cerca…».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Julia Sanandrés Frade os lo agradeceremos.