Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Esta novela se conforma como una obra vital para la autora; una historia situada en un lugar oculto como símbolo de lo introspectivo y aislado, y en el centro de la ciudad como alusión a lo mundano y volátil. Una metáfora de la libertad que se focaliza en lo absurdo del conformismo y en la relevancia de la autodeterminación; la búsqueda obstinada de aquello que anhelamos.
La pequeña Celia, protagonista de esta novela, trata de exponer la trascendencia de ciertos parámetros frecuentes. Celia representa simultáneamente la carencia de una vida mejor, la valentía de enfrentarse a los miedos, la incertidumbre de naufragar en las aspiraciones y la regresión en ese deseo que se hace insoportable. Sus hermanas simbolizan una resignación que se extiende al resto de personajes que pueblan el libro.
«La recaudación correspondiente a los derechos de autor será destinada a la Plataforma contra los malos tratos a mujeres Violencia Cero».
Maribel Marín Jiménez nació en Huelma (Jaén) en 1992. Ha publicado el libro de poesía Las estaciones desnudas y ha ganado concursos como el Premio El Buscón del XXXVII Certamen Poético Internacional de La Orden Literaria Francisco de Quevedo, entre otros, siendo recogidos los escritos en antologías.
Ha trabajado en lugares como el Ayuntamiento de Málaga de periodista, en Radio Metropolitana Costa del Sol de locutora y maquetadora, en Granada Hoy de redactora o en Málaga Deporte y Eventos de gestora web.
Ha estudiado el Grado de Periodismo en la Universidad de Málaga, el Máster de Fotografía y Retoque Digital en Filmosofía, el Máster de Profesorado en la Universidad de Granada, el Máster de Producción y Comunicación Cultural en la Universidad de Castilla-La Mancha y el Máster de Dirección y Planificación de Turismo en la Universidad de Vigo.
«Un paraguas de terciopelo no es una novela al uso, es una metáfora. El valor intrínseco que recoge se materializa en la lluvia, fenómeno que simboliza nuestro alrededor: decisiones, caminos, recuerdos…
Existen distintos tipos de personas frente a la lluvia: las que se arriesgan a mojarse, las que no tienen más remedio que empaparse, las que se asustan de las tormentas, las que se inspiran o las que se cobijan bajo algún toldo. Y diferentes clases de paraguas: de formas diversas, de colores extravagantes, nuevos, viejos, prestados o fruto de un regalo espontáneo.
Bajo esas premisas, es esta historia un ejercicio de fe. Como expresó Almudena Grandes: "El verbo creer es un verbo especial, el más ancho y el más estrecho de todos los verbos"; y justo ese verbo es la envoltura de esta novela. ¿Confías?».
«Todo comenzó cuando la niña se percató de que aquel hombre que cuidaba de ella la observaba demasiado. Con los años fue comprándole vestidos que cada vez eran más cortos y le hacía ponérselos para, según él, disfrutar con su belleza. Más tarde, la obligaba a cambiarse los vestidos delante de él, incluso ponía música para ambientarse. Le acariciaba y olía el pelo. Le rozaba la huella de los tirantes en su piel. Le susurraba comentarios obscenos que poco a poco provocaban más lágrimas en una niña que vivía en ausencia de su madre.
Cada vez que la Sra. Ana recordaba esos momentos algo en su interior la hacía llamar a algún hombre, a algún monstruo para ella. Los escogía siempre iguales, aproximadamente de la misma edad, estatura, rostro, gestos, profesión... Seleccionaba copias de su padrastro para dibujar sus cuerpos desnudos en un lienzo y así sentir que ella había salido ilesa de aquella pesadilla, que había ganado y ahora mostraba a todo el mundo lo que le había ocurrido. No obstante, con el tiempo se dio cuenta de que ni los críticos de arte sabían deducir el mensaje que ella ofrecía en sus cuadros; la gente casi siempre relacionaba los desnudos de sus cuadros con una mujer que solo pensaba en el erotismo, comparándola con el perfil literario de Anaïs Nin, y que llevaba una vida demasiado liberal. Por ese motivo enfurecía. Desde el momento en el que el Sr. Martín llegó a su vida, aquellos cuadros cambiaron hacia una fórmula de apaciguamiento. Sin embargo, este ya no estaba y sus pesadillas volvieron a brotar».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Maribel Marín Jiménez os lo agradeceremos.