Dohen, el mayor centro comercial de Nueva Aurin, se estremece ante la aparición de un misterioso encapuchado que revela la podredumbre de la nobleza y la ineptitud de la Guardia para darle caza. El comandante Larse, recién ascendido, es el único que parece decidido a atraparlo. Al mismo tiempo, un joven despierta sin recuerdos en medio de un bosque. No sabe cómo ha llegado hasta allí, ni siquiera quién es.
En un mundo que ha acabado con la magia y sus practicantes, ¿podrán ambos encontrar lo que están buscando?
Rocío Brea Contreras nació en Madrid el 11 de octubre de 1991. Graduada en Biología y doctorada en Biociencias Moleculares, en la actualidad trabaja como investigadora en el Instituto de Investigaciones Biomédicas «Alberto Sols». Además de la ciencia, le apasiona la lectura. Entre sus géneros preferidos destacan la fantasía y la novela policiaca. Su microrrelato, titulado Un día normal, fue seleccionado y publicado en el libro Microrrelatos de misterio. La audiencia ha escrito un crimen, de la cadena de televisión AXN (2015).
«Una aventura que te mostrará un mundo donde la magia está prohibida. Un relato donde no faltan las intrigas. Acompaña al joven Rojo en la búsqueda de su pasado y al comandante Larse en su persecución de un misterioso villano, mientras el problemático Dan huye de la ira de una banda criminal.
Misterio y fantasía van de la mano en una apasionante historia para todas las edades».
«—¿Alguna novedad?
—No parece, mi comandante —contestó un cabo, nervioso por el efecto que pudieran tener sus palabras en su superior—. Solo han encontrado esas plumas…
—¿Y el dueño? ¿Ha dicho si vio algo?
—No, no, señor. Dijo que le sorprendió y…
La respuesta se perdió en el aire, ya que el comandante de la Guardia reanudó su camino con rapidez, dirigiendo sus pasos hacia el interior de la mansión. El cabo no pudo evitar soltar un suspiro de alivio cuando cruzó el umbral. El encapuchado ponía a su superior de muy mal humor, y le alegraba no ser el desdichado que tuviera que soportar su ira aquella noche.
El asunto se remontaba varios meses atrás, antes incluso de que el comandante Digginson renunciara al cargo por causas naturales (nada hay más natural que la muerte). Los habitantes de Dohen no podían dormir tranquilos, al menos en lo que al sector noble y rico se refería, por la actuación de un hombre que se dedicaba a la intimidación, mofa y escarnio de todo señor, noble o lugareño adinerado que tuviera algo que ocultar, haciendo públicas sus faltas. Apenas excluía a un par de personas, ya que los asuntos sucios y poco honorables eran deporte común. Además, la ineficacia de los esfuerzos de la Guardia de la ciudad empleados en su captura era bochornosa.
La burla no tardó en incrementarse cuando se supo de la existencia de una serie de cartas escritas por el hombre misterioso en cuestión en las que narraba quién sería la siguiente víctima y los motivos de su elección. Las notas iban dirigidas al comandante de la Guardia, el cual las recibía la misma noche del asalto. Sin embargo, para cuando sus hombres llegaban a la escena, el individuo ya se había esfumado. El único rastro que dejaba a su paso eran tres plumas negras y una persona humillada.
Esto era inútil para su identificación, y ni siquiera las propias víctimas servían de ayuda. Ninguna de ellas había sido capaz de dar una descripción coherente. Los únicos datos en los que parecían coincidir tan solo indicaban que su asaltante vestía una capa negra con capucha que le cubría el cuerpo, a juego con una máscara. Actuaba de noche, rápidamente. Sus objetivos eran sorprendidos en sus alcobas, donde los drogaba o golpeaba para acallarlos. Los pasos siguientes solían variar de un noble a otro, pero el desenlace siempre era el mismo: maldades expuestas, señores o señoras humillados, y un montón de guardias bailando al son del encapuchado».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Rocío Brea Contreras os lo agradeceremos.