¿Cuántas veces, ante un dilema importante en nuestra vida, hemos cerrado los ojos y tomado el camino más fácil, en lugar del que sabíamos que era el correcto? ¿Hasta qué punto nuestras pequeñas historias personales están marcadas por la Historia, con mayúsculas? ¿Podemos con nuestras acciones individuales ayudar a cambiar esa Historia? Estas son algunas de las cuestiones que vertebran Sus ojos abiertos, un trepidante thriller que se desarrolla a lo largo de diferentes países y momentos históricos, acabando por enfrentar al lector a inquietantes dilemas morales. Así, un relato que desde el principio nos atrapa y sumerge en las peripecias de Marina, George y Khalid, ofrece también profundas reflexiones sobre ideas como la justicia, la solidaridad o la violencia, y sobre cómo estos conceptos abstractos pueden llegar a irrumpir en la cotidianeidad de seres humanos individuales, determinando sus motivaciones vitales y llevándolos a las acciones más nobles… y a las más terribles.
Marina, una estudiante española que se halla terminando su carrera en Londres y que está muy comprometida con la causa de la Memoria Histórica en España, recibe la noticia de que la asociación memorialista a la que pertenece ha recibido un premio del Parlamento Europeo.
George, un joven obrero en el Londres de los años 30 del siglo pasado, toma conciencia a través de su militancia sindical del peligro que supone la emergencia del fascismo en Europa, lo que le lleva hasta España para defender a la República de un levantamiento militar.
Khalid es un refugiado que, siendo apenas un niño, abandonó su Iraq natal junto con su madre y su hermana huyendo de la Segunda Guerra del Golfo, estableciéndose en el popular barrio londinense de Mile End. En su tránsito desde la adolescencia a la edad adulta, Khalid se ha de enfrentar a un entorno hostil en el que diversas fuerzas que no alcanza a comprender le empujan hacia un destino oscuro.
Las historias de los tres jóvenes, que transcurren en dos siglos distintos y a lo largo de cinco países, son aparentemente independientes, pero acabarán convergiendo de forma sorprendente e inexorable, mostrando cómo el pasado influye en el presente y cómo éste condiciona el futuro.
Sus ojos abiertos es la primera novela del valenciano Antonio Marqués Moreno. Físico de formación, compagina una carrera profesional en el ámbito de la I+D+i con su interés por la literatura. Como directivo en una multinacional tecnológica, ha viajado por todo el mundo, imaginando futuros mejores e intentando hacerlos posible mediante proyectos de innovación que contribuyan a una sociedad más sostenible.
Con Sus ojos abiertos, Antonio le da por fin espacio a la vocación literaria que hasta ahora había mantenido en un segundo plano. Tres historias tan poderosas no podían permanecer más tiempo sin ser contadas.
«Imagina un thriller en el que detrás de los dilemas éticos y los desafíos existenciales a los que se enfrentan los personajes, se esconda una invitación a reflexionar sobre la relación entre pasado, presente y futuro, sobre el sentido del deber y sobre cómo nuestras decisiones individuales pueden interferir con los engranajes de la Historia. Imagina, además, todo esto contado con un estilo casi cinematográfico, sobrio pero no exento de emoción.
Te invito a que abras tus ojos a estas historias que era necesario contar: mi papel se ha limitado a seleccionar con esmero los ingredientes, elaborándolos lo mínimo posible para así preservar su frescura y calidad de origen. Espero que los disfrutes».
«Una niebla de estruendo, metralla, cuerpos despedazados, quejidos de moribundos… lo envolvía todo. Ininterrumpidamente. Durante una eternidad que en realidad habían sido ¿cuatro, cinco horas? Las tres compañías de fusileros estaban siendo aniquiladas en torno a la colina de la casa blanca, aunque a un conmocionado George le parecía que era el universo entero el que se estaba hundiendo en medio de aquella zarabanda infernal. El joven tenía los ojos húmedos de llorar y la boca seca de pasar miedo. Las manos y la cara, manchadas de sangre. Difícil saber si era suya, de algún compañero o del marroquí que creía que había matado cuando, casi sin atreverse a mirar, le antepuso su bayoneta ante la embestida de aquel.
Ya no quedaba rastro en George —ni en ninguno de sus compañeros— de cualquier fantasía que hubiesen podido albergar en algún momento sobre lo que era la guerra: aquella locura no iba de desplegar las alas majestuosas del valor, sino de contener a duras penas las riendas del pánico desbocado».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Antonio Marqués Moreno os lo agradeceremos.