Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
El detective privado Vicente Folgado solo desea una cosa: un trabajito sencillo que le permita seguir tirando mientras se piensa una oferta de matrimonio que puede retirarle para siempre de las calles. Pero cuando el trabajito termina en asesinato y su pistola aparece en el escenario del crimen, no solo la policía cae sobre él, sino también dos asesinos implacables, quienes reclaman la devolución de una deuda que el fiambre tenía contraída con ellos. Ahora Folgado debe patearse los bajos fondos de la ciudad, recibiendo palizas y lamiéndose las heridas todo el tiempo, en un intento desesperado por limpiar su nombre, si es que eso es posible...
Pau Hernández nace en Valencia en 1978 y cursa estudios en el Gremio Patronal de Joyeros. Es probablemente su relación con el mundo del oro y los diamantes lo que le lleva a tramar primero y a perpetrar después sus primeras historias de corte criminal, algunas de las cuales resultan premiadas de forma completamente legal, como La cita de Laura, Primer Premio Expresa Relatos, El hombre más fuerte del mundo, Primer Premio Mimosa: Homenaje a la Novela Negra, o Gordo, Segundo Premio del II Concurso de Relato Negro Fiat Lux. Obsesionado con el género negro, inicia entonces una serie de relatos protagonizados por el detective privado Vicente Folgado, y publicados en revistas como Calibre .38 o Moonmagazine. Cegado por el éxito de estos relatos, amenaza con reincidir en el personaje, tras lo cual escribe Sobrevivo, que no es poco, su primera novela, de la que se declara único culpable.
«El protagonista de este libro es el cínico, camorrista y seductor Vicente Folgado, un detective privado con una habilidad muy especial: meterse en problemas. Narrada con un estilo ágil y directo, y respetando siempre la trama clásica del género negro, la presente novela supone un disparatado viaje a un universo en el que las pistolas ladran plomo, los coches vuelan sobre el asfalto y las puertas se abren con billetes en lugar de pomos. Un lugar de situaciones picantes, frases lapidarias y violencia salvaje, en el que el humor es el condimento especial que permite al lector digerir el frío plato del crimen. Y es que este peculiar detective puede ser acusado de muchas cosas desagradables —todas ciertas—, pero nunca de resultar aburrido».
«Regresé a La Malvarrosa y busqué un estacionamiento para el Porsche. Ver a Zoya de nuevo me había vuelto optimista y de buen humor. Metí la llave en la cerradura, empujé la puerta y me encontré a un tipo rubio sentado en mi silla, con los pies sobre la mesa. No era Onofre. No tenía ni idea de quién podía ser, pero su chándal fluorescente con todos los colores de una caja Plastidecor no me inspiraba ninguna confianza.
Para evitar sorpresas indeseadas saqué la Astra y la orienté en su dirección.
—Si viene por el empleo de secretaria le advierto que deberá renunciar a su indumentaria actual —dije.
Su boca de labios finos se abrió un poco, mostrando algunos dientes picados en lo que pretendía ser una sonrisa, aunque a mí me recordaba más al espasmo de alguien que de repente sufre un retorcijón en el estómago.
—Es muy gracioso, detective —contestó el tipo—. ¿Se le ha ocurrido a usted solo?
—No, me lo contó mi perro.
Volvió a sonreír. No me gustaba aquella sonrisa, me hacía sentir tantos escalofríos que solo deseaba borrársela de un balazo. Entonces percibí un contacto frío y duro en la cabeza, y casi de inmediato el clic de un percutor al ser retirado.
—Suelta la pipa o te vuelo la puta cabeza —dijo una voz a mi espalda.
Pensad lo que queráis, pero nunca intento pasarme de listo cuando tengo el cañón de una pistola incrustado en el occipucio.
Dejé caer la Astra, que hizo un ruido metálico al golpear el suelo.
Suspiré.
Cuando mi querida madre me aconsejó que buscara un curro con futuro, dudo mucho que se refiriese a la investigación privada».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Pau Hernández os lo agradeceremos.