Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
La protagonista se llama Sandra y está estudiando una carrera universitaria cuando conoce por una compañera la posibilidad de cuidar a los primos pequeños de esta. Su compañera le oculta un gran problema que se desarrolla en la casa. Sandra descubre y vive situaciones complicadas. Aunque ha oído hablar de la violencia doméstica ella jamás pensó verse envuelta en eso. Una vez dentro se sentirá obligada por sí misma a seguir junto a los tres hermanos. Cada uno con su personalidad y su conflicto interno darán a la niñera un punto de vista diferente de la familia como concepto. Eso que ella siempre ha querido y que no encontró, o al menos así lo siente ella, estará ante sus ojos por mucho que a veces quiera abandonar esa situación.
Desde Alcoy hasta Madrid ha viajado nuestra autora para perseguir su sueño más todavía. Desde sus 14 años siempre ha tenido claro cuáles son sus sueños. Uno de ellos atrapar la atención de los lectores y conseguir su admiración. Quizás el hecho de haber estudiado en la rama social le ha dado ciertas cualidades. ¿Queréis descubrir cuáles son?
«Es una obra para reflexionar sobre la violencia y la responsabilidad de la sociedad sobre ella. Para disfrutar de algunos toques de humor e imaginación dentro de tanto drama».
«Tras terminar las clases y salir del centro, Sandra sacó su móvil del bolso y marcó el número de teléfono de su novio. En cuanto respondió, ella comenzó a explicarle el ofrecimiento de trabajo, le informó de su intención de acudir a esa casa y él comprendió que no era necesario ir a recogerla. Se alegró muchísimo de que hubiese encontrado una oferta tan buena y por eso le deseó suerte. Aunque ambos sabían que no la necesitaba, ya que sabía que Sandra era muy cariñosa y que por lo tanto lograría ganarse la simpatía de los pequeños.
La chica se detuvo en la entrada de la casa para contemplarla de cabo a rabo. Al fin y al cabo, sería donde pasaría muchas horas.
Era de madera blanca, con láminas anchas y tejado triangular, el cual se veía gracias a su color azul marino. Las ventanas eran cuadradas y estaban bordeados por marcos grisáceos. Había un pequeño garaje en la parte derecha de la puerta y fuera de él un coche negro y grande. Una valla blanca rodeaba la enorme casa y en la parte izquierda de la entrada había un jardín con un columpio oxidado.
Sandra movió el cerrojo de la puertecilla y la empujó. Anduvo por el caminito de piedras cuadradas que había en el suelo y pulsó el botón del timbre.
La puerta se abrió bruscamente, haciendo que la chica botara en el sitio.
—¿Qué quiere?
Sandra parpadeó rápidamente dejando caer las frases que había preparado en su mente para causar buena impresión. Pensó que iba a tenerlo difícil. Extendió el brazo con la mano tensa y pronunció con voz débil:
—Verá. Me llamo Sandra y vengo porque su sobrina me ha hablado del trabajo de...
El hombre, inesperadamente e interrumpiéndola, se metió hacia el interior de la casa dando un sorbo a la botella de cerveza que llevaba con desgana en la mano. Aquel gesto desconcertó a la joven, que no supo si él esperaba que entrara o si simplemente no le había gustado y quería que se fuera a la de ya.
—¡Pasa! —indicó girando la cabeza hacia la muchacha.
Ella entró a paso lento por temor y cortedad. Cerró la puerta tras de sí y se acercó al hombre.
Tenía entradas y el pelo negro, al igual que sus grandes ojos. Llevaba una camisa de tirantes blanca, unos vaqueros y unas deportivas. Tenía la piel muy oscura, lo que a Sandra le pareció que hubiese estado horas bajo el sol del Caribe. Aunque al ver su casa, pensó que eso no podría ser posible».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Noa Rithwark os lo agradeceremos.