Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Valencia, 1982.
Una muchacha aparece asesinada y desollada en las afueras de la ciudad. El oficial de policía Ernesto Falomir reconoce a la víctima por el tatuaje que luce en el tobillo: la cabeza de un unicornio negro. Se trata de Laura Lladró, una antigua novia a la que no había visto desde hacía años.
Encubierto por su compañero Sánchez, Falomir desobedecerá las órdenes del comisario para que abandone el caso alegando implicaciones personales. Durante sus pesquisas conocerá a Tomás Laso, un tipo raro y solitario que trabaja en la morgue, con quien forjará un extraño vínculo gracias a que posee un don tan escalofriante como útil.
Falomir descubrirá que está a punto de enfrentarse a un asesino inteligente y escurridizo, cuyas intenciones superan cualquier horror que jamás hubiese imaginado.
Nacido en Castellón el año en que murió Tolkien, Israel Quevedo Puchal es licenciado en Humanidades y ha cursado el Doctorado en Historia Antigua, pero su auténtica pasión es la literatura.
Su primera publicación fue el relato Bajo la pleamar, en la antología Adoradores de Cthulhu (2017).
Su primera novela, Saber que vas a morir, fue publicada en 2017 y reeditada en 2018. Participó en la antología Penumbras, donde duermen las pesadillas (2019).
Su segunda novela, Mal de cuervos (2019), entró en la selección oficial de los Premios Guillermo de Baskerville de ese año.
Ha sido uno de los finalistas del I Premio Juan Madrid 2022 con el relato Un don incierto, que será publicado en breve en la antología que lleva este nombre.
En 2022, participó en la antología 9 corazones oxidados, de género noir.
«La voz de las entrañas supone el regreso de Ernesto Falomir, protagonista de la novela Saber que vas a morir, que tan buena recepción tuvo entre sus lectores.
Israel Quevedo Puchal regresa con su peculiar inspector de policía, un protagonista atípico, un hombre de dudosa habilidad y un tanto cobarde que se siente atormentado por sus propios defectos e inseguridades. Destinado a afrontar sus errores del pasado, intentará resolver su primer caso mientras se enfrenta a un asesino peculiar y escurridizo.
Con una voz personal y cuidada que invita al lector a sumergirse en la novela, Israel Quevedo Puchal nos ofrece un relato noir con tintes sobrenaturales, en el que profundizará en la psique y las relaciones humanas a través de una historia tan sorprendente que dejará al lector sin aliento».
«¿Hay modo más horrible de decirle a alguien que ha dejado de serlo todo para ti, un modo peor de confesarle que todo se ha vuelto tan repetitivo y cíclico, tan monótono y aburrido como una tarde de domingo?
Falomir estaba convencido de que no.
Se estuvo haciendo esa pregunta día tras día durante aquel largo e inusual enero en el que la nieve llegó hasta la playa, y, por más que se lo preguntó, nunca llegó a encontrar una respuesta que le pareciese razonable.
Mientras el resto del mundo disfrutaba yendo hasta la playa de la Malvarrosa para ver el fenómeno de la nieve sobre la arena, el joven Ernesto se quedó en Nazaret martirizándose a preguntas, con la peregrina esperanza de que Laura recapacitase y regresase a su lado tarde o temprano.
Pero Laura nunca regresó, y él ya nunca volvió a ser el mismo.
¿Qué era lo que había hecho mal? ¿En qué se había equivocado? Tardó meses en comprender que nunca fue culpa suya, que fue Laura la que cambió, y que él nunca tuvo las armas adecuadas para luchar contra eso.
Al final se rindió.
Solo entonces comprendió que debía dejarla marchar, que tenía que enterrar su recuerdo bajo la arena y la inesperada nieve de aquel enero y empezar una nueva vida en la que ella no fuese el centro. Pero entonces, cuando descubrió que eso era algo que jamás conseguiría, que nunca podría olvidar a Laura mientras siguiese viendo su rostro en cada rincón, en las calles y en todos los bancos de la plaza en la que ambos solían sentarse, solo en ese momento comprendió que el único modo de olvidarla sería marchándose de Nazaret.
Y eso fue lo que hizo, en cuanto tuvo la oportunidad. Marcharse de allí para siempre».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Israel Quevedo Puchal os lo agradeceremos.
