La ambición es el «deseo ardiente de conseguir algo, especialmente poder riquezas, dinero o fama». En las relaciones humanas está asociada con envidia, avaricia, soberbia, posiblemente también lujuria. En el mundo animal se vincularía con el parasitismo: «un individuo vive a expensas de otro al que puede perjudicar». La vida tiene tres tercios propone hasta dónde puede llegar una persona para saciar sus intereses, hasta que límite eleva su comportamiento abyecto, su impudicia. Establece en qué valores se han basado —la ignominia, el pisoteo— para alcanzar sus objetivos, y reflexiona respecto a las deudas que deja tu conducta pues, en el último tercio de tu vida, cuando necesitas de los demás, recibes de lo que has ido sembrando.
La novela, además, especula con argumentos actuales. El acoso laboral, la homofobia, la brecha entre padres e hijos, nietos y abuelos, proclamando cuáles deben ser los valores que te permiten triunfar en la vida.
Rafael López Molina nació en la plaza del Marqués de Vadillo (Madrid) en1967. Licenciado en Químicas por la Universidad Complutense nunca olvidó su pasión por escribir. Así, después de algunas colaboraciones, apostó por concursar con sus escritos: primer finalista del concurso de microrrelatos contra la violencia de género (Torrelodones-2012), poema seleccionado en la segunda edición del concurso «cachitos de amor», Castellón -2013. relato seleccionado en el III concurso nacional «Las siete virtudes de la Humanidad», Octubre -2015… Para dar el salto a la novela publicando El viaje del dinero, La calle muerta, Casas solas y, por último, La vida tiene tres tercios.
«Las mejores lecciones posiblemente no las recibiste en aquel máster que cursaste para completar tus estudios. En mi caso nunca olvidaré la conversación con aquel paisano de un pueblo de no más de doscientos habitantes. “La vida tiene tres tercios —me dijo—: en el primero te formas, en el segundo trabajas y el tercero lo disfrutas en función de tus méritos anteriores, ahí sí que da igual lo que hayas acaudalado, tus amigos y familia responderán según te comportaste”. Antes de llegar a la tercera barrera, alrededor de los sesenta, aún tienes tiempo de pedir perdón, y si te tocó estar del otro lado, el del perjudicado, omite el rencor.
La vida tiene tres tercios pretende concienciar al lector que las consecuencias de sus comportamientos, o su posición respecto a otras opciones o tendencias no son inminentes. Para lo bueno, o para lo malo, recibes el premio durante los últimos años de tu vida».
«—¿Isabel? Chica, eres monísima. No te imaginaba así. Joven, por tu voz lo suponía, porque por teléfono te delata, pero tan guapa.
Era cierto, Isabel era una mujer atractiva, y lo sería más en cuanto sanase de ese amargor que tenía por tener que vivir día a día escondiendo sus sentimientos. Morena, con el pelo corto, y no por su orientación sexual. A las chicas con la cara tan dulce como ella les queda bien ese tipo de peinado, ya lo decía aquel: «Mujer peinada, mujer estropeada».
Se arreglaba lo justo, quizás porque no le hacía falta, y tenía unos ojos verdes que no podías dejar de observar. Y, cuando sonreía, mostraba una dentadura perfecta, blanca, pero no de laboratorio, protegida por dos labios perfectos y circundada por dos pómulos que había alegrado con un poco de maquillaje.
—Muchas gracias Doña…
—De Doña nada, nos tuteamos, a eso acostúmbrate, cómo vamos a ir de fiesta llamándome de usted.
Era curioso, Isabel y Gloria se acababan de conocer, podían haber hablado trescientas veces por teléfono, sabían mucho una de la otra por su intermediario, o la versión que el quería dar, pero, físicamente, no se habían mirado las caras.
—Oye, antes de nada, ¿voy bien?
Gloria era una mujer elegante, y sabía estar, se había puesto una falda vaquera —con su tipo se lo podía permitir— que caía ligeramente por encima de las rodillas, una camisa blanca y un pañuelo. Calzado cómodo y como único accesorio, un bolso. No desentonaba en absoluto con Isabel que vestía de forma semejante: vaqueros, camisa morada y unas sandalias».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Rafael López Molina os lo agradeceremos.