Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Xana, Kike, Alejandro y Marc entran en contacto con Aramo, un trasgo que habita los bosques de Barayo en la costa noroccidental asturiana. El encuentro no es fortuito, pues Aramo necesita de los jóvenes para encontrar una solución al mal que aqueja a la comunidad de seres mágicos que habitan los bosques de Asturias. Animales, seres mágicos y humanos se verán involucrados en una aventura dirigida a proteger la vida de los seres mitológicos que conviven con nosotros. Los protagonistas de esta historia visitarán arboledas y monumentos naturales, disfrutarán de las olas en las playas del occidente asturiano y descubrirán una vida paralela que paradójicamente les hace ser lo que son. El objetivo de la aventura es recuperar el equilibrio con ánimo de recobrar la armonía y la vida en la comunidad.
Eduardo Luiña (Puerto de Vega, 1978) ha desarrollado su labor profesional en las aulas universitarias, trabajando como profesor de Ciencia Política en la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Residió en ese país centroamericano desde el año 2008 hasta el año 2017, que regresó a España. En la actualidad, es profesor en la sede que la citada casa de estudios tiene en la ciudad de Madrid. Desde joven, Eduardo siempre ha sido un apasionado de los mitos y leyendas que cubren el territorio español.
«La verdad se encuentra en el bosque cuenta una historia que discurre a lo largo de tres mundo paralelos: El mundo de los humanos, el mundo de los animales y el mundo de los seres mágicos y mitológicos que pueblan los bosques del norte de España. La novela desea abrir una línea de contacto con la mitología asturiana, esa que poco a poco vamos perdiendo. Al mismo tiempo, el escrito es una reivindicación del mundo y la vida rural por gozar de una íntima relación con la naturaleza. La verdad se encuentra en nuestros bosques, ríos y valles. ¡Atrévete a descubrirla junto a Xana, Kike, Alejandro y Marc!».
«Los dos jóvenes estaban ahí, frente a un ser mucho más bajo que ellos, vestido con chaqueta y gorro puntiagudo de color rojo. Sus pantalones llegaban poco más abajo de sus rodillas y eran de color verde. Además, portaba medias de hilo, como las que visten los hombres y mujeres cuando utilizan ropa tradicional asturiana. Sin embargo, lo que más sorprendía a Kike y Xana era que sus manos estaban agujereadas. Es decir, tenían un hoyo claramente dibujado en las palmas que seguro dificultaba que pudiese hacerse con objetos. Xana, a pesar de la apariencia poco violenta del pequeño ser que tenía frente a sí, instintivamente se refugió y apoyó en los hombros de Kike. Y es ahí donde el joven, utilizó sus muletas de forma defensiva y preguntó en un tono entre asustado y amenazante quién era.
—Buenas, me llamo Aramo y no pretendo haceros daño. Solo me gustaría hablar con vosotros.
Xana no daba crédito a lo que estaba viendo. Por momentos, se preguntaba a sí misma si lo que estaba sucediendo era real. ¿Quién coño había introducido en la sidra una droga alucinógena? De forma casi instantánea se dio cuenta de que todo era real. Kike estaba viendo lo mismo y no había bebido ni un solo culín de sidra por culpa de los medicamentos que estaba tomando para curar su pierna. El pequeño ser que tenían frente a así, hablaba… Hablaba perfectamente.
—¿Pero, de dónde has salido? –volvió a preguntar inquieto Kike.
—Pues vivo en Barayo. Es ahí donde suelo pasar el tiempo. Es ahí donde se encuentra mi hogar. Allí está mi familia y el resto de amigos. Se podría decir que somos vecinos».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Eduardo Luiña os lo agradeceremos.