Raquel y Elvia se quedan encerradas una noche en la biblioteca, a la que tanto les gusta ir. Allí conocen a Pablo, como ellas, buen lector. A lo largo de la noche se les aparecerán grandes escritores con alguna de sus obras más emblemáticas. Así, podrán visitar el Nautilus con Julio Verne, volar en las escobas con J. K Rowling y visitar la Escuela de Howgarts, la casa de Limbhad con Laura Gallego o la fábrica de chocolate con Roald Dalh. El problema aparece con el ojo de Edgar Allan Poe y los pintores de una obra gallega.
En resumen: un paseo por extraordinarias obras de todos los tiempos y conversaciones con sus escritores que harán que los conozcamos un poco más.
Nací en Ourense en 1966. Estudié Decoración de Interiores en la Escuela de Artes de Lugo. Trabajé más de veinte años en el mundo de las reformas, como decoradora, hasta que necesité darle un nuevo giro a mi vida laboral. Empecé por mis pasiones: cuidar perros, leer y escribir: al principio relatos, porque suponía un reto escribir una historia sobre un tema impuesto y de forma abreviada. Pasé a los microrrelatos y después a la novela.
La biblioteca de noche empezó siendo un relato que presenté a un concurso de Vigo y con el tiempo fue creciendo.
Actualmente trabajo como emisorista del Servicio de Incendios Forestales de la Xunta de Galicia, seis meses al año. Esto me permite tener mucho tiempo libre.
«Visitar el Nautilus de la mano de su creador Julio Verne o volar en las escobas de Harry Potter junto a su autora J. K. Rowling o en Martín, el ganso de Selma Lagerlöff, por la ciudad y sus alrededores, llegando por la Ría de Vigo hasta la escuela de magos de Howgarts, entre otras aventuras que no podían ni imaginar, es lo que disfrutan los jóvenes en la biblioteca y de noche. Pero unos pintores concebidos por Xosé Luis Méndez Ferrín, intentarán acabar con ellos».
«—Pues está claro —manifestó Pablo—. Hablabas de escribir un libro sobre aves asesinas. Y hemos vivido esos ataques en primera persona. Ahora conoces las sensaciones de sentirse atacado por pájaros.
—Que sea la última vez —advertí a Raquel—, que expresas tus deseos o ideas en voz alta. No sé si será sólo esta noche o la influencia de la biblioteca, pero haz el favor de callarte.
—¿Os ha pasado algo más? —preguntó Selma intrigada.
—Sí —dije—. Aquí, doña ocurrencias. Antes comentó que no le importaría que viniese Edgar Allan Poe y, efectivamente apareció.
—Pero eso no es malo —comentó Selma.
—No —aclaró Pablo— si hubiese estado alegre y comunicativo. Pero se nos ha presentado una persona con una naturaleza triste, grave, severa… en dos palabras: daba miedo.
—Y aun encima —concreté—, apareció con un ojo que nos miraba mal. Ahhh…
—Son los efectos de la biblioteca de noche.
—¿Quieres decir que en la biblioteca pasan estas cosas de noche? —preguntó Raquel.
—Solo puedo deciros que no a todo el mundo le sucede. Aparte de que hay pocas personas que se queden de noche en una biblioteca —sonrió.
—Otra vez ha sido idea de doña ocurrencias.
—Ya es hora de que os deje —comentó Selma—. Pero antes de irme quiero saber si estáis todos bien.
—Sí —dije—. Otra cosa que debéis saber de nuestra ilustre visita antes de que se vaya, es que fue la primera mujer de la historia en obtener el Premio Nobel de Literatura».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Rosa Reboredo os lo agradeceremos.