Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Spoon, un miembro de la raza de los enanoides es emboscado mientras busca una reliquia familiar. A duras penas, malherido, consigue escapar de sus perseguidores. Al filo de la muerte es socorrido por un intrépido muchacho que deambula por el bosque en busca de aventuras. Clauss conduce a Spoon a una aldea cercana para recuperarse, haciéndose grandes amigos. Teodhor, a su vez, es elegido en su aldea para llevar a cabo una secreta misión: llevar un misterioso objeto a una ciudad en un bosque lejano. El viaje se complica, es capturado y encerrado junto con un muchacho, Enrik, perdiendo el objeto que portaba.
Escapan de su cautiverio y llegan a una aldea donde poder descansar.
Aunque los caminos de ambos grupos los conducen a lugares distintos, la fortuna o el infortunio hace que se reencuentren.
Nacido en Valladolid en junio de 1976, hijo pequeño de la típica familia obrera española de los años setenta: padre trabajador y madre ama de casa. Toda su vida transcurre en esta bella ciudad castellana, desde su paso por un colegio católico, hasta el presente, incluyendo un frustrado intento de ser ingeniero industrial, carrera que abandonó, por ingresar en el incierto pero esperanzador mundo laboral, allá por el año 2001. Su experiencia vital se resume en estudio, trabajo y familia. Es un gran apasionado de los juegos de rol, hecho que gesta en él una fascinación por los mundos de fantasía, germen inequívoco de la creación su primera novela. Se casó en 2007 y se divorció en 2021, dejando como testigo de un corto, pero a su parecer bonito matrimonio, una hija que es sin duda su más importante aportación a esta loca aventura que llamamos vida.
«Misiones que cumplir, infortunios que solventar, acertijos y amistades en un mundo de fantasía son los ingredientes de la gran aventura que se narra en El Amuleto de Laz - Laberinto de Revelaciones. Un trepidante recorrido por un sinfín de situaciones que pondrá a prueba la determinación y el coraje de un reducido y fortuito grupo de aventureros.
Como recién salidos de uno de tus juegos favoritos, ¿podrán superar los sucesivos retos con los que se toparán para cumplir con sus objetivos?, ¿saldrán victoriosos de los enfrentamientos contra los distintos enemigos? No sólo se tendrá en cuenta el valor y la destreza en el combate pues en distintos momentos la inteligencia o incluso la intuición podrán ser las armas adecuadas. No te quedes con la duda y adéntrate en esta fantástica aventura».
«Avanzaba la tarde, el gran sol rojizo escondiéndose entre el escarpado horizonte, y una pequeña sombra se movía entre la maleza próxima al camino; una senda, otrora muy concurrida y abandonada ahora por el devenir del tiempo. Testigo fue, antaño cuando el mundo era joven y el Mal no se había pronunciado, de la constante sucesión de las carretas y de los carromatos de los más importantes comerciantes y mercaderes y de incontables peregrinos que, día tras día, la transitaban ociosos y despreocupados, inmiscuidos tan sólo en sus propios asuntos. En estos días de incertidumbre, en cambio, cuando los Hombres temen a la noche y los viajes a través de las montañas se han vuelto ciertamente peligrosos, el camino se torna en testigo inerte de los acechadores de las sombras.
Ahí se encontraba el curioso muchacho, la sombra entre la maleza. Agazapado en unos matorrales, intentando que su jadeante respiración no delatase su privilegiada posición. Los tambores y trompetas de los yerech resonaban entre aquellos peñascos. Teodhor asomó cuidadosamente la cabeza por encima de su improvisado parapeto. Quiso conocer entonces, de primera mano, la procedencia de aquel repiqueteo que tan rápidamente se acercaba a su repentino escondrijo. La humareda que se levantaba en el ancho camino anunciaba la llegada de la comitiva. Adoquines y losas de piedra de un pasado glorioso se encuentran ahora escondidas bajo los desaliñados matojos y la grava que el tiempo ha depositado en el camino. Un grupo, aparentemente bien organizado, de algo menos de una docena de yerech, avanzaban a través del camino de las montañas causando, al parecer, el máximo estruendo que les fuera posible. Yerech, inmundas criaturas hijos de un tiempo pasado y tenebroso, cuando Lahnd era una tierra próspera y alegre y los Altos y Los Místicos vivían en paz con los Padres y las Madres del mundo. Sólo la pérfida visión de un mundo mejor, sumergido en la sombra y las tinieblas, gobernada por el terror y la desidia, podía engendrar una especie tan siniestra. De los pozos del inframundo, Laz empleó todo su empeño en crear las más malignas especies de criaturas que gobernaran a su antojo el mundo creado por sus Hermanos. Y de entre todas las especies creadas, los yerech fueron los más prolíferos. Criaturas corpulentas, crueles y brutales, torpes de movimiento; de piernas y brazos ásperos, con uñas como garras en unas manos que parecen zarpas; rostros encrespados con pobladas cejas y pómulos abultados; grandes bocas con multitud de astrosos dientes y desmesurados colmillos afilados. Prefieren la noche porque les recuerda la oscuridad de su pérfida creación, aunque necesitan de la luz -preferiblemente la de la luna- para acechar los bosques, los caminos o las rutas de montaña, por eso se les conoce como acechadores de la sombra, ese es su cometido, su única razón de ser, cumplir los designios de alguien superior y dedicarse a sembrar miedo y terror».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Roberto Pérez Sanz os lo agradeceremos.