Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Hace años, hubo una revolución entre humanos y esencials, que asoló con gran parte de la humanidad. Para sobrevivir a este hecho, El Gran Supremo fundó siete ciudades excavadas en las montañas. Desde que llegaron los primeros hombres, nadie ha salido de las montañas.
Khalo esconde un secreto. Es un esencials, aunque en apariencia es un muchacho inquieto y carismático que vive en la primera ciudad. Desde hace muchos años, su tatarabuelo Robart gobierna con mano de hierro toda la sociedad, bajo la apariencia de una asamblea parlamentaria.
Khalo desea cambiar las cosas en su mundo, inundarlo de color. Aunque logra convencer a muchos de sus jóvenes compañeros, no logra romper los férreos controles que los adultos ejercen sobre ellos. Pese a los fracasos y los castigos sabe que tarde o temprano, triunfará en su empeño. Pero su vida dará un vuelco cuando su padre, un experto en robótica con el que vive junto a su hermano Rhinas, desde que murió su madre, llega a casa con un androide, Zhara, tan perfecto que obsesiona a Khalo de un modo que no logra explicar. Concluye que esconde también algo que lo tiene fascinado...
Nací en 1970 en Cartagena, pero siempre me he considerado aguileña. Soy escritora, actriz y soñadora. Alguna vez me he imaginado vivir las aventuras de Alicia en el país de las maravillas o recorrer el camino de baldosas amarillas, como Dorothy en El mago de Oz. He publicado más de veinte novelas de varios géneros. Estos son algunos de mis libros publicados: Ojos azules en Kabul (premio mejor novela nacional por la revista Off the record y nominada a los premios Troa 2014) y Como desees, ganadora del PEJR 2013. La magia oculta, El secreto de Alallära. En enero del 2020 gané el I Premio novela Festilij con Hay un niño fuera de mi armario, que publicó Diquesí.
«Al cerrar la puerta de la sala, se encontró con su mellizo.
—Tienes cara de cansado —dijo Rhinas—. ¿No has dormido?
—Apenas. Mi mente no me deja. Es como tener un gusano dentro que me va devorando poco a poco y que, por más que lo alimente, nunca tiene suficiente. ¿Cómo voy a dormir? —Cerró los párpados un instante—. ¿Sientes el murmullo?
—No, ya sabes que no soy como tú.
Cruzaron sus miradas, sonriendo.
—Puede que este sea el principio del fin —soltó Khalo.
—Ya lo intentaron otros antes que nosotros.
Khalo miró a su mellizo y se quedó pensando. Era cierto lo que decía Rhinas, pero ninguno de los anteriores tenía el gen Green, el gen maldito que los ingenieros genéticos habían podido eliminar hacía varios siglos. En la revolución mataron a todos los esencials. En el pasado, solo nacía un niño entre diez mil. Sin embargo, por alguna extraña razón él había nacido con ese gen y con todo lo que ello implicaba. Y por mucho que estuviera prohibido mostrar ese don que poseía, practicaba desde que fue consciente de que era diferente a su mellizo, de que había algo diferente dentro de él.
Eran idénticos en todo salvo en ese detalle. Solo Rhinas y su padre sabían que lo poseía y hasta ahora lo habían ocultado al Gran Senado, pero ¿hasta cuándo? En poco menos de tres meses cumpliría los diecisiete años y las capacidades que le otorgaba ese gen se revelarían. Había aprendido a esconder algunas de esas cualidades por las que se exterminó, a todos los que eran como él, en la revolución.
Acababa de cumplir cuatro años cuando fue consciente de que había algo diferente dentro de él. Su madre aconsejó a su padre que lo adiestrara, pero que lo hiciera en secreto.
—Si Robart lo descubre, ya sabes lo que le pasará —respondió su padre.
—¿Y cómo pretendes ocultar su magia? Tarde o temprano se descubrirá. Es lo que este pueblo necesita para seguir sobreviviendo.
—Es un esencials. —La mirada del padre de Khalo se tornó fría—. Deberíamos entregarlo…
—Ni se te ocurra pensar en esa posibilidad. Es nuestro hijo. No ha hecho nada malo.
—Hablas desde el corazón y no desde la razón. Podría ser nuestra ruina. Vivimos bien. Tenemos otro hijo.
—Contéstame a una pregunta, ¿serías capaz de elegir uno de tus dos brazos? —Espero a que su marido respondiera, pero como no lo hizo, siguió hablando—. No te atrevas a entregarlo al Gran Senado.
—No lo haré si me prometes que no lo adiestrarás.
—No lo haré, pero Khalo no podrá ocultar lo que es. Cuando cumpla los diecisiete mostrará todo su poder.
—Existe una vacuna que puede ocultar sus poderes —concluyó el padre».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Anabel Botella os lo agradeceremos.