Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 40 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Gabriel está casado y es padre de dos hijos. Después de atravesar un mal momento descubre que las circunstancias de su vida pesan más que sus deseos. Su espacio de confort se desmorona en el momento en que inicia la búsqueda de sí mismo. Como si fuera una especia de hombre de hojalata o un espantapájaros, su camino ahora conduce hacia la ilusoria ciudad de OZ, donde debería encontrar la esencia que cree que le falta. Con razón o no para iniciar su viaje, su vida sale de la rutina, pero al mismo tiempo siente el vértigo de caminar en un suelo inestable.
Óscar Gallardo. Empecé a escribir poesía muy pronto de modo intuitivo. Después estudié Fotografía Artística. En ese momento fue cuando adquirí conciencia de cuál era mi idea de la narrativa que quería escribir. Aprender a mirar para resultar creíble, comportarme como un impresionista que realiza tomas al natural, intentar ser didáctico, imaginar únicamente lo imprescindible. Hasta ahora he estado centrado en la novela histórica. Pero ha llegado el momento de un cambio de registro.
«Lo que la mano derecha quita a la izquierda, es una novela que quiere poner a las personas en el centro de la historia. Lo que sucede en la novela es una consecuencia de las cosas que les sucede a sus protagonistas. Estos protagonistas no son víctimas de una trama que como un mecanismo preciso debe encajar en algún momento, convirtiendo a los personajes en meros instrumentos al servicio de un final planificado. La vida no empieza ni termina dentro de una novela. La novela es una simple abstracción de un momento concreto. El límite de la novela, por lo tanto, solo puede estar en el tiempo que se elige para acotar, no en las cosas que suceden. Los personajes de mis novelas están vivos, se desarrollan por sus propios medios, ya que dentro de la historia no hay nada más importante que ellos.»
«¿Qué hay de cierto en ese rumor que dice que la semana del ocho al trece de enero es la peor del año? Gabriel siempre había pensado que se trataba de una tontería más de tantas que se cuentan en esos suplementos idiotas de los domingos. Pero terminó por asumir que por pura estadística, en algún momento de su vida, la peor semana del año debía coincidir con la segunda semana de enero.
El primer signo de que esa semana sería un desastre lo había tenido el viernes siete de enero por la tarde. A pesar de que había sido una semana dura entre el trabajo y la casa, se empeñó en completar su entrenamiento de carrera continua. Hacía frío y tenía malas sensaciones. Fatiga y agarrotamiento en las piernas. A menudo le ocurría que no escuchaba las señales que le enviaba su cuerpo. Siempre había salido en invierno a correr bajo la lluvia sin que tuviera ningún síntoma adverso. Esta vez iba a ser diferente.
Después de la ducha preparó la merienda. Dos sandwiches de crema de chocolate. Uno para Nerea y otro para él. Nerea era su hija de ocho años. Su mujer Elena dudó un instante pero finalmente declinó el ofrecimiento. Al primer mordisco que dio, un enorme pegote de crema calló sobre su jersey. El jersey solo tenía dos semanas y apenas se lo había puesto hasta entonces. Intentó pasar el accidente por encima ignorándolo para poder disfrutar de su sándwich, pero al segundo mordisco un nuevo pegote calló junto al primero. Se quitó el jersey para frotarlo con agua caliente, se puso una camisa, y se terminó el sándwich de mala gana. Abrió el grifo del lavabo del cuarto de baño, pero el calentador de agua no funcionó. Lo apagó un par de veces y volvió a encenderlo. El resultado fue que el agua seguía saliendo fría. Era viernes por la tarde. Hasta el lunes no había servicio de mantenimiento. Si llamaba durante el fin de semana al teléfono de emergencias, la reparación le costaría una fortuna.»
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Óscar Gallardo os lo agradeceremos.