Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Enrique es un chico de dieciséis años normal y corriente. Después de una reunión familiar se entera de que todos han de mudarse a un sitio llamado Valleverde. Mientras recorre el camino a su nuevo hogar, Enrique comienza a oír voces. Aunque al principio no les da mucha importancia, pronto terminan interfiriendo con su rutina diaria y volviéndose un problema. No mostraba mucha ilusión con la idea de la mudanza, sin embargo, las personas que conocerá y las cosas vividas durante su estancia en Valleverde, así como las voces, harán que su vida dé un vuelco. No se imaginaba el cambio que puede dar una vida en tan solo un año. Mucho de lo experimentado por el protagonista, se le queda grande a un adolescente. Enrique intentará gestionar todo lo que le ocurre de la mejor manera que pueda. ¿Lo conseguirá?
Nacido un 24 de junio por la mañana en el seno de una familia reconstituida. Mi madre de Guinea de Conakry y mi padre de Gran Canaria, donde he pasado la mayor parte de mi vida, viviendo en un pueblo pequeño de las medianías llamado Valleseco. Estudié dos años en La Laguna y ahora resido en Arucas, una ciudad cerca de la capital. Desde pequeño me decían que tenía buena mano para la escritura, por lo que me nacía ser periodista. Había escrito alguna cosa por mi cuenta, sin embargo, no fue hasta 2020 con la llegada del confinamiento cuando me senté a escribir de manera seria. A medida que salían las palabras me daba cuenta de que prefería ser escritor más que periodista. Después de un año y medio, conseguí acabar mi primera novela y no puedo estar más orgulloso de mí mismo. A mis veintiocho años, el sueño de ser escritor está más vivo que nunca.
«La voz soy yo es una novela liviana, de fácil digestión y difícil atragantamiento. Te puede enganchar desde el primer capítulo y no soltarte hasta terminar con ella, debido a su lectura fluida. No es complicado que te llegues a sentir identificado con las problemáticas y vaivenes que sufre Enrique, nuestro protagonista. Todos hemos sido ese adolescente al que la vida le venía grande y no tenía las herramientas para lidiar con según qué cosas. Nuestro mundo puede dar un giro de 180 grados en cualquier momento y no estar preparados para ello. Lo que sucede en esta novela te conmoverá, te hará sentir empatía y hasta puede que te revuelva las tripas. Todo esto merecerá la pena. Adéntrate en esta maravillosa historia de búsqueda de uno mismo, donde desconocemos si Enrique encontrará el camino».
«Seguimos hablando y hablando, y a cada paso que daba la conversación se volvía más interesante y más me gustaba Eva. Estaba perdido dentro la charla cuando de pronto comenzó a subirme el pulso y notaba una sensación agradable, como si me elevara pero sin que mi cuerpo se despegara del suelo. Me asomé al balcón y notaba los colores verdosos del barranco mucho más brillantes y lúcidos. Empecé a sentir como todos los problemas se desvanecían y la felicidad experimentada por el beso se exacerbaba aún más. Era como si todo me pareciera más bonito. Me sentía como un niño otra vez. Ese efecto perduró la más de una hora que estuvimos en el orfanato.
– Vamos, te voy a llevar a otro sitio – dijo Eva con un tono pausado.
Durante el trayecto empecé a escuchar la voz de niño otra vez, mas esta vez no fue como las demás. Era como si la voz me calmara y me llevara toda la paz que necesitaba en ese momento. Continuamos andando hasta llegar a la plaza del pueblo, donde se encontraba la excepcional iglesia y un parque de juegos».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Cristian Diallo os lo agradeceremos.