Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Las campanas repicaban con fuerza en la capital del reino de Utrein anunciando la llegada de un pueblo invasor: los humanos, seres crueles y salvajes, provenientes de algún lugar del otro lado del mar, quieren dominar aquel nuevo mundo que han descubierto.
La noticia no tarda en llegar al reino de Luxis. Philip Marine, príncipe de la casa real de Utrein, debe abandonar el reino, en el que se encontraba visitando a su prometida Annalyse Lucila, princesa heredera y gran invocadora de la luz, para salvar a su familia.
Pero poco le puede preocupar la invasión humana a Fayna Voleur, integrante de una banda de ladrones, que solo tiene una cosa en mente: apoderarse del famoso Rubí de la Reina y ser asquerosamente rica.
Madrid, 1995. Jurista y criminóloga, graduada en el CEU San Pablo. Sin bien, en estos últimos años su vida ha estado en torno del derecho, su gran pasión ha estado siempre en los libros, empezando a escribir desde los doce años numerosas obras siempre en torno a la fantasía y la ciencia ficción, intentando emular a aquellos escritores que tanto la inspiraron a empezar leer y a escribir como son los libros de la escritora Laura Gallego en el ámbito nacional u otros autores extranjeros tales como son Cassandre Clare (Cazadores de Sombras) o Bardugo.
«Hola, mis queridos lectores, os presento aquí un cuento de hadas de apariencia clásica; un reino bañado por la bendición de la luz, una promesa de matrimonio y de amor eterno, pero no os dejéis engañar, ya que os vengo a presentar un cuento que se torna en pesadilla, una bella historia de amor que se ve truncada por las ansias de poder y la venganza, una entretenida historia de aventuras en la que podréis esconderos durante horas entre sus paginas y viajar a un mundo donde la luz y la oscuridad luchan por imponerse, donde la cordura no trae necesariamente la felicidad y ante todo una bonita historia de redención, superación y aceptación».
«Pero como si mis piernas se movieran solas, me acerqué a aquella pesada caja de madera y la abrí. La cabeza de mi padre. La cabeza de mi padre arrancada de su cuerpo. La había hasta limpiado y sacado brillo, pero el olor nauseabundo no se podía ocultar. Sentí que me fallaban las piernas y la caja se me cayó al suelo. La cabeza de mi padre rodó con los ojos abiertos por la alfombra roja.
Di dos pasos hacia atrás. Nada tenía sentido.
—De acuerdo.
Todo mi cuerpo temblaba. Toda la habitación temblaba y se movía ante mis ojos. La luz parpadeó y entonces se apagó, quedando la estancia en una oscuridad absoluta. ¿Había absorbido la luz? ¿me había apoderado de ella? Yo era la invocadora de la luz, pero ahora solo irradiaba las tinieblas de mi interior.
—¿Qué mierda? Me he quemado con una vela —gritó uno de los guardias.
Los humanos en sus corazones no tenían más que tinieblas. No merecían la luz. Seguí absorbiendo la luz hasta que sentí que el pecho me iba a estallar y entonces derramé toda mi luz en un instante, saliendo de mí con una fuerza desgarradora. Dejé que toda mi ira y mi rabia saliera en forma de luz, de esa tan pura luz, ahora teñida de horribles sentimientos.
Les cegué. Les dejé ciegos. Empezaron a farfullar, a toquetearse los ojos, su piel enrojecida. Algunos se arañaban los ojos creyendo que así abrirían unos parpados que ya estaban abiertos.
Como si mi cuerpo se moviera solo, me acerqué a ese al que yo amé y con un cuchillo que estaba en la mesa, le apuñalé en el pecho. Se lo introduje hasta que el mango me lo impidió y lo retorcí dentro de su cuerpo. Su sangre era cálida y apestaba a hierro».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Rocío Cibrán os lo agradeceremos.