Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
En el universo de los nueve mundos sujetos por el árbol Yggdrasil, cuando un mortal muere, no siempre descansa en paz al lado de la Muerte. Son muchos los dioses que quieren hacerse con el poder de estas almas: los valientes guerreros son llevados por las valkirias ante Odín; los sabios son reclamados por Freyja; los ahogados, por la diosa de los mares y océanos. Pero… hay ciertas muertes, nacidas del odio y el rencor, capaces de maldecir a las víctimas y condenarlas a vagar por el mundo de la niebla, Nifelheim, para buscar el descanso eterno. Sin embargo, lo que mató a la princesa Nocta fue una terrible enfermedad, así que ¿cómo es posible que haya sido alcanzada por la maldición de los no-muertos?
Ana Rilo (Santiago de Compostela, 1994). Ingeniera de software. Comenzó su andanza desde muy pequeña en el mundo literario, pero no fue hasta 2016 que se decidió a autopublicar su primera novela finalizada: La Voluntad del Fuego. Desde entonces ha publicado relatos y microrrelatos en varias revistas y antologías hasta el día de hoy. Sus obras de ficción se caracterizan por traer elementos muy reales a mundos fantásticos de toda índole, invitando a la reflexión y dotando sus obras de cierto carácter crítico sobre temas de actualidad como la salud mental o la mismísima muerte.
«Adéntrate en esta historia llena de magia, emociones a flor de piel y personajes entrañables que te robarán el corazón. Descubre junto a Nocta y Aura el valor de la amistad cuando todo parece desmoronarse, incluida la cordura».
«Nocta despertó temprano aquella mañana, ignorando que había muerto. Todavía adormilada, se descubrió en el suelo. Aquello la desconcertó, ya que su cama no estaba donde debería.
Se incorporó dispuesta a comprender qué estaba pasando y descubrió que no sentía malestar alguno. Su cuerpo había dejado de dolerle y la fiebre había bajado. Quiso abrir las ventanas para que entrara la luz de la diosa Sól, pero las ventanas ya estaban abiertas —o más bien rotas— y una densa niebla entraba en la habitación.
Se asomó entonces para descubrir su ciudad más oscura que de costumbre. Nocta la contempló un instante, luego apartó la vista. Era casi doloroso ver lo que un banco de niebla podía ensombrecer la belleza de Bergen.
La chica sacudió la cabeza y buscó su túnica para abrigarse, pero no estaba. Tampoco el cordón que pendía junto a su cama para avisar a las criadas que se había despertado. Se arrebujó en el camisón. Hacía tanto frío que pensó que aún debía ser temprano.
"¿Cuánto tiempo llevo enferma?", se preguntó, pero no encontró forma de saberlo. Ni nada para abrigarse, así que resignada, abrió las puertas de su habitación.
—Alvar, Gregos —llamó a sus guardias.
No hubo respuesta. Ellos también habían desaparecido. Nocta frunció el ceño. Aquella ausencia sí que le extrañaba. ¿Y si alguien la hubiera atacado mientras dormía? ¿Dónde estaban los guardias que la protegían?
Nocta no entendía nada, miró a ambos lados y se echó a caminar por el pasillo. No sabía bien a dónde ir, pero al momento, pensó en Aura. Casi insconscientemente, acarició el brazalete que llevaba y que su hermanastra había hecho para ella.
En su paseo hasta la habitación de Aura, comprobó que el castillo estaba muy cambiado: la piedra rezumaba agua y moho, había insectos raros y telas de araña e incluso la niebla se colaba por las ventanas rotas. Tampoco los colores eran los mismos: los rojos estaban descoloridos, los azules desgastados y los amarillos manchados.
"¿Cuánto tiempo llevo dormida? —Se repitió—. ¿Y qué ha pasado todo este tiempo?"».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Ana Rilo os lo agradeceremos.