Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Tras despertar de su hibernación, Leo descubre que su mundo ya no existe. A años luz del que un día fue su hogar, una terrible guerra entre humanos y androides parece estar a punto de estallar, y pese a sus intentos por mantenerse al margen, la intervención del terrícola podría lograr evitarla, al tratarse del último superviviente en toda la galaxia capaz de implementar una tecnología ya obsoleta, pero que acabaría desequilibrando la balanza. Mientras tanto, en un misterioso planeta de Próxima Centauri, potencial epicentro de aquel conflicto fratricida, el fanático líder de un movimiento supremacista amenaza con echar por tierra cualquier alternativa al derramamiento de sangre. El éxito del terrícola dependerá de un factor inesperado: lograr enfrentarse a los fantasmas de su propio pasado.
Pascual Val Infante (1983) es la persona que se esconde tras el pseudónimo de Pascal Klepacki, nombre con el que decidió rendir homenaje a uno de sus ídolos musicales, comenzando a escribir relatos de ciencia ficción por una simple cuestión de necesidad: la de plasmar sobre el papel todo un flujo de ideas que de lo contrario le hubiesen hecho perder la cabeza. Como tantos otros apasionados del género, tuvo la suerte de visitar los mundos más remotos, desde Giedi Prime hasta Términus, pasando por la colonia de Lusitania, y de la mano de grandes pensadores como Andrew Wiggin o Hari Seldon, recibió la inspiración necesaria para dar el paso definitivo y lanzarse a la escritura de su primera novela, una carta de amor a todos aquellos visionarios que fueron capaces de hacernos creer que hay algo más ahí fuera.
«En este relato encontrarás una buena dosis de aquello que nos apasiona a todos los que disfrutamos de la ciencia ficción: un héroe que debe enfrentarse a su antítesis para salvar a la humanidad, exponiéndose a los peligros de un entorno futurista hostil y tratando a su vez de encontrar su sitio en una época a la que no pertenece. A lo largo de su camino, nuestro protagonista se cruzará con una serie de personajes que le ayudarán a comprender mejor el reto al que se enfrenta; de su instinto dependerá el confiar o no en ellos, a pesar de que la confrontación final con el enemigo resulte prácticamente inevitable. Multitud de elementos propios del género, como puedan ser la colonización interestelar, la inteligencia artificial o los futuros distópicos, acabarán aderezando esta aventura sci-fi».
«Tuvieron que detenerse en un par de controles de seguridad, todo ello para poder acceder a lo que parecía ser un sector de la estación especialmente protegido por aquellos rebeldes, pero dentro del cual la presencia de personal ya era prácticamente inexistente.
La sorpresa para Leo fue monumental cuando pudo observar a un viejo conocido, acompañado por un par de soldados y caminando con decisión en sentido opuesto al de su marcha.
–¿Madden? –exclamó, deteniéndose, al comprender que se trataba del siriano.
El sargento se dio cuenta de que le llamaban, pero terminó de cruzarse con el prisionero fingiendo no haberle reconocido, continuando su marcha hacia el extremo opuesto del pasillo.
–¡Madden! ¿Qué está pasando? –le gritó al sargento, poco antes de que éste desapareciese doblando la esquina del corredor.
–Debemos continuar –comentó el escolta, ya algo adelantado en el interior del pasillo, instándole con un gesto a retomar la marcha.
–¡Que te jodan! –le respondió Leo, superado por aquella situación.
El soldado se acercó entonces a él, desandando los pasos que le llevaba de ventaja, dispuesto a convencerle por las buenas o por las malas.
–Estamos en una zona de paso –insistió aquel tipo–. No podemos permanecer aquí. Debemos continuar inmediatamente.
–¡Primero dime adónde me estás llevando! –le volvió a gritar, incapaz de asimilar lo que estaba sucediendo.
El soldado decidió entonces pedir refuerzos, aproximándose la muñeca a la boca para establecer algún tipo de comunicación con la guarnición de la base. Justo en el momento en el que empezó a transmitir su mensaje, le dio la espalda a su prisionero de manera inconsciente, oportunidad que aprovechó el terrícola para intentar dejar fuera de juego al individuo; de manera totalmente instintiva, Leo concentró todas sus fuerzas para asestar un contundente codazo en el cráneo de aquel soldado, el cual cayó inmediatamente al suelo de forma fulminante.
Sin comprender muy bien cómo había sido capaz de ejecutar aquel tipo de movimiento, el terrícola se dio cuenta de algo que ni siquiera había comprobado antes de atacar al soldado: no había nadie más circulando por aquel pasillo».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Pascal Klepacki os lo agradeceremos.