Fénix Carmona, perito de seguros, exprofesor de Estudios Funcionales y pionero en la investigación de la computación de prototipos perceptuales, aterriza en Seúl para investigar una serie de muertes relacionadas con las últimas técnicas desarrolladas en la implantación neurológica artificial de la lengua española. En un mundo megacorporizado, hiperglobalizado y convulso, donde las principales lenguas del planeta han sido privatizadas y, tanto el arte, como los placeres sin rédito, han quedado relegados al sibaritismo o condenados a la marginalidad, la capital coreana servirá de espejo deformante en el que el protagonista descubrirá reflejados sus miedos, transdimensionalmente suspensos entre su pasado y su futuro, y envueltos en una red de oscuras conspiraciones políticas, feroces pugnas literarias y altas traiciones de valores. Fénix Carmona, cuyas sucesivas pesquisas lo llevarán hasta Pekín, y más tarde de vuelta a España, se encontrará en la disyuntiva de cumplir maquinalmente con su trabajo, haciendo caso omiso a olvidadas puertas intelectivas que se le irán ofreciendo, o de reconocerse y reconciliarse al fin consigo mismo en nuevos espacios supraontológicos, enfrentándose a su propia realidad y a su destino. Entre conformaciones de hipotéticos escenarios, reconstrucciones de posibilidades, fabricaciones de culpabilidad y objetivaciones de la verdad, llegará el momento de preguntarse si el lenguaje, a pesar de toda injerencia científica y gubernamental, es aún capaz no sólo de representar el mundo, sino de crear, incluso desde sus propias ruinas, el espíritu del hombre y la misma vida.
Joaquín Carmona Rodríguez (Granada, 1979) es doctor en Teoría de la Literatura y del Arte y Literatura Comparada. Ha sido profesor de ELE en universidades de varios países, entre ellos, Corea del Sur y China, donde comenzó a germinar la idea de esta novela. Es autor de los libros Plutón al Cenicero (Premio de Poesía Federico García Lorca Universidad de Granada, 2012), Mooncake (Premio de Poesía Universidad de Sevilla, 2013) y Kaunas, ámbar y níquel (Premio Internacional de Poesía Juan Alcaide, 2017). También, ha recibido otros galardones como el Premio de Relato Breve Francisco Ayala (Granada, 2007), el Premio Málaga Crea de Narrativa (Málaga, 2014) y el Premio Biblioteca Universitaria de Granada de Narrativa Breve (Granada, 2015).
«Cisnes mecatrónicos es una novela de ficción especulativa, una distopía viajera y romántica articulada sobre engranajes propios de los géneros negro y fantástico. Pero, por encima de eso, es una declaración de amor al lenguaje, a la capacidad lingüística que permite al ser humano pensar, sentir y trascender los límites de su cuerpo y de su entorno».
«Todos somos hombres extraordinarios. El peso cultural heredado y la educación que recibimos se encargan de forjar nuestra esencialidad a base de limitaciones, pero todo ser humano contiene en sí al nacer el germen del prodigio, el núcleo y la raíz para la imbibición y el entendimiento de los más inimaginables misterios de la vida y del universo. Algunos individuos aprenden a reconocer sus congénitas potencialidades y otros nunca llegan a creer que las poseen, pero en cada uno de ellos duerme esa simiente.
Decía que los Estudios Funcionales se encargan de demostrar que los conceptos, las ideas, son elementos científicamente descriptibles. Podemos delimitar un repertorio de significados y de representaciones semánticas a partir del cual es posible definir cualquier concepto o idea. A través de la psicología computacional, es factible acceder a cualquier concepto mental, aislarlo en código binario y, posteriormente, reproducirlo en combinaciones morfológicas y sintácticas. Para que todo el mundo lo entienda: cualquier pensamiento posible tiene su lugar predeterminado en el cerebro y, por lo tanto, cualquier palabra en cualquier lengua está inscrita en una representación mental, previamente encuadrada en un lugar concreto del mapa neuronal.
Ya no hay cienciocracia posible, las ideas vuelven a tomar su posición preponderante en el desarrollo histórico de la humanidad, y la ciencia, en manos de quienes sueñan con cambios emancipadores, puede servir ahora para bloquear sistemas electrónicos, inutilizar aviones, escudos de misiles o redes descentralizadas de comunicación interconectadas, pero también para destruir los cerebros de quienes deciden no utilizarlos y prefieren donarlos al capital del poder, sacrificándolos en su honor a cambio de una falsa prosperidad sustentada en la pasividad y en la servidumbre. ¿Alguien realmente se sorprende de que exista gente dispuesta a boicotear a la OML? ¿Alguien en su sano juicio piensa que de entre miles de millones de personas oficialmente silenciadas y obligadas a renunciar a sus lenguas no vaya a surgir algún movimiento conspiratorio, alguna maniobra desestabilizadora de legítima resistencia? Me niego a creerlo, como seguramente se niega usted».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Joaquín Carmona os lo agradeceremos.