Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Rebeca y Roberto, una pareja joven, deja todos los días su hogar para partir hacia su trabajo. Nada parece alterar lo cotidiano. Sin embargo, el drama al que la pareja va a verse sometida no será intranscendente.
Por otra parte, el inspector Lucas Escudero es de los que cree que cuando algo se mueve, al final el asunto termina por ser percibido. Y, a pesar de las dudas que su compañero, Santiago Borja —recién salido de la escuela de policía— le plantea, el veterano investigado concibe que existen suficientes claroscuros como para que la policía escudriñe lo que en un principio se presente más oscuro que claro. Pronto, Escudero llegará a la conclusión de que algo, hasta a larga distancia, huele mal. Y cuando las cosas se complican, hasta el mismo Borja comenzará a dejar de lado sus dudas para identificarse con su veterano compañero, al que comenzará a admirar por su sapiencia.
Antonio Alonso nació en Sevilla. En 1973 llegó a Barcelona, donde ha trabajado 40 años como listero, práctico topógrafo y auxiliar de técnico de obras. A través de las pruebas para mayores de 25 años, ingresó en la Facultad de Ciencias Económicas de Barcelona, donde permaneció dos años, siempre trabajando a la vez que estudiaba. Tras jubilarse, comenzó a escribir a diario, algo que lleva haciendo unos dieciséis años.
Siempre es temprano en Barcelona es su primera novela. Durante años, ha permanecido archivada en su ordenador. Se trata de una novela que discurre en los albores del siglo XXI, coincidiendo con el tiempo en que fue escrita. Su segunda novela fue publicada por la editorial Creación, sita en San Lorenzo del Escorial (Madrid), mediante una aportación por su parte mediante la compra de ejemplares de la novela, titulada El largo camino. Esta está ambientada en el siglo IV a.C. Su tercera novela, escrita en forma de biografía y mayoritariamente en primera persona, la ha llamado Entrevista a Hernán Cortés. Aún permanece guardada y no ha sido publicada.
«Supongo que si hoy en día se sigue leyendo novela negra se hace porque suele ser un buen entretenimiento. Pues bien, al escribir Siempre es temprano en Barcelona he intentado tenerlo en cuenta. Siempre me ha interesado despertar en el que lee deseos de pensar y profundizar en los hechos que va leyendo, todos tomados de la vida cotidiana y que, para bien o para mal, suceden.
El tema central de la novela toca directamente un hecho, muy conocido hoy en día por los medios, que provoca mucho rechazo entre la gente. En mi novela estoy hablando de una violencia que hace imposible que alguien la ignore o se inhiba. Siempre es temprano en Barcelona es una novela donde la violencia es tratada, sin por ello perder la lucidez. La novela penetra, a su vez, en las actuaciones de policías investigadores. El lector se va a encontrar delante de una obra de las comúnmente llamadas policíacas donde la lucidez lo acompañará».
«A la mañana siguiente el teléfono empezó a sonar. Luego, aunque cesó, enseguida volvió a hacerlo con insistencia. Pero Roberto, envuelto en un profundo sueño, no oyó nada, hasta que finalmente dejó de oírse.
Cuando algo antes del mediodía despertó, lo hizo sintiendo un incómodo y desagradable malestar por todo el cuerpo, acompañado de un fuerte dolor de cabeza. Sin venir a cuento, sin saber por qué, la extraña sensación de que no estaba solo en el piso le asaltó. Lleno de desconfianza e irritado se levantó y se puso a andar por la casa. Solo después de recorrer dependencias y recovecos del piso se convenció de que nadie más estaba con él. Pero… ¿qué era lo que le estaba pasando? Tenía la boca seca y pegajosa y se encontraba muy exasperado. Una angustiosa sed le poseía, por lo que se fue hasta la cocina y bebió agua con ansiedad. Hasta que lo acontecido la noche anterior de nuevo le volvió a martirizar...
Las imágenes de Rebeca en la cama con otro hombre le volvieron a obsesionar. Y poco a poco, la misma furia apasionada de la noche anterior se fue apoderando de él. La ira, la fuente concomitante de todas las maldades conocidas, por encima de cualquier otro pensamiento, le poseyó, y volvió a sentirse como una fiera enjaulada. Entonces, sus ojos tropezaron sobre la enmarcada foto situada encima del mueble, y al acercarse y contemplar a Rebeca su resentimiento se hizo aún mayor... Luego, su mirada se detuvo en el sobre grande que la noche anterior había recogido del buzón. Entonces lo tomó de nuevo en sus manos, y, buscando algo escrito, comenzó a darle vueltas por delante y por detrás. No figuraba ningún nombre ni dirección, estaba completamente en blanco. Extrañado, decidió comprobar qué era lo que contenía en su interior. Muy nervioso, rompió un ángulo del sobre, luego introdujo el dedo índice por el hueco hasta rasgarlo y terminar de abrirlo por completo.
Dentro le aguardaba una sorpresa. Su interior contenía una amplia fotografía de Rebeca... acompañada. En la misma, irritándole más, vio a su mujer sentada junto a la barra de una cafetería que él conocía. Se trataba de la del aeropuerto del Prat de Barcelona. Ella, a la altura de su boca, sostenía una taza de café que tomaba. En sí nada extraño había en la instantánea… No, no lo había, a no ser, claro estaba, que, pegado a Rebeca, muy junto, Roberto reconoció al mismo sujeto de pelo rubio con largas patillas y coleta que él había visto con ella en la cama, durante la inesperada sesión de fotos obscenas, en la aciaga noche anterior en el piso de Clotilde.
En la foto, un plano medio muy nítido, el sujeto sonriente miraba a su mujer mientras ella parecía mostrarse relajada y satisfecha. A Roberto la indignación le alteró la respiración. A pesar del impacto que le produjo verlos de nuevo juntos, no por ello dejó de reparar en la indumentaria que ella llevaba. Lucía el mismo vestido y la corta chaquetilla que se había puesto poco antes de despedirse de él para marcharse a Madrid. No cabía la menor duda. La foto había sido tomada el día anterior. Y constatar tal extremo le terminó de decepcionar por completo».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Antonio Alonso os lo agradeceremos.
