Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Un desertor frustrado del ejército napoleónico, Jean Daville, llega a España. Allí conoce a Manuel, que está cerca de solucionar las desgracias que la guerra ha infligido a su familia. A cientos de kilómetros, Victorián se echa al monte envalentonado por su carisma. Siglo y medio antes, en la misma aldea que la del bandido, Vicenta intuye que ha llegado su momento: el carácter colérico de Guillermo, las murmuraciones sobre los sodomitas y un capitán licenciado le dan la oportunidad. El tiempo pasa y las historias se sedimentan hasta encontrar relación, incluso su propia música. Sin embargo, en los archivos apenas queda el eco de lo que supusieron. Cómo explicarlo es una trama real que se inmiscuye entre las demás hasta enhebrar todos los detalles de La maldad de los que mandan y de los que obedecen.
Ivo-Aragón Inigo Fernández (Madrid, 1976). Soy licenciado en Historia y trabajo como editor. La lectura, la escritura y la historia son, así, las vocaciones a las que dedico tanto la vida laboral como el tiempo libre. En los años de la facultad cofundé con mis amigos el fanzine El Lirios y la revista y sello editorial Cuarto Creciente, afición a la que he podido dar continuidad con la publicación de varios libros, la participación en obras colectivas y la escritura de artículos, fundamentalmente de divulgación. El activismo en el Colectivo Sollavientos y Aguilar Natural, en Teruel, la tierra de mis orígenes familiares, es mi otra gran dedicación.
«Las fuentes históricas suelen ser rutinarias, rara vez sorprenden. Sin embargo, el hallazgo fortuito durante una investigación de evidencias directas de dolor, pena, furia, agravio…, de emociones que vivieron las mujeres y los hombres del pasado, impacta a los investigadores tanto como les evoca lo que ocurrió. Son sucesos que marcaron la vida de las personas y sus comunidades siglos atrás. Un puñado de estos testimonios sirven para entretejer una serie de antihazañas que hablan de supervivencia, ambición y statu quo en escenarios tan dispares como Trujillo, Valencia, el puerto de Indias de Sevilla, las aldeas de Teruel o el campo de batalla de Ulm. Del azar del oficio del historiador y la reflexión de la escritura, nace, por tanto, una novela urdida desde el desorden de la lógica cronológica».
«Bandidos acuadrillados, rufianes y malhechores amotinados. El lugarteniente del reino y los justicias de la tierra no saben cómo acabar con ellos. Van a caballo, tienen espadas y son diestros con los pedreñales. Unos son de ahí mismo, de casas que hacen bando sin dejar que se imponga la paz del rey. Otros son ladrones valencianos que han huido de la justicia de su país. También hay soldados licenciados. El camino entre Teruel y las Bailías es una rifa. Aparecen emboscados en las gargantas, en los páramos batidos por la ventisca. Son aguerridos, no tienen piedad y son felices por el miedo que infunden. Es por esta fama que un grupo de hombres los contrata para que asesinen al más importante de los que hay por aquellos lugares.
Sollavientos es un valle alto, transparente, de pastos frescos y brillantes. Entre las alturas de la Silleta y el Recuenco se abre el puerto hacia Valdelinares y el pico Peñarroya, que emerge de entre las sierras como un césar cubierto con un manto de pinares negros. A una vertiente y otra del valle, las masadas custodian el río que baja hasta el camino de Allepuz y Jorcas. En el centro se levanta la ermita de Santa Isabel, con un recio campanario y su arco de escuetas dovelas. La paz es contemplar la val de Sollavientos, pero los bandoleros enfilaron los cascos de los caballos a una de esas masías una mañana de principios de octubre de 1640, al borde mismo del invierno.
Regallo es una voz aragonesa que se refiere a un cauce. En Sollavientos hay varios barrancos y fuentes que avenan al río que bautiza al valle y lo recorre por el centro. En lo más alto de una de las propiedades, al contacto del suelo de arcilla y un cinglo de caliza, nace un regato de agua que le da nombre y que alumbra varios jornales de tierra. Es el Mas del Regallo. La casa aún se levanta sobre un espolón que le sirve de era, con una fachada diáfana y tejado a dos aguas orientada al suroeste, para recoger las últimas luces de la tarde. Pegados a los costados de la vivienda extienden la construcción los anexos pensados para guardar paja, leña y abundantes ganados.
Los medieros del Regallo criaban por entonces cuatro toros de labor, tres novillos, tres mulas, dos jumentos y cuatrocientas cabezas de lanar. Laboreaban sus bancales de secano y los jornales de regano. La propiedad era la joya de su amo, 3.000 libras jaquesas. Sus masoveros llevaban las mejores estrenas los domingos de Ramos, eran los que más lucían en las romerías a Santa Isabel. El dueño les había dado aviso de que llegaría esa mañana de octubre con el rebaño de la casa de su pueblo, en el que vivía. Revisaría los pastos y decidiría cuántos animales bajarían el mayoral y los rabadanes a estremar durante el invierno a Valencia. Los bandoleros lo sabían. Lo matarían y robarían el ganado. Unas mil cabezas entre las dos cabañas.
La familia de medieros del Regallo cambió con el tiempo. Algunos fueron descendientes de los que hubo aquel día. Otros, no. Pero las historias del Mas pasaron generación tras generación en las noches al calor del fuego de la cocina, en las fiestas de los masoveros de Sollavientos al compás de la música y los tragos de vino. Se fueron adornando con anécdotas tan ingenuas como enternecedoras para añadirles emotividad, o con detalles dramáticos para que fueran más escabrosas y emocionantes. De esa manera, un cuento de amor romántico, lleno de tópicos y con varios finales distintos, acabó explicando para quien se arrimara a la val, el misterioso asalto de los bandidos al Mas del Regallo».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Ivo-Aragón Inigo Fernández os lo agradeceremos.