Nos situamos en Mittenwald, Alemania. Un pueblo tranquilo donde lo sobrenatural brilla por su ausencia, o tal vez empiece a existir. Un pequeño lugar donde vivían las familias más reconocidas: los Winkler, los Maxwell y los Hawks.
Después de la Segunda Guerra Mundial, todo cambió al destruirse el pueblo por completo. Se desencadenó una serie de catástrofes sobrehumanas y aunque muchos años después vivían en un mundo normal donde cada día era igual que el anterior, las cosas no son siempre lo que parecen.
Zaira M. Fuentes madrileña de nacimiento, con poco más de tres años se trasladó con su familia a un pequeño pueblo a Guadalajara.
Se considera una chica risueña y creativa, incansable lectora, apasionada por la escritura desde pequeña. Esta es su primera obra en la que ha querido dar rienda suelta a todos sus sueños.
«Jack ardió por dentro lleno de odio, no soportaba ver a su hermana ni en pintura, ahora que la tenía delante solo quería destruirla. El de ojos claros se acercó a la rubia con una rapidez sobrenatural y la cogió del cuello empotrándola contra la pared, tenía unas ganas inmensas de verla sufrir. Ella mantenía su sonrisa frívola y socarrona, aunque le costara hablar.
—¿Crees que... después de tanto... puedes destruirme?
—¡Jack, basta, suéltala!
Claire sabía que el chico no iba a poner de su parte y eso le cabreaba mucho, se acercó a ellos y puso las manos en su brazo intentando apartarle, Jack seguía ejerciendo presión sobre el cuello de la chica y no le quedó más remedio que actuar. Las manos de Claire se oscurecieron y el brazo del chico empezó a coger un color negro haciéndole cada vez más débil, Jack apartó los brazos con un grito.
—¡Claire, estás loca, nunca has usado tu poder conmigo!
—Te dije que te apartaras.
Jack sujetó su brazo herido con la otra mano y le lanzó una mirada decepcionado, pasó su vista a la rubia con los ojos llenos de rabia.
—Por tu culpa, me fui de la familia.
Jack se giró y salió de aquella casa, no sin antes dejar un portazo de por medio».
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