Rosa es la menor de seis hermanos, le gusta leer y se le dan muy bien las artes marciales que su madre le obliga a practicar desde que a los cuatro años un chico de la escuela la intimidara. El día en que cumple 14 años, descubre que el destino de su pueblo está ligado a un lugar llamado Pozonegro y que su familia tendrá un papel relevante en la resolución del conflicto. A partir de ese momento, empieza una huida durante la cual Rosa será apoyada y traicionada por diversas personas de su entorno y que le llevará a descubrir un lugar en el que sus habilidades serán imprescindibles para la supervivencia.
Dei Gaztelurrutia nació en Getxo el 2 de enero de 1984. Lectora empedernida, produjo sus primeros textos a los 13 años y desde entonces no ha parado de escribir. En el año 2012 quedó finalista en el IX Concurso de Relato Breve del Museo Arqueológico de Córdoba con Prehistoria. Esporádicamente, colabora con la compañía de Teatro Oihulari Klown en la traducción de cuentos infantiles al euskera. Su trabajo como maestra de Primaria le mantiene en contacto con los niños y niñas a los que está dirigida la mayor parte de su producción actual.
«Una aventura que te llevará a visitar distintas épocas y lugares. Una historia en la que el más fuerte no siempre es el que se lleva la victoria. Confiar en la familia y las amistades puede ser más arriesgado de lo que crees cuando tu vida está en juego. ¿Estás hasta las narices de las mandonas y los abusones? No dejes que los mediocres decidan por ti. Acompaña a Rosa a descubrir qué es lo que todos temen de Pozonegro. Arriésgate. Atraviesa la niebla. Salta. ».
«Rosa caminaba titubeante hacia su casa. No entendía nada. La abuela de Sara tenía fama de seria y solitaria pero siempre que iban a merendar a su casa les trataba amablemente y les hacía tarta de queso. Levantó la vista hacia aquel cielo rojo tan peculiar y se preguntó por qué aquello estaba provocando que todos se comportaran de un modo tan extraño. Quiso volver a buscar a Roberto y pedirle que le acompañara hasta casa, pero se sintió estúpida. ¿Qué se creía que podía pasarle? Aquél era su pueblo, un lugar seguro en el que nunca pasaba nada.
Continuó andando hacia su casa, pero en cada sombra le parecía ver una amenaza.
Intentó recordar todo lo que había aprendido en las clases de artes marciales. Cinco minutos después llegó a su casa. Le sorprendió ver que todas las luces estaban encendidas. Sólo eran las cinco de la tarde, pero parecía que ya estuviera anocheciendo
Recorrió los últimos metros intentando sacar las llaves del bolsillo. Cuando lo consiguió se dio cuenta de que alguien estaba discutiendo. Estaba segura de que las voces salían del salón. Volvió a guardar el llavero y se agachó junto a la ventana del recibidor. Con las manos apoyadas en el suelo, avanzó hasta situarse justo debajo de uno de los ventanales de la sala y miró dentro. Allí estaban su madre y su abuelo, gritando. Con miedo de que le vieran, volvió a agacharse y escuchó a su madre:
¡No puedes hacernos esto! ¡Me prometiste que nos ayudarías!
—Sé lo que dije, y creo que hasta ahora he hecho todo lo posible por evitar que tuvierais que pasar por esto. Pero ya has visto el cielo, sabes lo que eso significa tan bien como yo.
—¿Y qué se supone que tengo que hacer ahora?
—No tenemos elección. Conocéis la leyenda y sabéis cómo funciona. No podéis evitar su destino».