Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
El Musu tren es una historia que narra el viaje hacia el misterioso psique. Un grupo de pasajeros se embarcarán en una travesía que los conducirá a los recuerdos de la juventud perdida, a los miedos más idiosincráticos del ser humano y a las fantasías que anhelan en silencio. En esta aventura que oscila entre la vigilia y la dimensión onírica, los pasajeros deberán enfrentarse a todas aquellas emociones que tratan de ignorar en la rutina de los días corrientes y a una contundente disección de su salud mental. ¿Lograrán llegar hasta el final del trayecto? ¿Conseguirán reconciliarse con el yo interior?
Paula Brunot Garau nació en 1996 en Palma de Mallorca. Una vez terminado el grado en Bioquímica en la Universidad de las Islas Baleares (UIB), se trasladó a Valencia para completar su formación con un máster universitario en Biotecnología molecular y celular de plantas en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), donde actualmente se encuentra realizando una tesis doctoral en Biotecnología vegetal. En cuanto a su carrera literaria, El Musu tren se presenta como su primera novela, resultado de la fuerte influencia que sus lecturas, pero también el séptimo arte, han ejercido sobre su estilo íntimo e introspectivo. En 2015, fue finalista en el certamen «Cryptshow presenta DISTOPÍA» con su relato La enfermedad del corazón, el cual está incluido en la antología de relatos distópicos publicada por dicho certamen.
«El Musu tren es una obra íntima y reflexiva que narra un viaje hacia lo interior en busca de la belleza y la sensibilidad. Una oportunidad para detener, aunque sea por un breve instante, el frenético ritmo al que nos empuja una sociedad cada vez más materialista, individualista y gélida y poder así reencontrarnos con todas las emociones negadas a lo largo de los días rutinarios».
«Un día, fatídico como tantos otros se citan en los libros de historia, se engendró lo que se creía iba a ser un obsequio al mundo, más fue su perdición… Se creó un supuesto antídoto contra una creciente y feroz infelicidad que avanzaba y dominaba las almas humanas. Alcanzamos un mundo “feliz”. ¿Cómo se les ocurrió tal locura? El pesar de la vida fue en verdad su creador, y un pobre humano tan solo su mediador. Aurora tras aurora era espectador de la tragedia: lánguidos en las calles, en las aulas, las oficinas y los bares. A veces risas ensordecedoras, pero al final siempre abatimiento. Lánguidos en todas partes. Y el más desfallecido de todos en su espejo. Así que un día se decidió a regalar el jolgorio a este lugar atestado de lamentos. Creó un remedio que asegurara la felicidad de la sociedad: el éxodo de los infelices.
Curiosa fue la vida después de su ofrenda: jarana en todas partes. Dejó de existir la gravedad. Al menor accidente que borrara la sonrisa e hiciera languidecer el rostro, uno siempre terminaba en el mismo lugar, donde se perseguía la curación de la congoja. Era este lugar el Musu tren, noble causa convertida en terrible arma letal. Fue así como en nuestra sociedad desaparecieron todos los rituales en los que las lágrimas desoladoras fueran las grandes protagonistas. Lo funerales, por ejemplo, dejaron de practicarse y tan solo los historiadores, estudiosos del pasado, conocían su significado. Y así, palabras que no hacía tanto habían formado parte de nuestro lenguaje común, de pronto eran exclusivamente pronunciadas por los eruditos. La enfermedad y la muerte se convirtieron en mitos, pues cuando uno era alcanzado por un mal de esta clase, solía desaparecer junto al humo que cubría los vagones del Musu tren. Así fue como en nuestra sociedad tan solo quedaron los libres de congoja, ya fuera por su virtud de exitosos, o bien, de despreocupados. Pero entonces, para quienes no deseáramos sanar u ocultar nuestros males, ¿qué fue de la libertad? La libertad de sufrir voló por los aires en una terrible explosión de risas ensordecedoras. Entonces, nos descubrimos en un mundo habitado por personajes de rostros alborozados. Sin embargo, muchos de nosotros vivíamos dominados por el miedo a caer en las tinieblas mientras nos esforzábamos por mantener, igual que bravos funambulistas, un equilibrio tan peligroso y frágil».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Paula Brunot Garau os lo agradeceremos.